NIAFFS'20 - EL REY DE LOS KICKBOXERS (1990)

Últimamente no paro con la Seasonal Film Corporation. Una productora hongkonesa muy interesante, un nombre clave dentro de la historia del cine marcial que merece una reivindicación, siempre eclipsada por la Shaw Brothers y la Golden Harves, sólo recordada, normalmente, cuando se hable de Jackie Chan con el díptico La Serpiente a la Sombra del Águila y El Mono Borracho en el Ojo del Tigre. Y por ello estoy escribiendo diversos proyectos para reivindicar su cine, y claro, te poner a ver sus películas, a escribir, y redescubres algunos títulos, o de repente se cruza uno como El Rey de los Kickboxers, que sin duda merece recomendarse encarecidamente. Además, haces un viaje en el tiempo a la era del videoclub, donde su carátula llamaba poderosamente la atención. Incluso recuerdo cierta leyenda negra sobre la violencia casi real que tenía, por el tema del snuff, supongo. Sea como fuere, esta película es un título de culto e imprescindible para cualquier amante del cine de artes marciales.

La Seasonal, tras triunfar a finales de los setenta y durante los ochenta, decidieron unir fuerzas con la productora estadounidense New World Pictures para unir el estilo visual y marcial hongkonés, con actores norteamericanos, y uno de esos títulos fue El Rey de los Kickboxers. En pleno apogeo de Van Damme surgió este híbrido entre Kickboxer y el cine de venganzas de Hong Kong, con un policía que viajará a Tailandia trabajando con la Interpol por un caso de películas de lucha snuff, donde aparece el hombre que asesinó a su hermano años atrás por ganar una competición de Muay Thai. La película copia descaradamente elementos del film de Van Damme entremezclando con la trama policial. Para todo ello se contó con Loren Avedon, experto en Taekwondo y Hapkido, en su tercera colaboración con la Seasonal, junto a Billi Blanks, que conseguía así su primer papel relevante. Junto a ellos, Keith Cooke, que había llamado mucho la atención tras su debut en las dos entregas de China O’Brien, o Jerry Trimble en un papel secundario. En esta ocasión, tanto la trama como las propias coreografías son sumamente brutales, con personajes llenos de rabia, algo sobreactuados, como Blanks, pero que dan a la película una atmósfera muy personal que consiguió convertirla en un título de culto. Todos los elementos están cuidadosamente medidos, ofreciendo un compendio de situaciones ya vistas en otras películas, pero todo en una estupenda armonía, con una visión comercial que, ahora, con los años, sigue siendo algo digno de destacar. Pero sin lugar a dudas, la acción es la que marca todo este tono oscuro que sobrevuela por la película. Las coreografías de Tony Leung Siu-Hung son brutales y salvajes, sumamente violentas que encajan con esas sobreinterpretaciones de Avedon y Blanks. Toda una excentricidad de película repleta de elementos atractivos para el aficionado, como venganzas, entrenamientos brutales, tramas policiales, personajes macarras y badass y todo un despliegue de técnicas espectaculares y muy bien rodadas, quizás la mejor película de Lucas Lo, que sustituyó en el último momento a Corey Yuen como director.


La forma física de todos los actores, aunque salgan poco como Trimble, ayudó a que el nivel marcial subiese enteros. Quizás con otros actores la cosa no hubiese salido igual, pero tuvimos la suerte de que sí, por lo que el espectáculo marcial es sin duda estupendo. El resto de subtramas encaja bien con la copia a Kickboxer, y sumado a esa atmósfera oscura y violenta, como la versión para adultos del cine de Kickboxing tan de moda en aquellos años, aumentan el grado mítico de la película. Una muestra de esta unión de talentos entre Hong Kong y Hollywood, creando casi un subgénero dentro del cine marcial con apuestas visuales que destacaban en la serie B de finales de los ochenta y principios de los noventa, una especie de canto del cisne del mejor cine de artes marciales que aquí prescindía de cortapisas. Por mucha copia que fuese, la calidad de las escenas de lucha consiguen convertirla en una auténtica maravilla que hay que volver a reconocer. La década de los noventa trajo la decadencia en occidente del cine marcial, con escasos títulos punteros, una caída en picado gradual, pero hemos tenido la suerte de contar con películas como El Rey de los Kickboxers para disfrutar de ella, y viendo que no ha envejecido nada mal, manteniendo su posición dentro de esos títulos de culto de la época.

NOTA: 8



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