El cine de Hong Kong
prácticamente ha muerto. Es así de triste. Como todo en la vida, el cine de la
ex-colonia británica ha cambiado, acabando su era dorada para terminar
mezclándose con el cine puramente chino. A pesar de ello, siguen apareciendo
películas que mantienen vivo el espíritu del mejor cine de acción hongkonés,
aunque se note la producción china, algo que cada vez se va notando menos,
aunque a veces sólo sea porque la productora es china o está ubicada en el
continente. Es el caso de esta misión extraordinaria, una mezcla entre las
peripecias bélicas de Dante Lam y el cine de infiltrados con la trilogía Infernal Affairs, una mención que no
está de más ya que tenemos en sus créditos a los creadores de dicha trilogía. También
tenemos toques de heroic bloodshed,
pero para conocer estos toques, mejor comenzar por el principio…
Tengo que admitirlo, me esperaba
algo más de esta película, y una vez que has leído esto, pensarás que no es
para tanto o porqué hablo de ella en el blog en mi colaboración con el NIAFFS. Pues vas a tener que leerte la
crítica entera (que es el motivo por el que la escribo, claro, para que la
gente la lea) El guion es una historia sobre un policía infiltrado en una banda
de narcotraficantes que se verá envuelto en una venganza personal del jefe,
quien tiene su negocio unido al famoso Triángulo de Oro. El inicio es
espectacular, repleto de acción balística bien dirigida y ayudada por los
efectos digitales, para continuar desarrollando la labor policíaca encubierta.
Este tema es habitual en el cine de Hong Kong (pero recordemos que es
producción china) y aquí sirve de excusa para mostrarnos el mundo criminal del
narcotráfico. Un juego del ratón y el gato, sin llegar a lo que el director Alan Mak y el guionista Felix Chong nos mostraron en la
mencionada trilogía de Infernal Affairs,
titulada su primera entrega en España como Juego
Sucio (2002). Aquí ambos repiten en sus respectivas labores, aunque en la
dirección tenemos que sumar a Fletcher
Poon, que debutaba tras una dilatada carrera como director de fotografía en
títulos como Gen X-Cops (1999), New Police Story (2004), la trilogía Overheard (2009, 2011 y 2014) o The White Storm (2013), películas que,
si has visto, sabrás más o menos por dónde se moverá la historia. Y por donde
lo hace es por terrenos ya conocidos, como decía al principio, de venganza,
además de lealtad y justicia, una justicia propagandística sobre todo en el
desenlace. Nada nuevo bajo el sol argumentalmente hablando, pero bien escrito
de cara a ofrecer una historia sencilla pero funcional apoyada en buenos
actores. Respecto al reparto, no tenemos a estrellas internacionales como Andy Lau o Tony Leung (cualquiera de los dos, actores, claro, que hay más en
la industria en otros campos) lo que favorece en cierta medida el realismo en
la trama. Xuan Huang (La Gran
Muralla) se encarga de ser el héroe de la función, mientras que Duan Yihong (The Looming Storm) encarna
al villano. Hay cierta falta de personajes secundarios, algo que también le viene
bien a la película, ya que se centra en la infiltración para pasar después al
tema de la venganza, demostrando que Eagle,
el malo, tiene intereses personales al margen del tráfico de drogas, dotando
así de algo más de dimensión.
A pesar de haber dicho que el
guion es sencillo y con ciertos tópicos del género, es, como en el cine
marcial, una excusa para las action
pieces, las secuencias de acción, sobre todo en su tramo final, alrededor
de 20 o 25 minutos de tiroteos, persecuciones y explosiones. Y es aquí donde la
película tiene su punto fuerte. Si al principio tenemos tiroteos y durante el
metraje algunos momentos vibrantes, como persecuciones, en ese tramo final, los
directores tiran la casa por la ventana para no dejarnos descansar hasta el
desenlace. Y es que tenemos a Nicky Li
Chung-Chi como director de acción, miembro del equipo de especialistas de Jackie Chan, que nos ofrece estupendos
momentos, apoyados a veces por efectos digitales que se notan, pero se perdonan
ya que no entorpecen que disfrutemos de ese tramo final lleno de disparos,
saltos, motos, coches y explosiones, con estupendos stunts, tanto físicos como con coches, firmados por Lee Wai-Leung, que comenzó como
asistente del coordinador de acción del clásico de Ringo Lam City in Fire (1987) y que tiene en su
filmografía auténticas maravillas hongkonesas, siempre con los coches como
protagonistas. En particular hay un momento, sin efectos digitales, que es
sobrecogedor, con un coche reventando a otro mientras sale volando por una
valla. Éste, junto a otros momentos sin coches como algunos saltos por tejados,
consiguen que todos esos tópicos los olvidemos para disfrutar de la acción.
Resumiendo, Extraordinary Mission es una película que sabe usar bien los
tópicos, con sus altibajos, pero que consigue entretener y hacernos vibrar en
un tramo final espectacular. Un film que consigue aunar el espectáculo visual
hongkonés con ese cine chino que “copia” al de HK pero de buena manera,
llevando a directores reconocidos al continente para que dirijan a sus
estrellas en vehículos comerciales pero sumamente entretenidos. Será difícil
que nos llegue, pero en ese caso, o que la consigas de importación, podrás
pasar dos horas entretenidas, y muchas veces es lo que necesitamos para
desconectar de la realidad.
NOTA: 6’5
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