Después de tres semanas viajando
a Japón y China, esta semana nos quedamos en casa, en España, con la película Backseat Fighter, toda una rareza que
ha pasado mucho más que desapercibida. La unión de talentos españoles,
venezolanos y mexicanos para una película policíaca con sus dosis de drama y,
aunque parezca mentira, artes marciales. Ya sabemos que el cine marcial en
España es difícil de encontrar y mucho más de producir por el escaso interés de
los que tienen el dinero. Pero hay formas de conseguirlo y en esta ocasión no
sólo se ha podido rodar, si no que se ha emitido en televisión. Cuando vi el
título y leí el argumento, no dudé en grabarla, y la sorpresa fue cuando
descubrí que era española. No las tenía todas conmigo ya que sabemos que
ciertos géneros suelen ser maltratados en nuestro país, pero si aparece en el
blog, por algo será, ¿no?
Un ex –policía encubierto malvive
en peleas clandestinas cuando su pasado volverá a él. Sencilla trama que
esconde un thriller policíaco con sus dosis de drama aderezado con algunos
combates de artes marciales, ésta es la mezcla del director y guionista Mario Pagano (Todo es posible en el
bajo), de origen venezolano y que, tras numerosos cortometrajes, la serie de
televisión madrileña que nombro junto a su nombre, alguna más y un largometraje
para televisión, que estrenó en cines españoles en noviembre de 2016 tras pasar
por algunos festivales estadounidenses y latinoamericanos. Iván Sánchez (Hispania, la leyenda), televisivo actor, repite con Pagano
tras Way Out, interpretando al
protagonista, acompañado de la colombiana Martina
García (Narcos) y la presencia de Elia
Galera (Hospital Central) o Emilio
Buale (Salvajes) entre otras caras menos conocidas. La historia está bien
construida, de ritmo pausado y con ese tono dramático cercano al cine de autor,
pero sin llegar a eso. No es puramente de acción, pero las secuencias de lucha
son de gran calidad. Esto se debe a las coreografías del mexicano Fidel Zerda (Run Coyote Run), experto
en artes marciales con una amplia trayectoria en su país natal. Peleas rápidas,
nada pretenciosas y bien ejecutadas, con un Iván Sánchez plenamente en forma
tras los seis meses entrenando para el papel. Es una pena que no haya más
secuencias así, pero también hay que agradecer el poder verlas, tan bien
resueltas. La dirección de Pagano nos permite disfrutar de ellas, sobre todo la
que tiene lugar en el parque, y a pesar de ese ritmo pausado que mencionaba, no
aburre para nada. Por otro lado hay algunos momentos algo pobres en decoración
y secundarios, demostrando un presupuesto más que ajustado, pero se perdona.
Hay alguna secuencia algo de
relleno, con las habituales escenas de sexo, pero está relativamente
justificado ya que el personaje de Martina, Sandy, es prostituta. Y tras
mencionar esto, no puedo evitar ver ciertos tópicos que quizás sean los que han
evitado que este film tenga mayor éxito. Está claro que su director ha echado
mano de estos tópicos para demostrar que se puede hacer este tipo de cine en
otros países que no sean Estados Unidos o en Asia. Acción, drama y artes
marciales, tres géneros que solemos ver en películas de la misma o inferior
calidad y que cuando son españoles (o latinos) los que las hacen, se les
critica absurdamente. Quizás por eso Pagano ha optado por poner nombres
norteamericanos a los personajes y hacer que transcurra en dicho país, pero a
pesar de esto seguimos teniendo a actores nacionales en una película así, y
resultan totalmente creíbles. Una película muy recomendable, a reivindicar, no
porque su calidad sea excelente (mala no es) si no por la valentía de todo el
equipo de poder terminarla y estrenarla. Por todo esto, no puedo evitar
recomendarla, deseando que sea una de muchas, que los productores más ciegos
vean que en España y en cualquier país latino, hay talento suficiente para
rodar cine de acción, con sus explosiones, sus peleas y tiroteos.
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