RONIN EIGA: DABANGG 2 (2012)

El éxito de "Dabangg" ha propiciado una secuela muy esperada por los seguidores de Salman Khan y del cine de Bollywood. Sobre todo porque a pesar de ser por derecho propio una de las mayores estrellas indias, sus películas entre las dos entregas de las aventuras del policía Chulbul Pandey no han tenido el éxito esperado, exceptuando "Ek Tha Tiger". Su seriedad desaparece en esta secuela que no sólo conforma una historia con ciertos paralelismos respecto a la primera, dando un pequeño giro a la historia y traslandando a Pandey a una ciudad más grande que su pueblo natal. El humor y la acción, repleta de cables, ralentizaciones y espectacularidad, conforman un auténtico espectáculo propio de la india, intercalando canciones y coreografías de baile no demasiado extensas pero sí muy festivas, como el propio tono del film, a pesar de cierto dramatismo respecto a los villanos, de nuevo políticos corruptos. Mantiene e incluso explota ciertos momentos de la primera parte, desde el baile de los créditos (la canción no me convenció, no como en la primera entrega, con ese pegadizo tema) donde repite el movimiento del cinturón, pero sin manos. Esto nos da una pista de por dónde van a ir los tiros. Eso, y la primera secuencia donde Pandey hace su aparición en un viejo garaje donde dará una paliza a los delincuentes de turno. Si, exactamente como en la primera parte, aunque no de forma idéntica, ya que lo que se ha buscado, y encontrado, es realizar una secuela en la línea de la anterior, pero dando un paso más allá para que cada secuencia de acción sea aún más espectacular que la anterior. El personaje de Khan, Pandey, sigue siendo un personaje chulo, algo narcisista, con toques machistas, pero encantador, un Robin Hood caricaturesco y acercándolo a personajes luchadores con una resistencia y fuerza fuera de lo común. Este aspecto, a media camino entre el cómic y los luchadores de películas de Kung Fu cercanos al género jianghu, ese Kung Fu fantástico con héroes míticos capaces incluso de volar. Sin llegar a esa exageración, mantiene el tono paródico de los policías indios y es quizás ese elemento el que hace que mantenga los pies sobre la tierra para darnos un espectáculo de entretenimiento de calidad, donde los números musicales no cansan y donde tras la risa viene el asombro por las muy bien planificadas secuencias de acción. También hay que decir que no estamos ante una obra maestra del cine, y que todo esto que he dicho de la película, no vaya a crear expectativas demasiado altas para quien no la haya visto. Salman Khan no es un experto en artes marciales, por lo que su técnica no es perfecta, pero el humor y la atmósfera que tiene la película consigue que se lo perdonemos, y consigue dar el tipo. ¿Qué más quieres? Yo, una tercera parte a la altura de estas dos.

NOTA: 8

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