Tercera entrega de “Ip Man”, con
Wilson Yip de nuevo como director además de Donnie Yen repitiendo como el Gran
Maestro de Wing Chun Yip Man, y Yuen Woo Ping como coreógrafo de acción junto
al propio Donnie. Sólo con estos nombres tenemos asegurado el entretenimiento
de calidad. Pero es una tercera entrega, con lo que conlleva. La expectación de
esta tercera entrega de los biopics del Sifu, sobre todo al anunciarse la
presencia de un joven Bruce Lee y la del boxeador Mike Tyson, era enorme. Las
dos anteriores entregas son de lo mejor que ha dado el cine marcial, incluyendo
el dramatismo en los guiones, dando una profundidad que no se suele ver en el
cine de género. Por desgracia, a este nivel está por debajo de las dos
anteriores entregas. La historia tiene sus momentos dramáticos, algo metidos
por calzador, como por obligación para dar mayor calidad a la historia, que
repite el esquema de la segunda entrega con el impass del combate contra Tyson. El guion nos trae a un Ip Man más
maduro, que sigue enseñando Wing Chun en Hong Kong y enfrentándose a diversos
problemas de índole social. Ip Man y sus alumnos defienden un colegio de los
mafiosos, una mera excusa para desplegar unas buenas secuencias marciales entre
la trama de acción y la dramática y familiar del propio Ip Man. Donnie, como
siempre, se mete en la piel del maestro con comodidad, uniendo un personaje dramáticamente
contenido, que le sienta muy bien a Donnie, con su poderío marcial. Junto a él
hay que destacar a Max Zhang, que tras “El Despertar de los Dragones”, o “SPL 2”,
está llamando poderosamente la atención. Su papel de Sum Nung es el único
agradecido tras el del protagonista, con mención especial para Lynn Hung como
la esposa de Ip Man. Volviendo al guion, no han intentado mostrar una etapa
concreta de su vida, si no explotar el mundo que se vio en la secuela de las
escuelas de artes marciales hongkonesas, además de una nueva aventura de Man y
sus alumnos con cierto tufillo repetitivo a pesar de los intentos de dramatizar
a los personajes más de lo necesario. Pero no voy a quejarme más, el gran guion
de la primera entrega equilibraba todo, mientras que la segunda parte estaba
más dirigida al terreno marcial. Era obvio que una tercera entrega podría
resultar complicada de afrontar y no me esperaba algo a la altura de la primera
parte, por lo que a pesar de lo dicho hasta ahora, no me ha sorprendido ver
este esquema repetitivo que nos trae batallas entre Ip Man y sus alumnos contra
los villanos de turno. Y llego al tema coreográfico. Estas batallas a pesar de
contar con el Maestro Yuen Woo Ping, no lucen como en la segunda entrega.
Técnicamente son buenas, no se puede esperar menos, pero no resultan espectaculares,
quizás debido a los empalmes de rodajes de Woo Ping y a cierto agotamiento, a
pesar de apoyarse en el propio Donnie Yen para dirigir la acción. Las que si
son espectaculares son las peleas entre Tyson y Yen o las apariciones de Max
Zhang, explosivas. El tema de Tyson hace que vuelva al tema del guion. Su
incorporación no es nada importante para la trama a pesar de lo que pueda
parecer, y es una excusa para ver un genial combate entre los dos luchadores, con
un trabajo tanto de coreografía, de sincronización y técnica por parte de todos
los implicados realmente espectacular. A pesar de ser una secuencia algo
forzada, nos deja deleitarnos con una estupenda escena de acción casi épica.
Por otro lado tenemos a Max Zhang, que poco a poco va haciéndose un hueco tras
participar en películas como “Wushu”, “The Grandmaster”, “Rise of the Legend” o
“El Despertar de los Dragones” con una destreza que enriquece la película, al
margen de su presencia en pantalla.
No puedo dejar fuera la presencia
de Bruce Lee, tan anunciada en su momento. Danny Chan vuelve a ser el Pequeño
Dragón en dos secuencias absurdas, sobre todo la primera, que son un mero
pretexto para recordar los escasos años que Bruce entrenó con Ip Man. Si unimos
a Lee con Donnie Yen en la misma película, al margen de las conexiones entre
ambos gracias a películas de Donnie donde recoge el testigo de Bruce como “Legend
of the Fist: The Return of Chen Zhen”, secuela de “Furia Oriental” de 2010 o la
serie basada en el mismo film, “Fist of Fury” de 1995, la estrella en auge, Max
Zheng o a Tyson, además del hecho de ser la tercera parte de una saga aplaudida
por la crítica y el público, es obvio que podemos esperar más de lo que
realmente es. El cine marcial no pasa por su mejor momento, ni si quiera en
Hong Kong, donde el éxito de este tipo de cine es mucho menor de lo esperado.
Donnie es de los pocos actores que suele conseguir un éxito de taquilla, y hay
que aplaudirlo. Pero el nivel real de este film es algo justito, aprueba por
los pelos gracias a algunas secuencias geniales pero que en conjunto, hace que
se le note el cansancio a la saga. Para el actual nivel del cine de artes
marciales, es un buen producto, pero el nivel general está algo bajo, por lo
que agradecemos estos estrenos a la espera de alguna película que vuelva a
darle un impulso al género.
NOTA: 6’5
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