
Vuelvo a traer al blog un libro
dedicado al cine asiático, concretamente Diez
Años de Terror Asiático: 1995-2005, editado por CineAsia en el 2005 en colaboración con el Festival de Sitges. Un repaso a esos diez años donde el cine más
terrorífico de Asia había causado sensación, sobre todo en el mencionado
festival. En esa década, nos fueron llegando en diversos formatos (cine y
vídeo) muestras de una idiosincrasia muy personal, conceptos dentro de un
género universal que diferían mucho de lo que solíamos consumir en Occidente. Títulos
de todas las calidades que inundaban los videoclubs y los cines, duplicándose
con numerosos remakes norteamericanos
y con unas raíces culturales muy definidas. Dieciséis años después, el género
ha cambiado bastante, con muestras magistrales, pero en una cantidad bastante
inferior, o al menos en el calado del público más general. Siguen haciéndose
películas de terror, pero de forma diferente. El boom se ha desvanecido, sepultado por otros géneros e incluso
conceptos, como por ejemplo Train to
Busan o El Extraño, ambas
surcoreanas, que se han convertido en ejemplos de cine terrorífico asiático de
calidad y que ha triunfado entre la crítica y el público, quedando otras
producciones eclipsadas, en parte por las propias distribuidoras que parecen no
querer apostar por el terror oriental. Por ello, es necesario recordar aquellos
tiempos, y qué mejor que con este libro escrito por grandes nombres.

El libro comienza con el prólogo
de José Luís Rebordinos, director de
la Semana de Terror de San Sebastián,
que da paso al primer capítulo dedicado al cine de terror japonés, con una
introducción de Eduard Terrades Vicens.
En su texto, ahonda en los conceptos japoneses del terror, vinculado al
folklore y explicando términos como yurei
o yokai, hasta llegar al nacimiento
del género en el país nipón, con títulos que se remontan a 1937 y realizando un
pequeño viaje hasta ese 2005. Una vez introducidos en este mundo, comienzan las
fichas de títulos emblemáticos que cubren todos los conceptos posibles, desde Takashi Miike a Hideo Nakata, sin olvidar a Kiyoshi
Kurosawa, Ryuhei Kitamura o Takashi Ishii. Claro está que no se
habla sólo de buenas películas. Cada ficha, además de contener los datos
artísticos, incluye varias secciones como el tipo de cine de terror al que
pertenece, una sinopsis, su crítica, la escena más emblemática, algún dato
curioso y mención al responsable de cada título, algo que se repite en los
capítulos dedicados a otros países. Además, tenemos el Horrorómetro, que califica el grado de terror de cada film con
notas que llegan hasta el diez. Hay películas mundialmente conocidas, y otras
que el aficionado menos aficionado al cine asiático desconoce, por lo que es
una buena forma de descubrir muchas películas. Todas ellas aparecen en orden
alfabético.

Tras Japón, Enrique Garcelán se centra en Corea
del Sur: una cinematografía en busca de su propia identidad, hablando de
cómo se ha plasmado el terror en esta cinematografía, de nuevo con hueco para
hablar de la mitología coreana y sus representaciones en el cine así como la
evolución del género en dicho país, incluyendo los nexos con Japón, que marcó
bastante este tipo de cine en aquella segunda mitad de los noventa, pero
también hablando de muestras puramente coreanas que se separaban de aquella
corriente que llegó a ser tan comercial. Y después, de nuevo tenemos las fichas
de películas como 2 Hermanas, Bushinsaba, Dead Friend,
Legend of the Evil Lake, Phone o la saga Wispering Corridors.

Ryan Law se encarga de prologar la última sección, Hong Kong: Problemas nocturnos y otros
fantasmas, donde se centra en el desarrollo del género en la ex –colonia británica,
mucho más suavizado en aquellos años y con una fuerte influencia (de nuevo)
japonesa. Los Hermanos Pang, Herman Yau, Steven Cheng, Tsui Hark
o Soi Cheang aparecen en las fichas
que incluyen títulos como The Eye, Inner Senses, Bio-Zombie, Doble Visión,
Ebola Syndrome o la longeva saga Troublesome Night.

Una lectura amena, ligera, con
254 páginas, pero que consigue listar muchísimas películas, algunas de ellas
olvidadas y otras ignoradas, que permiten recordar aquella época dorada del
género y que ahora puede ayudarnos a descubrir o redescubrir muchos de esos
títulos. Además de los nombres mencionados que se han encargado de cada
prólogo, colaboraron expertos cineasiáticos como Domingo López, Quim
Crusellas, Gloria Fernández, Eduardo Serradilla y Mario Herrera. Una lectura altamente recomendable,
sobre todo para todos aquellos fans del cine de terror asiático más jóvenes que
no vivieron con la misma intensidad esta invasión de pelos largos, maldiciones
y matanzas para conocer así el impacto que tuvo tanto en España como en todo el
mundo este género.
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