En la segunda edición del TACFEST & EXPO, tuvimos varias charlas, conferencias y debates con nombres relevantes de este apasionante mundo del cine marcial y de acción. Marcos como este festival son perfectos para conocer a gente del medio, auténticos especialistas del género, valga la redundancia, que con sus experiencias y puntos de vista, no sólo los exponen, sino que nos hacen pensar en los temas de los que hablan, o al menos a mí. El primer debate fue Stunts vs Actores de acción, con Nacho Serapio como moderador y con George Karja, de LK Stunts, Alberto Hidalgo, actor y artista marcial, Paul Hawk, especialista, y Luis Cros, también especialista y propietario del canal La Guarida del Stunt, y comenzó fuerte mi buen amigo George afirmando que el actor de acción no existe, es una fantasía, algo que puede ser incluso polémico, pero como he dicho, me dio que pensar tras escuchar los motivos de este pensamiento y escuchar las réplicas de sus compañeros, y dado que había que seguir un horario y no se pudo extender más con preguntas y opiniones del público, he decidido crear esta entrada en el blog dando mi opinión al respecto.
EL ACTOR DE ACCIÓN
Lo primero, quiero hablar del
concepto de actor de acción. Está claro que todos podemos citar nombres
de actores de acción, es decir, de actores que han conseguido el estrellato en
este género (digo acción e incluyo artes marciales, claro está) como Bruce Lee,
Jackie Chan, Norris, Stallone, Schwarzenegger, Van Damme, Donnie Yen o Scott
Adkins. Todos ellos son iconos y nadie puede negarlo, al margen de gustos. Pero
también tenemos a otros actores que han triunfado con películas de acción como
Bruce Willis, Tom Cruise, Keanu Reeves e incluso Liam Neeson tras Venganza
(2008), encadenando tanto película de acción como thrillers de acción. ¿Podemos
considerarlos actores de acción? Yo diría que no. Han hecho acción, y muy
buena, pero sus respectivas carreras tienen incursiones en otros géneros,
consiguiendo también el éxito.
Que si inexpresivos, que si
sobreactuados en comedia… Los intentos de todos ellos por ser actores completos
se han tomado a risa, y sus películas de acción se consideran menores, por
mucha nostalgia ochentera que haya hoy en día. Por suerte, en este siglo XXI se
consideran clásicos del género, y el respeto que han buscado se lo han
terminado ganando ahora que peinan canas… Las nuevas generaciones los ven como
clásicos, pero si les preguntas por héroes de acción, sale Reeves, Cruise y
compañía, o Vin Diesel y Dwayne Johnson, que al menos sí se les puede
considerar actores de acción actuales. Un momento, ¿he dicho actores de acción?
Sí, aunque realmente esa figura, como he dicho, ha sido durante décadas algo
despectivo.
Por otro lado tenemos a esos
otros actores como Cruise o Keanu Reeves, considerados actores completos pero
que triunfan en el cine de acción. Sabemos, como ya he dicho, que Cruise hace
escenas arriesgadas, sin dobles, aunque los usa para determinadas secuencias o
acciones. No le voy a quitar mérito, ya que Jackie Chan también ha sido doblado
en numerosas ocasiones, por una razón u otra. Si haces el 90% de tus escenas,
pero te doblan en un 10%, lo aplaudo, pero hay casos en los que el actor que
sea hace algo de acción y es doblado por un especialista, por lo que si sus
escenas de acción no las hace él, no podemos hablar de actor de acción. Liam
Neeson es un buen ejemplo. Sus tiroteos y determinadas secuencias de pelea las
hace él, pero es doblado, y cada vez más. A Reeves le pasa igual. El
entrenamiento táctico y marcial le favorecen en muchas escenas, pero en la
cuarta entrega de Wick tiene hasta cinco dobles.
Por todo esto, muchos de estos
supuestos actores de acción se reparten este tipo de secuencias con
especialistas, por lo que la propia acción es realizada por otras personas.
¿Son actores de acción? No, son actores que hacen acción, algo muy diferente. Y
si hablamos, de nuevo, de cine marcial, hemos visto muchos casos donde el doble
es quien hace las secuencias de lucha más complicadas, dejando a la estrella de
turno lucirse brevemente, pero si tienes el ojo entrenado o has practicado
artes marciales, se nota. Un ejemplo brutal es Franco Nero en La Justicia
del Ninja (1981), con Mike Stone enfundándose el traje de ninja blanco. Ver
a Nero usar los nunchakus ya deja claro que quien lleva el traje de ninja no es
él…
LOS ESPECIALISTAS
Yuen Wah a punto de dar un mortal hacia atrás pateando a Bob Wall en Operación Dragón |
De esta forma se crea una
sinergia entre actor y doble para crear al personaje, para que lo que hace el
actor y el especialista forme un todo. Todo esto me hace recordar una anécdota
que Joaquín Ortega, director de NOIDENTITY, me contó. Un actor se
le acercó y le dijo que Joaquín era quien le doblaba en las escenas de acción y
Joaquín le contestó que no, que ese actor era quien le doblaba a Joaquín en las
escenas dramáticas. Más razón que un santo. También quiero puntualizar que es
cierto que muchos stunts (por simplificar) prefieren seguir trabajando
así, sin necesidad de protagonizar películas ni saltar a coreografiar, pero no
siempre lo hacen en películas de acción puras y duras. Un drama social puede
tener un atropello y se necesita a un stunt, por lo que su trabajo no se
ciñe a un género, aunque es evidente que la cantidad de escenas arriesgadas en
el cine de acción son muy superiores.
Por otro lado, los stunts no siempre doblan a actores. En muchas ocasiones son personajes secundarios, puede que sin líneas de diálogo, o con muy pocas, y deben mantenerse en el personaje que sea, aunque sea el matón 4. Con esto quiero decir que se necesitan ciertas habilidades dramáticas, dependiendo de la película y personaje, y si es un negado actuando, no conseguirá este papel y seguirá siendo carne de cañón para golpear, salir volando por los aires y demás.
Puede que en un futuro no tan
lejano, tengamos un Oscar al mejor stunt, hombre o mujer, o mejor
coreografía de lucha, gracias a la mencionada El Especialista (The
Fall Guy), o puede que todo esto sea una anécdota dentro de la historia del
cine como el desembarco hongkonés en Hollywood de finales de los noventa y
principios del 2000, pero está claro que para el cine de acción se necesitan
actores solventes, especialistas de calidad, directores de segunda unidad (que
suelen dirigir las escenas de acción en la gran mayoría de casos), gente que
entienda la acción de verdad para plasmarla de la manera correcta y con el
merecimiento que deben. O que se considere al cine de acción y de artes
marciales un género respetable al mismo nivel que el de terror, el drama, la
comedia o el musical. Eso es algo por lo que muchos luchamos.
EPÍLOGO
Entonces, ¿existe el actor de acción? No, hay actores que hacen cine de acción, pero que intentan darlo todo cuando se meten en la piel de sus personajes. Adkins intenta darle un trasfondo a Boyka en cada nueva entrega de la saga, Van Damme hace lo mismo en Darkness of Man (2024), aunque tenga escenas de acción. El cine es un trabajo de equipo, y por eso, cuando vemos películas de acción protagonizadas por actores ajenos al género, necesita a los stunts para complementarse. Muchas veces el actor se esfuerza en hacer sus escenas arriesgadas, y de la misma forma, los stunts se esfuerzan en interpretar también. De esta forma todos, las estrellas del género, los actores ajenos que incursionan y los especialistas, terminan convergiendo en lo mismo, en ser actor, o actriz, adornándolo con escenas de acción, de disparos, de peleas, explosiones y demás y creando así este maravilloso género que necesita de todo para existir, no sólo de acción pura y dura. El salto de tantos coordinadores de especialistas o coreógrafos a la dirección es síntoma de que se está permitiendo oír su voz, la de los auténticos expertos en acción para mostrar su durísimo trabajo para diseñar, coreografiar, dirigir y montar una escena de acción. Que usen a estrellas de fuera de este tipo de cine ayuda a esa visibilidad, pero nunca debemos olvidar los nombres de quienes nos han dado lo mejor del género durante décadas y en tantos países, tanto delante como detrás de las cámaras. Y si vemos todo esto junto, podemos ver esa grandeza e importancia que tiene el cine de acción y de artes marciales, al mismo nivel que el resto de géneros y subgéneros del cine.
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