Sin duda uno de
los expertos en adaptar mangas o animes es Shinsuke Sato. Desde que debutó como director con la maravillosa The Princes Blade (2001), con Donnie
Yen como coreógrafo y con Kenji Tanigaki
en el equipo, no ha parado de entrar y salir del mundo del live-action, acumulando títulos como las
tres entregas de Gantz, I’m a Hero (2015), Death Note: El Nuevo Mundo (2016) o Inuyashiki (2018), ésta última recibiendo excelentes críticas, que
se juntan las que tiene la última película que el incansable director, que ha
acelerado el ritmo de producción estos últimos años, Bleach, basada en el manga
de Tite Kubo. Como en otras
ocasiones, no he leído el cómic ni visto el anime, por lo que no podré comparar
demasiado la adaptación, centrándome en de si funciona como película o no, y la
verdad, funciona perfectamente. Fantasía, artes marciales, humor y toques
románticos y dramáticos, pero todo ello sin llegar a aburrir, dejando el drama
como algo secundario para dar profundidad a los personajes.
Ichigo puede
ver fantasmas, pero además existen los hollows,
entidades malvadas contra los que deberá luchar, pero convirtiéndose en Shinigami, Dios de la Muerte, por mucho
que al principio se niegue. Una historia de orígenes que arranca de forma
potente y no baja demasiado la velocidad, manteniendo un ritmo fluido y que
alterna las secuencias de acción con los momentos más calmados, pero sin
entorpecerse una cosa con la otra. El guion, de Daisuke Habara (Hula Girls) nos trae la acción de golpe, tomándose
más tiempo en ir construyendo los momentos que, como dije en la entradilla, dan
profundidad a los personajes, incluso mostrando subtramas intrascendentes para
el desarrollo de la película con el único propósito de aumentar el universo de
la película, con el padre, por ejemplo, el único pero que le puedo poner.
Cargante, Yosûke Eguchi (Kenshin),
hace todo los contrario que en la trilogía del guerrero samurái, con ese
mensaje moralista que agota nada más salir de su boca. Pero bueno, al menos nos
presentan la vida diaria de Ichigo, Sôta
Fukushi (La Espada del Inmortal), famoso en televisión por encarnar uno de
los Kamen Riders. Su interpretación
es totalmente convincente, aunque su carisma tampoco brilla demasiado,
resultanto insulso en algunos momentos. Hana
Sugisaki (La Espada del Inmortal) regrasa a los live-actions, empalmando éxitos, y aunque tampoco tengo queja, se
repite lo de Fukushi, y es que en el aspecto dramático sólo brilla Miyavi, el guitarrista samurái, que se
encarga de interpretar al villano, con una presencia que supera a la des resto
del reparto. No me malinterpretes, todos están muy bien en sus respectivos
papeles, pero parece un poco reparto de clase B, funcional, eso sí. Sobre todo
en las escenas de acción, tanto Sugisaki, en las escasas escenas de este tipo,
como Fukushi o Taichi Saotome
(Memoirs of a Murderer), además de Miyavi, que aunque tiene pocas y lo opuesto
a espectacular, encaja perfectamente con el momento de la película.
Las
coreografías se centran en las espadas, incluyendo el uso de cables para
determinados momentos fantásticos, muy bien ejecutados y demostrando un
estupendo trabajo a la hora de plasmar la acción al estilo manga, recordando incluso a las peleas de Kenshin, sin conseguir
superarlas pero manteniendo un buen nivel a pesar de la utilización de CGI en
determinados momentos, notándose demasiado, pero aún así, es visualmente
espectacular, y debido incluso a ese acercamiento visual al estilo de la serie
de animación, al mundo del cómic, perdonamos algunos errores de este estilo ya
que promete entretenimiento y acción, y la ofrece de sobra. También ayuda su
duración, que sin llegar a las dos horas, mantiene el ritmo y no se hace pesada
cuando se pone seria. Y los hollows
están muy bien animados, que se me olvidaba mencionarlo. La mezcla de los
efectos digitales con lo que los actores ruedan está muy conseguido en
determinados momentos, a pesar de lo dicho unas líneas más arriba, sobre todo
en las peleas donde salen coches volando y demás. La atmósfera algo oscura la
aleja de producciones como la primera, y mencionada ya demasiadas veces en esta
crítica, de Kenshin, siendo otro punto de separación para evitar comparaciones,
aunque tampoco es que haya servido de mucho. Estaba claro que adaptar un anime de estas características obligaría
a muchos a esta comparación, pero Bleach
se merece hablar sin compararla, e incorporándose a la lista de live-actions buenos que últimamente
estamos teniendo.
NOTA: 7´5
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