WARRIOR (TEMPORADA 2. 2020)

Tras la primera excelente temporada, Warrior, la serie basada en los escritos originales de Bruce Lee, ha continuado al mismo gran nivel, desarrollando subtramas y apareciendo nuevos personajes. Por desgracia, de momento no tendremos una tercera temporada, ya que Cinemax la ha cancelado, anunciándolo más o menos cuando habían terminado de rodar esta segunda. Pero los seguidores de la serie están pidiendo que otro canal o servicio de streaming la compre para que continúe, llegando a crearse un Chang.org. Pero de momento, a la hora de escribir, no tenemos ninguna buena noticia, por mínima que sea, que pueda darnos esperanzas. Pero bueno, al menos hemos podido disfrutar de estas dos temporadas, y toca hacer repaso de esta segunda, que contiene además el mejor capítulo de toda la serie, sobre todo a nivel marcial.

Seguimos con varios frentes abiertos. Por un lado, las guerras Tong, por otro, las intrigas políticas que involucran mano de obra china e irlandesa, y, por ello, la propia rivalidad entre ambos. Y todo ello mientras que nuestro protagonista, Ah Sam, se interna en combates de lucha ilegales, vemos cómo salvan a mujeres chinas de la explotación sexual o aparecen nuevas relaciones sentimentales. De nuevo el tono serio y oscuro domina la serie, con ese halo de desesperanza que tienen tantos personajes, ya sean chinos, americanos o irlandeses. Todos ellos deben luchar hasta la saciedad para sobrevivir, sin darse cuenta que los políticos y empresarios son los que enfrentan tanto a los chinos como a los irlandeses, mostrando así un feo retrato del origen de San Francisco, con el racismo o la diferencia de clases tan abismal. Esto último se nota mucho gracias a la estupenda ambientación, mostrando cómo viven los chinos, los irlandeses pobres y los ricos de la ciudad, con problemas todo ellos, pero muy diferentes.


Por otro lado, sigue usando sucesos y personajes reales, aunque con otros nombres, buscando darle realismo. Un claro ejemplo es el personaje de Nellie Davenport (Miranda Raison), cuyo personaje se inspira en Donaldina Cameron, rescatadora de prostitutas chinas o Ah Toy, basada en una auténtica Madame. Las propias Guerras Tong son la base de la historia, mostrando sus enfrentamientos y luchas, pero girando hacia un mensaje de unidad china en sus últimos episodios. Esto entronca con la filosofía de Bruce Lee, o la que estudió y difundió, como la mítica frase de bajo el cielo, sólo hay una familia, un dicho popular chino. Pero no es la única referencia al Pequeño Dragón, e incluso hay alguna cosilla que parece casi anecdótico, pero me veo en la necesidad de comentarlo, y es que el abuelo occidental de Bruce, holandés, se enriqueció transportando mano de obra china, los famosos culíes que aparecen en la serie. Lo dicho, anecdótico. También tenemos un torneo de lucha organizado por un hombre y donde están prohibidas las armas, al estilo de Han en Operación Dragón. Pero sin duda Andrew Koji es quien se lleva la palma, consiguiendo hacernos recordar a Bruce, pero dando además un toque personal evitando ser un mero clon o incluso una parodia. A pesar de tener experiencia en artes marciales, no tiene una técnica estilizada, lo cual también ayuda a ese toque de realismo que llega a las coreografías de lucha e incluso a los resultados de las peleas, con ojos hinchados y demás. Y este elemento, las peleas, alcanzan su punto álgido en esta temporada. Brett Chan coreografía y dirige las escenas de lucha (es el director de segunda unidad) y ha hecho un trabajo estupendo en toda la serie, dando personalidad a cada personaje con estilos de lucha diferentes. Pero el capítulo 9, penúltimo, titulado Enter the Dragon, y que se emitía en Estados Unidos el 27 de noviembre, el mismo día que Bruce hubiese cumplido 80 años, es sencillamente brutal. De hecho, todo lo que va ocurriendo en esta temporada va girando hacia lo que ocurre en dicho episodio, la explosión de violencia, odio y racismo contra los chinos. Una auténtica batalla campal maravillosamente coreografiada, con Koji y Joe Taslim brillando por encima del resto, pero sin eclipsarles ya que Jason Tobin, el Joven Jun, está igualmente brutal y la sorpresa de la temporada es Hong, interpretado por Chen Tang, cuyo ídolo precisamente es Bruce Lee. Tang casi roba escenas al elenco protagonista, y consigue convertirse en un personaje estupendo del que queremos saber más. Volviendo a esa batalla, es donde Ah Sam coge los nunchakus, otro elemento necesario para seguir haciendo referencias a Bruce. De nuevo Brett planifica unas técnicas que unen a Bruce con movimientos más modernos, y si a esto unimos lo bien que dirige la secuencia, sólo puedo decir que quiero que Brett Chan dirija y coreografía una película ya.


El resto del reparto y personajes van evolucionando poco a poco, con sus propias subtramas, sin pesar ninguna y enriqueciendo el resultado de la serie. Dustin Nguyen es otro actor a resaltar, tanto cuando pelea, como cuando no, siendo su personaje el más amenazador de todos. Resumiendo, esta temporada mantiene e incluso supera el nivel de la primera, sin historias que sobran, sin lastres, manteniendo esa cruda violencia, ya característica de Jonathan Trooper, como ocurría en su anterior serie, también excelente, Banshee. Una de las mejores series actuales, sobre todo a nivel marcial, y mucho más que un producto inspirado en los escritos de Bruce Lee ya que, como sabemos, fueron pocas páginas las que escribió Bruce y a las que tuvieron acceso los creadores de Warrior, logrando desarrollar todo de forma ajena a la influencia del Pequeño Dragón, pero llenando de guiños y referencias estos 20 episodios que espero, consigan ser más.

NOTA: 8

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