El mencionado cine marcial suele
tener más capas que la acción en general, al necesitarse escenas de lucha para
considerarse de este subgénero. Queremos, como siempre digo, buenas escenas
marciales, incluyendo los tiros de cámara, el montaje y demás elementos
técnicos. Pero si tenemos además una buena historia, buenos guiones, un buen
desarrollo de personajes, pues mejor, y normalmente tenemos todos estos
elementos en todo tipo de películas, excepto las escenas de lucha, claro. Todo
ello se debería usar a la hora de afrontar una crítica profesional, y si
estamos además frente a una adaptación, tener en cuenta el material original.
Así que vamos al lío.
Empecemos con el tema adaptación.
No voy a decir que me acuerde al cien por cien de la serie de anime. La vi en
su momento, y en alguna reposición y continuación, pero es complicado, y caro,
adaptar el comienzo de la serie, con muchísimos personajes. Por eso entiendo
que se hayan centrado en Seiya, por lo que es necesario modificar algunas cosas
de cara a esta primera entrega de una futura franquicia (que por el tema que
hemos mencionado al principio, de la taquilla, no sé si sucederá, pero no tiene
pinta de momento) Y claro, tenemos que entrar en el tema de las licencias, ya
que para crear cierto drama al usar menos personajes que en la serie de
animación o en el manga, es necesario inventarse un trasfondo que entra y sale
del material original, cogiendo cositas pero creando un nuevo mundo más acorde
con los tiempos en los que estamos. Pero hay que ser fiel a la esencia, y creo
que, como actualización, todo funciona bastante bien.
Y esto entronca directamente con
lo que decía respecto a las propias pretensiones de esta adaptación. Aunque
está Toei Animation detrás, no
estamos ante una superproducción al nivel de Marvel o DC. Es algo con lo que ya
se contaba desde que se anunció el proyecto, y se nota en la carencia de
personajes secundarios, con una historia sencilla, con algún giro interesante,
distanciándose un poco del anime original, pero estableciendo nexos con la
adaptación digital que tuvimos en Netflix
con dos temporadas en 2019 y 2022, para crear un mundo diferente, pero con
bastantes elementos que favorecerían esa secuela, aumentando el nivel de todo. Pero
bueno, a pesar de ese potencial, tengo que centrarme más en esta, de momento,
única película.
Como digo, al margen del anime y
manga original, como película, funciona bastante bien. Chico destinado a algo
muy grande, chica a la que debe proteger de las fuerzas del mal, el viaje del
héroe, y acción. Tenemos también las típicas relaciones entre gente joven del
cine norteamericano, con algo de romance, pero sin ser demasiado edulcorado. Es
cierto que usa muchos tópicos para construir esta película de fantasía y artes
marciales, pero todo funciona sin problema. En el reparto tenemos a Mackenyu, el mismísimo hijo de Sonny Chiba, como Seiya, y la vedad es
que me ha convencido, y mucho, aunque tampoco es que haya desplegado un carisma
arrollador. Cumple como héroe y se mueve muy bien en las escenas de acción, ya
que ha estudiado Karate Kyokushinkai con su padre, y junto al trabajo del
director de segunda unidad, coreógrafo y coordinador de especialistas, y su
equipo, el gran Andy Cheng. Sobra
decir que es del equipo de especialistas de Jackie Chan, ya que su carrera fuera del cobijo de Jackie, es más
que brillante, siendo uno de los mejores coreógrafos actuales, sobre todo que
trabaje en Occidente y más concretamente en Hollywood.
Cuando ves series de animación japonesas, las secuencias de acción suelen ser muy dinámicas y rápidas, pero el cine de acción japonés no suele ser así. Pero hemos tenido las cinco películas de Kenshin, con una acción brutal, y aquí tenemos lo mismo. Y no es casualidad que en Kenshin hayamos tenido a Kenji Tanigaki, mano derecha de Donnie Yen, y acostumbrado al trabajo coreográfico hongkonés, y en Caballeros del Zodíaco tengamos precisamente a Cheng. Y esto se traduce en una combinación perfecta del dinamismo de ambos mundos, el del anime y el del cine de Hong Kong. Y si encima Andy es el director de segunda unidad, se ha encargado de dirigir todas las escenas de lucha, y se nota y, sobre todo, se disfruta.
Las técnicas usadas, de puro Kung
Fu, junto a la ambientación y esos conceptos del uso de la energía, el Cosmos,
se apoyan en el uso de técnicas imposibles y espectaculares, ángulos de cámara
que dan a los personajes el toque superheroico, y en ocasiones, clavadas al anime,
como el caso del protagonista. En varias ocasiones me trasladaba a la época en
la que veía la serie de dibujos animados, calcando esas posturas tan
cinemáticas del anime. Sí, se apoyan en ciertos momentos en efectos digitales,
pero de la misma forma recupera esos combates irreales y espectaculares que, al
fin y al cabo, queremos ver en una adaptación. Cheng hace un trabajo soberbio y
diseña unas escenas de acción, apoyado en Vi
Da-Tran y Joseph Le, que me han
encantado, incluyendo las de entrenamiento.
Los ángulos de cámara son
perfectos en cada secuencia que tenga acción o artes marciales, con ese toque
tan habitual en el cine de Hong Kong setentero, donde el protagonista aprende
su técnica secreta que le hará ganar contra sus enemigos. Pero todo ello con el
aspecto visual de la propia serie, como Marin, clavada al personaje animado y
ese toque fantástico que va incluso un puntito más allá de la ya demasiadas
veces mencionada serie de dibujos. Insisto en que es una adaptación y todo
funciona bien como presentación de este mundo, aunque el resultado final sea
que estamos ante una película al nivel del Tekken
de Jon Foo. Una historia justita, entretenida, buenas escenas de acción (las de
Cabaleros, mucho mejores que las de Tekken, eso sí), un presupuesto limitado y
cierto toque de serie B que aspira a serie A y no lo consigue. Pero no me
cansaré de decir que las escenas de acción son de lo mejorcito de este año.
Para respaldar a Mackenyu tenemos
a Madison Iseman, la elección habitual del cine norteamericano, una chica rubia
y guapa, con cara de buena, pero correcta como actriz. Y hay que seguir
respaldando, y qué mejor que con secundarios como Sean Bean y Famke Janssen
para dar algo de empaque. Aunque para empaque, el de Mark Dacascos como el implacable Mylock. Al margen del protagonista
y Dacascos, no tenemos mucha más presencia marcial, pero entre el trabajo del
equipo de dobles y especialistas, los efectos digitales y el prota y Dacascos,
tenemos suficientes elementos para disfrutar de cada secuencia de lucha. Mark
aporta su carisma, aprovechando este momento de empalme de buenos proyectos
donde se pueda lucir, y aquí lo hace, aunque sea secundario. Por todo ello,
podemos estar más que satisfechos de poder disfrutar de este tipo de
secuencias.
También tenemos a Nick Stahl como Cassios y a Diego Tinoco como Ikki, o Fénix, el verdadero antagonista de Seiya. A pesar de la juventud del actor, de tan solo 25 años, me ha convencido como enemigo a batir, y es curioso que a pesar de haberse inspirado en armaduras medievales europeas para las armaduras, la suya, de Fénix, se parezca tanto a la original. Pero como digo, me ha gustado su ambientación, su ritmo, y la acción, y aunque no sea una adaptación perfecta, o se note la falta de presupuesto, haciendo que termine desluciendo un poco más de lo esperado, no es, para nada, el desastre que mucha gente ha dicho. Oncluso las partes más fantásticas, visualmente están bastante bien resueltas, como ese clímax, bastante épico en general a pesar de tener tan pocos secundarios alrededor de los personajes y trama principal.
Quizás nos estemos volviendo
demasiado exigentes por la cantidad de blockbusters
superheroicos y fantásticos que estamos teniendo, o de aventuras. Todo de corte
clásico, muchos revival que buscan su
propia identidad que no terminan de triunfar en taquilla como se espera, pero
que nos recuerdan que hay gente que intenta hacer un cine entretenido, de
evasión, algo más ligero que las millonadas del MCU o las continuas
reinvenciones de Superman y sus amigos. Un cine se serie B que roza la A y que
resulta muy entretenido de ver. Los
Caballeros del Zodíaco entretiene, nos trae estupendas escenas de lucha con
el espíritu de Hong Kong que necesitaría una inyección de dinero para que pueda
explotar todo su potencial en la secuela. Pero como he dicho al principio
hablando de otras críticas, esta es sólo mi opinión, una opinión más de alguien
que no es puritano a estas alturas cuando se habla de adaptación (bueno, menos
de Akira, por ahí no paso, prefiero
que no se arriesguen)
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