Hoy ha fallecido Ringo Lam, que junto a John Woo y Tsui
Hark, es uno de los directores más reconocidos de la Nueva Ola del cine
hongkonés que surgió a finales de los setenta y principios de los ochenta. Su
cine se ha caracterizado por ser sumamente realista, alejado del estilizado
estilo de Woo y de los efectos especiales tan habituales en la carrera de Hark.
Un cine policíaco y de acción urbano, sucio y con ese toque realista al que él
mismo denominaba docudrama, acentuado
por esos rodajes sin permisos por las calles de Hong Kong. Dio el salto a
Hollywood con Van Damme, como sus dos compatriotas mencionados, espaciando sus
películas a finales de los noventa para no ser demasiado pródigo en el nuevo
milenio, con dos películas, en 2003 y 2007, desapareciendo de la industria
hasta su reciente regreso en 2015 y 2016, pero sin el mismo brío. A pesar de ello,
es parte de la Historia del Cine y en este pequeño e improvisado artículo vamos
a rendirle tributo como se merece.
Nació el 8 de diciembre de 1955
en Hong Kong con el nombre de Lin Dong,
comenzando en el mundo audiovisual en 1973 en el TVP Actors Training Program, la sección televisiva de la Shaw Brothers, donde coincidió con Chow Yun Fat, de quien se hizo muy
amigo y, como se cuenta en la estupenda web española Asiateca, salía de fiesta con él y les ocurrió una anécdota, por
llamarla así, donde casi les obligan a beberse su propia orina, algo que otro
amigo de Chow Yun Fat, John Woo, al conocer, usó para el clásico A Better Tomorrow (1987) Un año después
de comenzar este entrenamiento de actores y de alguna pequeña participación en
estas labores, decidió enfocarse en la dirección, viajando a Canadá para
estudiar en la York University Film
School, ahora conocida como Cinema
& Media Arts, volviendo a Hong Kong en 1981. Su primera película como
director fue Esprit D’Amour, un film
de Po-Chih Leong que abandonó sin
terminar, siendo una oportunidad para que Lam metiese la cabeza. Fue cambiando
de géneros, del terror a la comedia, con una participación en la saga Aces go Places, conocida en España como
Mad Mission, concretamente en la
cuarta entrega que se tituló en nuestro país Nunca se muere dos veces (1986), con los siempre geniales Samuel Hui y Karl Maka.

Pero no fue hasta 1987 donde dio la campanada con City on Fire, con Chow Yun Fat y Danny Lee
como protagonistas. Un thriller
policíaco (plagiado por Quentin Tarantino en 1992 con Reservoir Dogs) que seguía la estela de esta Nueva Ola hongkonesa y
el film de John Woo A Better Tomorrow,
estrenada un año antes pero muy diferente a la misma. Ese mismo 1987 aparecía Prison on Fire, de nuevo con Chow Yun
Fat, a la que siguió School on Fire
(1988), una trilogía que mostraba la cara más sórdida de Hong Kong, ya fuese
con policía, presidiarios o colegialas involucrada con las Tríadas. Su cine
áspero y algo turbio ofrecía una cara muy diferente del thriller de acción, con Woo y sus tiroteos interminables, con un
sello muy personal que le convirtieron en uno de los grandes directores del
género y del cine de la ex–colonia británica. En 1989 volvía a coincidir con
Chow Yun Fat en Wild Search, otro
film policíaco menos recordado de Lam, y un año después intentó tener cierto
éxito internacional con Hong Kong War,
algo fallida, por lo que volvió a terrenos más conocidos con Prison on Fire II, de nuevo con el icónico
Chow Yun Fat, el actor por excelencia que representa al cine de Hong Kong de la
época.
1992 es sin lugar a dudas uno de
los mejores años de Lam, co-dirigiendo con Tsui
Hark a Jackie Chan por partida
doble en Twin Dragons. Esta película
se rodó en beneficio del Hong Kong
Directors Guild, el gremio de directores, y Lam se encargó de rodar prácticamente
todas las escenas de acción, dejando a Hark el resto del film. Una película
llena de cameos de la industria, tremendamente divertida y con muy buenas
escenas de acción. Pero no fue esta película la que hace que marquemos en el calendario
de su filmografía este año. Es Full
Contact, una tremenda obra maestra, de nuevo con Chow Yun Fat junto a Simon Yam y Anthony Wong. El resto de los noventa, Lam mantuvo el tipo, con
títulos recomendables como The
Adventurers (1995) o Full Alert
(1997), rodando en 1999 Victim, su
último film de calidad donde volvía a sus orígenes. Al menos en Hong Kong, ya
que entre medias de estos films dio el salto, como Woo y Hark, a Estados
Unidos.
En 1996, Jean Claude Van Damme se ponía a las órdenes de Lam en Al Límite del Riesgo, un estupendo thriller con ese toque oscuro del
director que es considerada por muchos como la mejor del tándem Lam-VD, con
quien ha rodado un total de tres películas. Volviendo a este film, el belga
volvía a interpretar a dos hermanos, pero con uno de ellos asesinado y
comenzando un viaje de venganza y justicia. Sin duda, muy buena, pero claro, no
tiene tantas artes marciales como otras del actor ni la acción de John Woo. En
el 2001 rodaba Replicant, donde VD
se desdoblaba otra vez más para interpretar dos personajes muy diferentes, un
asesino en serie y un clon con la mentalidad de un niño. Cine de bajo
presupuesto pero que personalmente me parece bastante buena, pero lejos del
brillo de su filmografía. Dos años después sacaba de nuevo al mejor Van Damme
actor con Salvaje, una vuelta de
tuerca al cine carcelario y de torneos, violento y de nuevo oscuro y sucio.
Ese mismo 2003 rodó en Hong Kong Looking for Mr. Perfect, comedia
romántica con algo de acción que supuso el primer parón de su carrera,
dirigiendo uno de los segmentos de Triangle
en 2007 junto a Hark y a Johnnie To, llegando al segundo parón hasta 2015 con Wild City, que esperábamos con ganas
pero resultando una película floja a pesar de contar con Louis Koo y Shawn Yue. A
pesar de ello, fue un digno intento de volver al tipo de cine que le encumbró,
una especia de calentamiento, que continuó en 2016 con Sky on Fire, con Daniel Wu
y que tampoco consiguió el éxito esperado, siendo su última película. Estaba
involucrado con Eight & a Half,
una antología sobre la historia de Hong Kong que lleva años cociéndose y que de
momento no avanza.
Una filmografía maravillosa para
uno de los grandes directores hongkoneses que hemos perdido todos los amantes
del cine asiático y del cine en general. Hoy, 29 de diciembre, su esposa lo ha
encontrado muerto en la cama, y a pesar de la llegada de una ambulancia, ha
sido imposible reanimarlo. A la hora de escribir estas líneas no se ha dicho el
motivo de su fallecimiento, pero sea cual sea, es innegable la enorme pérdida
para el mundo del cine, a pesar de que su regreso no fuese el esperado. Siguen
existiendo City on Fire, Prison on Fire o Full Contact, películas indispensables para entender el cine asiático
y el hongkonés. Gracias por tu cine, Ringo.
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