Algo por lo que siempre he apostado, ya sea en el blog, en las revistas Acción y Dragonz Magazine o en la web Helios, es el cine marcial independiente, cubriendo noticias, rodajes y proyectos que buscan hacerse un hueco en el panorama cinematográfico. Y la película que traigo hoy al blog es justo esto. Kung Fu Ghost es una película de Jennifer N. Linch, a quien entrevisté en octubre del pasado 2021 para Helios (y que puedes leer en aquí) De momento no tiene fecha de estreno, pero he tenido la oportunidad de verla gracias a la propia directora y protagonista de la película.
Sin lugar a dudas, la película es
sumamente simpática y agradable. Una de las cosas que me dijo Jennifer sobre
sus intenciones era sacar sonrisas en el espectador, y eso lo hace con creces,
siendo una comedia, pero con un toque sobrenatural, romántico y las esperadas
artes marciales, todo unido de forma inteligente y equilibrada. Una de las
cosas más complicadas en muchas películas es ver a actores con amplios
conocimientos marciales “fingir” que no saben para ir aprendiendo a medida que
la película avanza. Por ejemplo, Van Damme en Kickboxer es entrenado por Xian y deberíamos ver la evolución del
personaje, incluyendo su elasticidad, pero a pesar de ser “dolorosa” la
secuencia donde Kurt Sloane consigue abrirse de piernas, sabemos que es marca
de la casa del belga, y no es tan realista como debería. En esta ocasión,
Jennifer consigue resultar creíble debido a la construcción de su personaje y a
su interpretación. No es una heroína marcial, y cuando es poseída por su
abuelo, se convierte en una consumada luchadora, en contraposición a la
candidez de su personaje. Incluso cuando su abuelo la entrena, nos creemos esa
evolución.
El equipo formado por Jason Truong como director de acción, Daniel Ford Beavis y Shane Alexander como coordinadores de
especialistas, nos ofrecen unas buenas secuencias de acción, perfectamente
ejecutadas por Jennifer y por el resto del equipo, que incluye a Jason y Shane
como esos ladrones/ninjas. Patadas, puñetazos, cuchillos e incluso sartenes,
conforman las coreografías, con un toque de humor en ciertos momentos que
recuerdan el estilo de Jackie Chan, pero evitando ser una mera copia. Por otro
lado, Jennifer sabe dónde colocar la cámara para mostrarnos de forma correcta
cada golpe, evitando efectismos para dotar de una espectacularidad innecesaria.
Y esto se debe a que la película busca equilibrar los diferentes géneros que
toca, pero manteniendo un tono continuo y homogéneo que nos permita seguir
dentro de la historia.
Es más, a pesar de contener artes marciales, no estamos ante un guion-excusa que empalme secuencias de acción, como si fuese una demo reel del equipo, actores o directora. Linch pretende contar una historia con elementos diversos, pero, como decía más arriba, equilibrados. Ese tono amable y simpático de comedia blanca con el que comienza, unido a la atmósfera que se acerca al terror, pero sin olvidar que es una comedia, así como las relaciones entre personajes, en especial entre Daisy y William, desarrollando una bonita historia de amor paralela a la fantástica, funciona en especial, sobre todo por la química ente Jennifer y Noah Sargent, encargado de interpretar a ese apuesto fantasma que es William. En este aspecto, Jennifer demuestra tener una estupenda sensibilidad visual al mostrar la relación entre ambos con bonitos planos, sin caer en el empalagamiento excesivo. Tenemos una secuencia, homenaje a la mítica Ghost (1990) de Patrick Swayze y Demi Moore, que exuda buen rollo durante el rodaje, pero sin copiar descaradamente como suele ocurrir en otras películas, ya sea en plan homenaje o plagiando dicha secuencia de alfarería. Aquí todo sucede de forma muy natural y real.
El aspecto sobrenatural flota por
todo el metraje, acentuándose en su parte final. He repetido varias veces ya el
tema del equilibrio de la historia, y es que a pesar de que el motivo real del
viaje de Daisy a Estados Unidos tenga esas connotaciones fantásticas, con
antiguos artilugios mágicos y fantasmas, al final o importante son las
relaciones entre personajes, con ese abuelo que dejó a su familia y su
reencuentro, aunque muerto, con su nieta, la relación entre Daisy y William y
de todos con el villano. No obstante, hay que destacar, además de la técnica de
Jennifer a la hora de luchar, su vis cómica, llevando todo el peso de este
género con, de nuevo, una estupenda naturalidad, pero sin olvidar algunos
momentos más dramáticos donde lucirse como actriz y demostrando que, como
actriz, es todoterreno.
En definitiva, estamos ante una
buena película, fresca, bien rodada y hecha desde el corazón con la intención
de hacernos pasar un buen rato y demostrando que el cine marcial tiene cabida
en todo tipo de géneros sin descuidar los personajes o la historia. La
sinceridad de Jennifer a la hora de rodar y presentarnos esta película
trasciende la pantalla y logra meternos en la historia con suma facilidad, sin
ese mencionado efectismo que vemos en otras películas que sólo pretenden
mostrarnos espectaculares escenas de acción. Cada historia necesita una visión
de las artes marciales acorde a su tono y ritmo, y Kung Fu Ghost es un claro ejemplo de ello. No, no es The Raid (2011), ni falta que le hace.
Una hora y media muy agradable de ver y altamente recomendable para pasar un
rato de buen rollo muy necesario en la época que vivimos. Esperemos que la
carrera de Jennifer, como directora y como actriz, nos dé más alegrías.
NOTA: 7
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