Hoy se cumplen 46 años desde que Bruce Lee fallecía en Hong Kong. En
estos 46 años hemos tenido el nacimiento de la Bruceploitation, biopics,
documentales, miles de productos de merchandising,
homenajes, millones de personas influidas por Bruce, la aparición de escritos
originales de Bruce, numerosos libros que han abordado todos o casi todos los
aspectos de su vida y obra, supuestos herederos cinematográficos y marciales… Y
muchas cosas más, incluyendo las líneas que habitualmente le dedico, quedándome
corto siempre para agradecer su influencia sobre mí, como tantos hemos hecho y
hacemos año tras año, enfrentándonos a la hoja en blanco para intentar aportar
algo más, simples gotas en un océano de palabras sobre una de las figuras más
importantes del siglo XX que mantiene su status
en este siglo XXI. Encontrar un tema es lo más complicado. Claro está que, en
mi caso, puedo hablar de aspectos de Bruce que yo mismo no haya tocado ya,
aunque lo más probable es que en cualquier parte del mundo, alguien haya
escrito sobre ese mismo tema, mejor o peor.
Gracias a las nuevas tecnologías,
a internet, las redes sociales… han surgido muchos blogs, páginas y revistas
digitales de todo tipo, y de esta forma, nuevas personas que han comenzado a
escribir, de forma más o menos profesional, sobre Bruce, nuevas generaciones
que mantienen vivo su legado. Yo mismo comencé en 1999 mi fanzine Ronin inspirado por homenajear a Bruce
Lee, dedicándole un primer artículo casi hace veinte años. Casi la mitad de mi
vida. Y la primera mitad la pasé viendo sus películas, la de sus clones y en
general cualquiera con artes marciales. Uno de mis recuerdos más antiguos es
muy anterior, con el Seat 124 amarillo canario de mi padre y la bandeja trasera
llena de revistas Dojo y Bruce Lee, incluyendo aquel cómic sobre
su vida. Algunos números tenían, y tienen, que los conservo, las portadas
comidas por el sol, o rotas por el uso. Las leía una y otra vez y en cuanto
pude comencé a comprarlas cada mes, devorando los artículos de Pedro Conde, el nombre de referencia
para cualquier amante de Bruce Lee y del periodismo cinematográfico marcial. De
esta forma, la influencia del Pequeño Dragón suma la directa (sus películas,
libros, estudios…) y la indirecta, a través de artículos y libros de gente a la
que Bruce influyó. Y ahora soy yo el que escribe esto para cualquiera que
quiera leerlo, aunque no soy Pedro Conde, claro está, hablando de la influencia
de Bruce en mí y en tantos otros, un tema del que he hablado en otras
ocasiones. ¿Ves cómo es difícil hablar de temas nuevos? Pero las ganas de
homenajear año tras año, tanto en su cumpleaños como en su fallecimiento
permanecen intactas. Quizás ese sea uno de los mayores logros de Bruce, más
allá de acertar en lo que escribimos, en el deseo de aportar algo más a su
recuerdo, querer mantener vivo este legado por mucho que nos repitamos o
incluso que sean palabras vacías que mantengan el nombre de Bruce Lee de
actualidad.
![]() |
Uno de mis primeros números de Dojo (foto de archivo, no propia) |
Pero esta actualidad que pueda
parecer a veces forzado se complementa con las noticias que van apareciendo
alrededor de Bruce, ya sea por proyectos como la serie Warrior, nuevos biopics o
nuevas estrellas como el japonés Ryuji
Imai, el famoso y pequeño fan que se ha convertido en el último y más joven
clon del Pequeño Dragón, ya con una película rodada. Salen nuevos libros, como
los de Marcos Ocaña, aportando
nuevos datos, o revistas como Bruce Lee
Manía o las de Steve Kerridge, con
material impresionante. Todo esto demuestra que este legado sigue vivo, que el
recuerdo de Bruce es algo orgánico que forma parte de nuestras vidas y que
sigue creciendo a pesar de los años. Y esto es algo que nadie en el mundo puede
igualar.
Tontamente he escrito una página
entera en Word hablando sobre Bruce Lee, otro año más. El significado que tiene
para mí es el mismo que para millones de personas, y todo lo que he escrito y
tú leído no aporta nada, o sí, nunca se sabe. La intención de cualquier
escritor es que lo lean, pero en muchas ocasiones nos gusta escribir para sacar
lo que llevamos dentro, o, como en el caso, querer agradecer a Bruce Lee todo
lo que me ha dado, y siempre siento que nunca llegaré a agradecérselo lo
suficiente, por eso seguiré escribiendo año tras años, aunque sean la mitad de
la mitad de las palabras de este año, lo lea alguien o no, agradeciendo también
a quien me lea, claro está, aunque lo que escriba esté vacío, pero siempre
contendrá una cosa, un gracias, Bruce Lee.
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