
Tras sus tímidos inicios en el
cine,
Gina Carano ha logrado comenzar a protagonizar películas, y tras “Indomable”,
su nueva apuesta como estrella de la función es “In the Blood”, un thriller de
acción dirigido por el actor y director John Stockwell (“Turistas”, “Marea
letal”) El argumento es bastante sencillo. Durante la luna de miel, el marido
de Ava (Carano), Derek (Cam Gigandet) sufre un accidente al caerse de una
tirolina y desaparece durante su traslado al hospital. Ava, entrenada desde
niña por su padre, un auténtico loco de la supervivencia, pedirá ayuda a la
policía, pero ni todo el dinero de la familia de Derek ayuda a encontrarle. Por
ello, Ava decidirá encontrarle por sí misma y poniendo en uso todo lo que su
padre le ha enseñado. Una historia mil veces vista pero con el añadido de tener
a Gina Carano, una auténtica luchadora de MMA y Muay Thai, como protagonista.
Curiosamente, aunque la podemos ver en acción en muchas ocasiones, exceptuando
un par de secuencias, no podríamos considerar esta película un film de artes
marciales. Ni el trasfondo ni en la propia acción, las artes marciales tienen
su hueco más allá de mostrar la dureza con la que lucha el personaje de Carano,
Ava, una mujer sin pasado, exceptuando el durísimo entrenamiento al que la sometió
su padre, Stephen Lang. Técnicas reales, lejos de florituras, exceptuando
alguna que otra técnica de grappling de las que Carano es experta. La dirección
de Stockwell no es lo suficientemente clara o estable para poder apreciar mejor
aún la ejecución de las coreografías de lucha, pero tanto el montaje como los
propios movimientos de cámara si consiguen que podamos seguir de forma
coherente las peleas. De nuevo tenemos la manía de la cámara al hombro, sin
dejar de moverse, pero dentro de los límites que marca el propio subgénero al
que se ciñe la película, la acción. Por que por mucho drama que le quieran
meter al film, es una película de acción con tintes ochenteros, un nuevo
regreso al espíritu Cannon y de serie B que tan buenos momentos nos ha dado al
aficionado. Pero todo ello mezclado con cierto estilo visual sucio, apoyado en
una fotografía arenosa que a su vez se apoya en los movimientos de cámara y el
montaje para buscar cierto sentido de realidad dentro, una vez más, del género
de acción, es decir, que no olvida que todo lo que pasa realmente nos va
dirigiendo a las secuencias de acción con Carano en plena forma, convincente en
su interpretación (no es que estemos delante de un personaje complejo lleno de
capas, más bien hay dos capas, la Ava luchadora, y la enamorada nueva esposa) y
apoyada en un reparto como los mencionados Gigandet y Lang, Danny Trejo,
inmenso en su corta pero importante colaboración, básicamente dos secuencias,
al principio y al final, o los veteranos Luis Guzmán y Treat Williams, en
personajes secundarios, de cierta importancia pero que aportan cierto empaque
al film. De forma anecdótica, no quiero dejar de comentar que se rodó en Puerto
Rico y durante buena parte del metraje se puede escuchar hablar en español a
los numerosos actores puertorriqueños del film.
Por decir algo negativo, no es la
película que al menos me esperaba de Gina Carano. Más artes marciales, más patadas,
algo más estilizado, lo cual no es realmente negativo, ya que la película
promete acción y la tiene, pero quizás le hubiese sentado aún mejor ver más
MMA. El guión comienza siendo bastante normalito para tener un desenlace poco
convincente, quizás algo enrevesado y no consigue engancharnos. No obstante, se
agradece poder disfrutar de una película como esta para saciar algo el hambre
de cine de artes marciales mientras van llegando otras películas del género más
prometedoras aún, incluyendo los próximos proyectos de Carano, que esperamos
con muchas ganas.
NOTA: 6’75
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