NIAFFS'20 - THE WHITE STORM (2013)

El cine de acción de Hong Kong, incluyendo el marcial, hace tiempo que no es el que era, siendo sustituido por el cine que proviene de la china continental, accesible a través de las diferentes plataformas digitales. Pero de vez en cuando aparecen co-producciones entre China y Hong Kong, repleta de estrellas de la antigua colonia británica. Si buscamos además títulos cercanos al heroic-bloodshed, pocos son los títulos de este subgénero, y sobre todo de calidad. Uno de estos títulos es The White Storm, una trepidante película de acción, venganzas y narcotráfico con Louis Koo, Lau Ching-Wan (o Sean Lau) y Nick Cheung como protagonistas, dirigidos por Benny Chan y con acción firmada por Nicky Li, miembro del equipo de especialistas de Jackie Chan. La conjunción de estos nombres nos ofreció una de las últimas muestras del subgénero que además tenemos la suerte de poder ver en Netflix en España. Una oportunidad para recordar el mejor cine de acción hongkonés.

Una operación para detener al mayor narcotraficante del Triángulo de Oro, el Buda de Ocho caras, con tres amigos de la infancia convertidos en policías, terminará en tragedia con el fallecimiento de uno de ellos. Pero seis años después el peligroso narco volverá a dar señales de vida, y los dos policías que quedan, uno de ellos ascendido tras trabajar como infiltrado, y otro de ellos, el líder de la operación en el pasado, totalmente hundido, se pondrán manos a la obra, por separado, para detenerle. Como puedes ver, la trama no es original, pero claro, a estas alturas del siglo XXI, es difícil que una película policíaca sea original, pero es su desarrollo y las secuencias de acción las que proporcionan la originalidad. Benny Chan, director de películas como A Moment of Romance (1990) con Andy Lau, el díptico Gen-X Cops (1999) y Gen-Y Cops (2000), Shaolin (2011) o los films de Jackie Chan Who Am I? (1998), New Police Story (2004) o 2 Ladrones y Medio (2006) se encargó de dirigir, co-guionizar y producir una película trepidante, con sus dosis de drama que contiene un tramo final apoteósico repleto de balas, sudor y sangre. La parte dramática no está demasiado acentuada, pero lo suficiente para que estos monstruos de la interpretación demuestren que se puede hacer cine de acción sin olvidar el drama, algo habitual en el cine de Hong Kong ya que estrellas como Koo, Lau o Nick Cheung puedes verlos en dramas, comedias o películas de acción (además de cantar muchos de ellos) Esta parte de drama brilla con el buen desarrollo de los personajes, usando el sentimiento de culpa en el caso de Lau Ching-Wan y con ciertos giros de guion que prefiero no desvelar en las relaciones entre los tres policías protagonistas desde el principio del film. No obstante, estamos ante una película de acción, por lo que tenemos un montón de secuencias estupendas, donde Nicky Li se explaya con tiroteos estupendos y un trabajo de especialistas de esos que duelen y que, lo siento por ellos, nos encanta.


Rodada en Hong Kong y Tailandia, la acción de Nicky brilla en cada secuencia, como la inicial en Hong Kong, o una de las más importantes en la historia de la película, en Tailandia, con persecuciones, explosiones y tiroteos que ponen el nivel muy alto, superado en la secuencia final, un colofón espectacular y sangriento. Carece de ralentizaciones y demás efectos visuales que podrían recordar al cine de John Woo, lo cual se agradece para dotar de un aspecto realista a estas secuencias, pero sin olvidar la espectacularidad y los momentos dolorosos que indicaba antes. Es algo que me gusta mucho de esta tormenta blanca, que, aunque echa toda la carne al asador en la secuencia final, no descuida el metraje anterior ofreciendo acción sin parar con esos momentos más calmados y dramáticos, equilibrando todo de forma estupenda. Antes he dicho que no recuerda visualmente al cine de John Woo, pero sí tenemos algunos detalles habituales del heroic bloodshed como el intercambio de pistolas y la relación entre los amigos que recuerda vagamente a Una bala en la cabeza (1990), la de Woo, no la de Stallone de 2012. El dinamismo de Benny Chan junto a la calidad como actores de todos los integrantes la convierten en una película indispensable del cine chino de los últimos años, a pesar de que no consiguió demasiados premios en los diversos festivales en los que participó, pero la verdad, ni falta que hace ya que el disfrute de las más de dos horas que dura es innegable. Acción, drama, estupendos actores, buenos giros de guion… No necesitamos más para disfrutar de una película de acción más tradicional, sin exceso de efectos digitales. Una maravilla que cualquier amante del cine de Hong Kong y del cine de acción debe ver, y al poder verla de forma legal en España, perfecta para este confinamiento que sufrimos en todo el mundo, evadiéndonos con el cine que más nos gusta y que tuvo una secuela con Andy Lau sumándose al reparto.

NOTA: 7’75

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