LECTURAS RECOMENDADAS: YAKUZA CINEMA. CRISANTEMOS Y DRAGONES

En el año 2005 salía el libro Yakuza Cinema: Crisantemos y Dragones, firmado por los hermanos Carlos y Daniel Aguilar y editado por Calamar Ediciones, y realicé una entrevista a Carlos que salió en el fanzine Ronin, volumen II, número 9 (octubre de 2005) y que espero recuperar pronto, además de la propia reseña sobre el libro. Los autores se lo dedican a Seijun Suzuki, Teruo Ishii y a Toshiyuki  Shigeta, y no puedo dejar de recordar cuando conocí a ambos hermanos, en el 2001, precisamente durante la visita a España del mencionado y tristemente fallecido Suzuki, donde Daniel ejerció de intérprete entre el director y yo. El primer libro sobre el cine de Yakuzas en Europa que recorre su origen e historia y comenzando con un prólogo de, nada más y nada menos, Ken Takakura, mítico actor que se ha convertido en uno de los grandes iconos de este subgénero.

Tras el prólogo, titulado A modo de presentación, los autores comienzan este apasionante viaje conociendo el origen de la palabra yakuza, que da además título al propio capítulo, 8.9.3. Ya-ku-za, para pasar después a los primeros pasos del yakuza eiga, o cine de mafiosos en el siguiente capítulo, Primeros Yakuza eiga. El género que emerge. Una buena explicación y definición de términos que nos permite conocer más y mejor lo que la tan trillada palabra que define a la mafia japonesa significa para así poder trazar las diferentes ramificaciones de este tipo de cine, comenzando en 1911 de mano de Shozo Makino. Como suele ocurrir, muchos géneros y subgéneros nacen, crecen, evolucionan e incluso mueren debido a sucesos históricos, por los que este mismo capítulo va mostrando este paralelismo entre la historia de Japón y de su cine, conociendo además brevemente cómo funcionaban las productoras desde que aparecieron en Japón. El contexto histórico establece una línea para ir narrando la historia de este cine, pasando por la Segunda Guerra Mundial, la crisis cinematográfica que conllevó en el país del Sol Naciente, la desaparición del cine de época a partir de 1945 o su regreso en los años cincuenta.


El siguiente capítulo se titula Las pistolas discuten. Caminando hacia Suzuki, y continúa desde esa década de los cincuenta, con la guerra entre productoras por controlar el género y la llegada de, evidentemente, Seijun Suzuki, cubriendo más o menos veinte años, es decir, hasta más o menos la década de los setenta. Y con las productoras y su rivalidad de fondo, pasamos a otro director, Teruo Ishii, en el capítulo titulado Los hombres del camino extremo. Teruo Toei. Aquí, a la vez que conocemos la carrera de Ishii, vemos la influencia que tuvo incluso en la Toei y las diferencias entre las películas que producía y las de otras empresas. Para continuar, en vez de seguir hablando de una personalidad concreta, vemos una de las corrientes que existieron en el cine de yakuzas, y su título lo deja muy claro, La mujer yakuza. Un as en la manga. La aparición de mujeres mafiosas amplió enormemente el género y lo mezcló con el pinku eiga o el roman porno, surgiendo grandes estrellas y películas. Este viaje continúa con Desmitificación, internacionalización. La tumba del honor, un capítulo dedicado al relevo generacional a partir de los setenta. Nuevos directores y actores aparecen para ofrecer sus enfoques sobre estos personajes, como el caso de Kinji Fukasaku, así como el eco internacional de este tipo de mafiosos, apareciendo en producciones norteamericanas e incluso siendo adaptados en todo tipo de películas, no siempre de forma acertada. No obstante, tenemos un buen puñado de títulos para profundizar en este tema.  Y seguimos de forma cronológica, por lo que el siguiente capítulo comienza con el declive del género en los ochenta y, de nuevo, su revitalización a finales de dicha década de mano de tres personalidades, Takeshi Kitano, Takashi Ishii y Takashi Miike. Takashi, Takeshi y Takashi. Yakuza moderno no canta es su acertado título, y nos introducimos en las carreras de los tres y su influencia en el resurgir de la imagen del mafioso nipón en el cine, siendo el colofón del libro adentrándose en los noventa y llegando hasta la actualidad (de 2005, claro) Tenemos, para terminar, una Filmografía esencial repleta de títulos y ordenador de forma cronológica para disfrutar junto a la bibliografía usada para confeccionar este libro.


Una buena edición, con muchas fotos, tanto en blanco y negro como en color y muchísima información que no sólo nos enseña sobre un género de cine japonés, ya que, en sus páginas, vamos viendo cómo era la sociedad, cómo funcionaban los estudios, su historia y, por lo tanto, una parte muy importante de la propia historia del cine japonés. Una obra accesible donde los hermanos Aguilar demuestran sus conocimientos no sólo del cine, sino de un país, con su riqueza cultural tan personal que ha trascendido a su forma de hacer cine para dotarle de una personalidad capaz de crear un género como el del cine de yakuzas, llegando a mezclarse con otros géneros, pero manteniendo unas constantes narrativas y visuales fácilmente identificables que ha llevado a exportar conceptos a otros países para ser copiados, aunque no siempre con buen criterio. La diversidad del yakuza eiga queda palpable en las 154 páginas del libro, con sus variaciones y ramificaciones y aunque tenemos, como he dicho antes, mucha información, consigue no ser un ladrillo repleto de nombres, películas y fechas, siendo una estupenda forma de adentrarse en este subgénero de mano de expertos como Carlos y Daniel Aguilar.

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