Con la desaparición del Pequeño Dragón en 1973, su hueco
intentó ser cubierto de numerosas maneras, con la Bruceploitation en el centro de ellas. Y en otros países como Japón
se intentó no sólo ocupar el trono que dejó Bruce Lee, si no lanzar su propia versión del héroe marcial,
también con nexos con Bruce, desembocando en esta película, mítica dentro del
cine marcial y estandarte de Sonny Chiba,
una auténtica leyenda viviente del género. El fundador de la Japan Action Association conseguía
estrenar en Estados Unidos con calificación X por su violencia The Street Fighter, más que la copia de
Bruce, la respuesta nipona. El experto en Karate dejaba salir toda su potencia
en una película de culto, reverenciada por muchos, por lo que era necesario que
apareciese en el blog, una vez vista por enésima vez. No ha envejecido nada
mal, y es una muestra de un cine marcial a veces olvidado como es el japonés,
con honrosas excepciones, pero sepultado por los grandes clásicos de samuráis o
los live-actions actuales. Por ello
hay que volver a las raíces, a los años dorados del género para volver a
disfrutar con grandes títulos como éste.
Chiba interpreta a Takuma Tsurugi, una suerte de
mercenario, experto en Karate, que alquila sus servicios, pero cuando intentan
contratarle para secuestrar a una chica para la mafia, decidirá cambiar su
postura. Un guion que puede resultar habitual en el cine de acción y artes
marciales, el antihéroe que se convierte en héroe, pero contiene toques de
otros géneros para convertirse en un producto muy pensado y medido. Una
película puramente de Karate, pero con ciertas dosis de drama, con ese prólogo
que conectará con el desenlace, y tintes de thriller
policíaco. Hay que admitir que son algo forzados, pero consiguen terminar por
encajar bien esos momentos con la acción. Un veterano de la talla de Shigehiro Ozawa se encargaba de la
dirección para ofrecernos unas duras y sangrientas escenas de lucha, con este
antihéroe arisco y desagradable, que se verá forzado a convertirse en el héroe,
o mejor dicho, antihéroe. Chiba exagera durante todo el metraje, por momentos
parece que para imitar a Bruce Lee, pero termina por ser una marca personal con
un personaje como éste. Junto a Chiba podemos ver a su protegida, Etsuko Shiomi, que posteriormente
recogería el testigo de la saga que aquí comenzaba con Sister of Street Fighter (1974) para su propio lanzamiento, con Chiba
apareciendo también, claro.
Aunque el guion sea tópico, está
bien construido, y dejando claro que al final el lucimiento es para Sonny
Chiba, que pone toda la carne en el asador con unas violentas coreografías de Ryûzô Ueno y Masafumi Suzuki, éste último además un auténtico maestro de Goju Ryu y que interpreta al Maestro
Masaoka y con quien tiene un estupendo combate. La potencia física de Chiba,
junto a los momentos sangrientos, con la actitud del personaje, chulesca y
agresiva, hacen que sea todo un vendaval de acción, con ese estilo casi
chabacano, tan alejado del estilismo del Kung Fu. De esta forma, se acercaba a
la figura de Lee, con peleas directas, alejándose del estilo clásico hongkonés
de la Shaw Brothers, siendo más áspera, con un toque que recuerda al cine
policíaco setentero de Hollywood, como Harry
el Sucio (1971), pero con esa furia karateka que incluye momentos míticos
como ese efecto rayos-x cuando da un puñetazo a uno de sus enemigos. De esta
forma, el protagonista, del que conoceremos su pasado en un momento de flashback y evitando ser plano, a pesar
de estar metido con calzador para justificar su estilo de lucha nada heterodoxo,
irá luchando contra la mafia, matones y cualquiera que se interponga en su
camino, llegando a esa pelea final, ese clímax nocturno en un barco, un duelo
de Karate estupendo, violento y muy técnico, siendo toda una delicia verlo,
tanto si sabes Karate como si no, pero admito que ver técnicas que has
aprendido incrementa el disfrute de la película. No en vano está agradecida al Sensei Gôgen Yamaguchi, de Goju Kai. Como he dicho, es una
auténtica película de Karate, aunque tenga ese tono policíaco, asistiendo al
uso de las manos desnudas, bastones o sais.
En fin, un auténtico clásico, indispensable para conocer el mejor cine marcial
japonés, y motivo suficiente para que Chiba sea la estrella que es.
NOTA: 8’75
Comentarios