EL CINE DE ACCIÓN DE JESSE JOHNSON


Hace poco, grabando el Late Night de Dragonz, estábamos hablando Nacho Serapio y yo sobre Scott Adkins y sus proyectos. En un momento dado, Nacho dijo una cosa que me ha hecho reflexionar. Al actual cine marcial occidental les debemos a Jesse Johnson y a Isaac Florentine mucho, ya que sus trabajos con el británico son de lo mejor que podemos ver. Pero sus estilos de mostrar la acción son muy diferentes. Las últimas películas de Adkins con Johnson son auténticas maravillas, pero muchos fans del actor no terminan de estar satisfechos, admitiendo que son de lo mejor, pero esperando respecto al nivel físico de Adkins algo similar a lo que nos regaló con Florentine. Las acrobacias de Boyka parecen ser lo que más llama la atención a un sector del fandom, algo en lo que yo difiero totalmente. Cada film con Johnson me parece mejor que el anterior, ofreciendo un aspecto de Adkins diferente, mucho más consistente, maduro y que integra la acción con una trama más que interesante. De vez en cuando reaparece el Adkins acrobático y espectacular, por lo que podemos tener dos versiones del actor diferentes y ambas maravillosas.

Scott Adkins, Jesse Johnson y Marko Zaror en "Perro Salvaje"
Pero este artículo no va exclusivamente de Adkins. Los diferentes conceptos de acción de los directores mencionados abren el abanico dentro del género a ver producciones muy diferentes, y mientras ya sabemos del Adkins/Boyka, creo que es conveniente analizar lo que ofrece la visión de Johnson. El director ha sido, y es, especialista, entiende muy bien la acción y sus trabajos demuestran continuamente una evolución tanto en la acción como en la faceta narrativa como director. Sus historias son crudas, sucias, repletas de matices que van encajando, como en The Debt Collector (2018) donde las gotas de humor en la relación entre Adkins y Louis Mandylor se equilibran con las escenas de acción y los toques dramáticos. Las imágenes de vacas insertadas en determinados momentos van dando un toque oscuro y casi siniestro mientras avanza la historia, siendo un recurso narrativo muy interesante, a pesar del humor mencionado. Todo mantiene un equilibrio que le da un toque muy personal a la película. Y en las escenas de lucha, no necesitamos a Boyka, acercándose a un tono más realista sin dejar la espectacularidad fuera. Además, es una violencia a veces cruda, llegando a cotas impresionantes en Avengement (2019) Una visión muy alejada del luchador en la saga de Invicto o Ninja. Claro, estamos hablando de un director británico, con un actor británico, rodando en Inglaterra con los bajos fondo como marco de la historia. Todo esto de nuevo aleja cualquier tipo de personaje similar al trillado Boyak (que me encanta, pero no quiero a Adkins repitiendo hasta la saciedad) siendo un personaje áspero, urbano, en un mundo muy diferente, por mucho que Boyka se las vea con la mafia, pero una mafia diferente requiere métodos e ideologías diferentes. Y el tándem Johnson/Adkins nos da exactamente lo que la película necesita, sin necesidad de ganchos repletos de espectacularidad. El director sabe sacar oro de Adkins con personajes cercanos a lo extremo, un terreno donde el actor se encuentra muy cómodo, dando un paso más allá como actor. Y si vemos a Mandylor en The Debt Collector, vemos que es una habilidad que tiene Jesse Johnson como director. Por ello las escenas de acción deben acoplarse al personaje y la historia. Ya tenemos otras películas con guiones más sencillos ofreciendo buenas escenas de artes marciales. Aquí vemos este otro tipo de acción, pero, además, Johnson no se limita en el tipo de historias que dirige. Y un buen ejemplo de ello es Triple Amenaza (2019).


Iko Uwais, Tony Jaa, Jesse Johnson y Tiger Chen en "Triple Amenaza"

Unir a gente como Adkins, Jai White, Uwais, Tiger Chen, Tony Jaa, Jeeja Yanin y Ron Smoorenburg, en una misma película era las delicias del amante al cine marcial. El resultado es una estupenda película con aires noventeros, ese cine marcial del estilo de Van Damme, de Bernhardt, Jeff Wincott, donde la espectacularidad estaba en las patadas y no en las acrobacias, ni si quiera por el boom posterior del cine de Hong Kong con Duro de matar (1995) de Jackie Chan. Ese es otro tema, pero tuvimos muchas películas surgidas sobre todo a raíz del éxito de Van Damme, una serie B maravillosa, reivindicable y donde las artes marciales tenían otro enfoque. Cabalgaban a medio camino entre el cine de los ochenta, y el nuevo aire de la década, y es exactamente lo que Triple Amenaza nos daba, con un Tim Man que supo trasladar ese lenguaje marcial noventero a una película en pleno siglo XXI. Y de nuevo vemos que este tipo de acción se acerca a la concepción que Johnson tiene para mostrar artes marciales en sus historias. Perro Salvaje (2017) repite esto mismo, con una historia dramática, oscura y violenta en un mundo exactamente igual de violento, por lo que la acción se iguala al tono de la historia. Una constante en la filmografía de Jesse Johnson, donde se rodea además de coreógrafos que entienden perfectamente lo que les pide. 

Jesse Johnson en el rodaje de "Triple Amenaza"

Por un lado, Luke LaFontaine, quien se ha encargado de la acción en Perro Salvaje, The Debt Collector, Avengement y de The Debt Collector 2, y coincide con historias crudas, realistas, urbanas, con personajes perdedores en situaciones extremas, en mundos violentos y oscuros. Por eso espero con ganas la última que he dicho, The Debt Collector 2, deseando saber cómo nos vuelven a traer a French y Sue, y recordando las maravillosas coreografías de LaFontaine, quien repite en estas labores de acción y es parte esencial del éxito y calidad de la primera parte, con ese tono cercano al cómic, pero manteniendo el ancla en cierto realismo urbano, y haciendo que Adkins se luzca y demuestre su pericia marcial, que le permiten hacernos creer que no es tan bueno como Boyka, pero que consigue avanzar ante todo lo que le va ocurriendo. Esto es un elemento a tener en cuenta, que un estupendo artista marcial consiga convencernos de que sus habilidades no son tan buenas. Una forma de usar las artes marciales como herramienta dramática. Y es aquí donde Johnson deja su firma como autor dentro del cine de acción, dejando su vena más comercial y de homenaje en el resto de su filmografía con películas como Accident Man y Triple Amenaza, títulos más festivos, dinámicos, con Tim Man como coreógrafo y que consigue ofrecernos la unión del estilo de Johnson y su trabajo con LaFontaine con lo que Adkins nos ofrece con Florentine, siendo un buen discípulo de Isaac, pero desarrollando también un estilo propio que sabe adaptarse muy bien a Johnson. Esto otorga al director y especialista británico como algo más que un director de cine de acción, ofreciendo una personalidad diferente y única en el actual panorama del cine de género, uniendo la acción marcial con la más barriobajera, con historias directas, duras como puñetazos contra una pared, incluso incómodas en ciertos aspectos, consiguiendo revolver al espectador con la inclusión de elementos dramáticos, incluso retrospectivos a veces. Esto da un grado de madurez al cine marcial de serie B, por denominarlo así, una demostración de la posibilidad de hacer buenas historias con acción y artes marciales, no meras explotaciones de género, que, aunque nos encanten, no tienen que ser el único tipo de películas que se hagan. Quizás no contengan peleas sumamente espectaculares, pero sin lugar a dudas nos ofrece otro tipo de acción, de historias, que tienen su punto de inflexión con Avengement, el último trabajo estrenado del tándem británico. Su estreno en nuestro país en Netflix consiguen hacernos llegar una de las mejores películas de acción del año con un brutal Scott Adkins que consigue que nos olvidemos de Boyka, creando un nuevo personaje que podría iniciar una franquicia, pero siempre que mantenga ese espíritu mafioso británico, esa brutalidad callejera que no deja fuera las artes marciales, haciendo que Adkins se luzca en todos los niveles. Una especie de versión bronsoniana de Adkins que nos traslada a otro mundo de acción que es sin lugar a dudas un soplo de aire fresco dentro del género, evitando que se queme Adkins o el género, ante la precariedad por la que corre. Escasos títulos de cine marcial llegan al mercado, con algunas muestras esporádicas dejando al asiático que tome las riendas a nivel internacional. Gente como Johnson y Adkins consigue mantener el tipo con películas de gran calidad, con estupendos personajes y una forma diferente y contundente de dar personalidad al cine de acción. Que estos valores indiscutibles del género tengan en su bagaje trabajos como especialistas, dejan claro que el conocimiento del medio es un condicionante para que nos lleguen películas de calidad, que sepan ofrecernos buena acción y nos la muestren para poder disfrutarla visualmente. Y Jesse Johnson es el estandarte de esta hornada de directores de acción de esta década del siglo XXI.


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