Entre secuela y spin-off, Beyond Skyline no trae de vuelta la invasión extraterrestre que
comenzó en 2010 pero con nuevos actores más habituados al cine de acción en una
co-producción entre Estados Unidos, Reino Unido, China, Indonesia, Canadá y
Singapur. Esta mezcla nos trae un reparto ecléctico donde sobresalen dos
nombres, Frank Grillo e Iko Uwais. También se ha cambiado de
director, pasando de los Hermanos Strause a Liam O’Donnell, que fue el productor de la primera entrega y que aquí
ejerce además de guionista. Esta extraña mezcla junto a un rodaje a caballo
entre Los Ángeles, Toronto y distintas localizaciones de Indonesia nos traen
una película sumamente entretenida, con buenas dosis de acción y
ciencia-ficción sin olvidar unas buenas dosis de artes marciales. Una película
largamente pospuesta que ya ha sido estrenada por medio globo, pero se resiste
a aparecer en España, ya sea en cines, en formatos domésticos o en cualquier
canal de televisión, ya sea de pago o de streaming.
Y es una pena, ya que como he
dicho, es sumamente entretenida. Los habituales efectos especiales de calidad
actuales junto a un guion más marciano que los invasores alienígenas pero que
no obstante da lo que promete. Frank Grillo sigue así su incansable carrera
participando en películas de todo tipo, ya sean blockbusters norteamericanos como Capitán América: El Soldado de Invierno (2014), series de
televisión como Kingdom (2014-2017),
films para Netflix como Wheelman
(2017) o chinas como Wolf Warrior II
(2017), desplegando el carisma habitual en él y haciéndose con la película, a
pesar de tener al protagonista de Redada
Asesina, Iko Uwais, como compañero. En el caso de Grillo, su personaje es
arquetípico, un policía cuya motivación es la supervivencia de su hijo, la
única familia que le queda, pero que en manos del actor se convierte en un
héroe de acción solvente y empático. Por su parte, Uwais tiene un personaje con
más matices y más interesante, pero menos desarrollado, que te deja con ganas
de más. Claro está que hablamos de una película de ciencia-ficción y acción,
por lo que los personajes sean más o menos profundos es algo irrelevante
siempre que funcionen dentro de la historia, y en este caso lo hacen sin
problemas a pesar de ser testigos de cosas extrañas como lo que ocurre durante
el film. La normalidad aparente con la que se enfrentan a todo puede resultar
chocante, pero la película busca precisamente eso, un enfrentamiento entre los
“buenos” y “malos” sin más pretensiones, por lo que lo mejor es verla para
disfrutarla sin buscar lógica ni nada más. Es cine de evasión y logra su
cometido sin problemas.
La acción correo por cuenta de Iko
y de su amigo en The Raid, Yayan Ruhian, que también tiene un
papel en el film, pero menor, y eso que aparece acreditado antes de Iko. Las
escenas balísticas están bien pero se disfrutan bastante más las peleas, sobre
todo la que tienen Grillo y Uwais y la parte final, donde los indonesios
despliegan su arsenal técnico. De esta forma las peleas ofrecen aire fresco a
este tipo de películas donde las artes marciales son meras herramientas que
complementan al resto de escenas de acción. No son la panacea de las escenas de
lucha, pero son buenos ejemplos de lo que Uwais, Ruhian y su equipo de
especialistas pueden ofrecer. En general es muy serie B, pero de esa serie B
que gusta, que entretiene, por muchas locuras que pueda ofrecer.
Resumiendo, una película muy
recomendada para pasar una hora y tres cuartos que amplían lo visto en la
primera entrega, y quizás lo más reprochable es ver cómo cierran la primera
parte, quitándole protagonismo en favor de esta secuela que perfectamente
podría tener continuación y que no me importaría ver siempre que Grillo al
menos se mantenga como protagonista. El tramo final es espectacular y no
entiendo por qué no llega a España en cualquier formato.
NOTA: 6’75
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