Otro 20 de julio más. Hoy se cumplen 51 años de la muerte de Bruce Lee, y como suele ser tradición, aquí está mi artículo en conmemoración a esta triste efeméride. Y suele ser tradición, por mi parte, ponerme a escribir sin tener claro hacia dónde irá este artículo, o pensamientos y reflexiones. Bueno, alguna idea sí tengo, la verdad. Y es que recientemente en un grupo de Facebook ha aparecido un personajillo muy agresivo pero muy fan de Bruce, o eso dice, poniendo frases suyas y fotos pero con mensajes violentos y prepotentes, burlándose de mucha gente, quizás buscando la polémica y hacer ruido con una chulería fuera de lugar. Claro, te pones a pensar en eso y ves que Bruce también era chulo y prepotente en determinados momentos, lo cual me hizo pensar en qué punto se perdió el mensaje filosófico de Bruce, sus enseñanzas para con los demás y el propio camino del Jeet Kune Do para que individuos como él los usen de forma agresiva.
Bueno, y para terminar con dicho
personaje, junto a comentarios de gente que ahora, 51 años después del
fallecimiento del Pequeño Dragón, siguen desvirtuando la imagen de Bruce como
un auténtico artista marcial y no sólo un actor. Da igual las toneladas de documentación,
artículos, libros y demás que existan narrando la vida de Bruce, mucha gente,
supuestamente amantes del cine marcial y las artes marciales, siguen sin
conocer realmente a Bruce. Yo tampoco, está claro. Para afirmar que se conoce a
Bruce habría que haberle conocido personalmente de forma intima, pero a través
de su familia, amigos y alumnos, podemos hacernos una idea de cómo era Bruce. Pero
lo que no podemos hacer es menospreciarle ni encumbrarle, y hay que separar la
imagen que vemos en sus películas del Bruce real.
Pero vamos por partes. Bruce era un pendenciero. Formaba parte de la banda los Tigres de Junction Street desde 1959, un año después, si no recuerdo mal, de ganar el campeonato de Boxeo amateur a Gary Elms en Hong Kong. Y en esta frase he incluido peleas callejeras reales y una competición que ganó. Es sabido que esos encuentros de la banda de los tigres en tejados de Hong Kong aceleraron el viaje de Bruce en el mismo 1959 para alejarle de los problemas. Bruce terminaría corrigiendo esta actitud agresiva adolescente, aunque la propia fama tras el estreno en 1971 de Karate a Muerte en Bangkok haría que muchos extras le retasen en algunos de los rodajes, descubriendo que era mucho más que un actor.

Campeones como Chuck Norris,
Joe Lewisn o Bob Wall, o sus amigos y alumnos Dan Inosanto,
Taky Kimura, James Coburn o Kareem Abdul-Jabbar han alabado
su técnica, potencia y velocidad. Y sabemos que en el cine tenía que bajar el
ritmo o modificar las cámaras para captar sus movimientos. Incluso actuales competidores
de MMA como McGregor o Anderson Silva han hablado maravillas de Bruce, aunque
luego llegan dos parguelas que hacen MMA desde hace unos años y piensan que son
mejores que Bruce. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que si campeones y leyendas
de la competición, y grandes artistas marciales hablan tan bien de Bruce,
habiéndole conocido, ¿por qué este afán de tirar por tierra lo que está
contrastado y certificado? Pues no tengo la respuesta, sólo hipótesis, como que
tiene que haber haters sí o sí, envidias y querer ir contracorriente.
No vengo a convencer a nadie, ni falta que hace. Duermo muy bien por mucho que se critique a Bruce. No tiene porqué gustar a todo el mundo. Pero lo que sí a veces me… enfada no es la palabra, lo que piense nadie sobre Bruce, ya sea positivo o negativo, me da bastante igual, pero si veo un odio especial al confundir a los actores con sus personajes en el cine y con la figura real, en este caso de Bruce. Lo mismo puede pasar con gente como Donnie Yen o Jackie Chan. El no competir de forma reglada suele provocar esto entre puristas de las artes marciales. ¿Pero sabéis qué? Al final, poco importa. Bruce dejó su impronta en la historia, en general, pero también en el cine y en las artes marciales. Por algo sería. Y vuelvo al comienzo. Ese
personajillo que comentaba usa la figura de Bruce en las películas para
justificar (¿autojustificar?) su propia violencia, pensando en que Bruce sacaría
la rabia de su Chen Chao-An para solucionar ciertos problemas. Y ahora volvamos
a la vida de Bruce. Tuvo bastantes problemas con Lo Wei y aunque hubo amenazas,
nunca le golpearía para salirse con la suya. También con la Warner y no
destrozó ninguna oficina como si fuese Winslow Wong en el despacho del
detective Marlowe.
Y con todo esto en la cabeza,
pienso en el legado de Bruce, en lo que nos dejó a las próximas generaciones.
Sus estudios de las artes marciales, la búsqueda de la esencia del combate, de
los movimientos estrictamente necesarios, del concepto del Jeet Kune Do, un
concepto extrapolable a cualquier aspecto de la vida. Quédate con los que
funcione, desecha el resto. Pero cada uno de nosotros somos un mundo, un pequeño
microverso, y debemos coger de Bruce y de todo, lo que se adapte a uno mismo. Y
este personajillo, deplorable y lleno de odio, ha tenido que escoger facetas no
muy positivas para salir adelante ya que, como suele contar, su barrio está
lleno de violencia y ha tenido, y tiene que convivir con eso. ¿Es lo mejor que
Bruce le ofrecía para superar esas dificultades? Está claro que no, pero dicho
desde mi perspectiva, la cual difiere mucho de la esta persona. Por eso, aunque
suelo evitar hablar con él (si le corriges de buen rollo, se mosquea, si le
llevas la contraria, te ataca y si opinas diferente, se ríe) después de pensar
en todo esto me da algo de lástima, pero espero que al menos las enseñanzas de
Bruce le terminen llevando por el buen camino.
El Pequeño Dragón es ese dedo que señala a la luna que siempre hablamos los “frikis” de Bruce (no me gusta el término friki actual, tan mainstream, pero creo que se entiende bien aquí), y cada uno debemos seguir nuestro propio camino, para conseguir ver esa gloria celestial que es la luna, ese objetivo vital que tenemos todos. El legado de Bruce, como el Jeet Kune Do, puede cambiar en cada caso. Y volviendo al JKD, está claro que el JKD que diseñó Bruce no es el JKD que enseña Inosanto ahora. Tal y como quería Bruce, cada uno debe conformar su propio JKD, modificando lo que a Bruce le valía pero a Inosanto no, y así con todos sus primeros alumnos, y con los alumnos de sus alumnos…

Para ir terminando, quería sumar
a todo esto el famoso tema de las cartas y las drogas, algo que sólo humaniza a
Bruce. Y es que los sucesos reales de su vida conformaron la personalidad de
Bruce, cometiendo errores como cualquiera de nosotros, hasta que encontró su
camino. Y podemos hacer dos lecturas de esto, o bien destructiva de la propia
imagen de Bruce o una advertencia de lo que pueden conllevar los aspectos más
negativos de Bruce. Yo que quedo con esto último, claro está. De los errores se
aprende, incluyendo los errores de terceras personas, ya está en nuestra mano
usar todo esto de forma positiva. El legado de Bruce no son sólo sus películas,
sus artes marciales, su lucha contra el racismo en Estados Unidos y lo que significó
su irrupción en el propio cine de artes marciales, rompiendo con lo visto hasta
1971 de una forma brutal. Está también en ver esos puntos negativos, en sus
infidelidades, su arrogancia o el consumo de drogas, como recordatorios de las
debilidades humanas, por muy fuertes que seamos por fuera, pero no para cometer
los mismos errores. Y, sobre todo, para hablar de cualquiera, tenemos que
conocerlo, sus luces y sus sombras, como suelo decir, para valorar la vida y
obra de alguien tan icónico como Bruce Lee, y no idealizarlo pensando en que
todo lo que hacía estaba bien, torciendo así nuestra brújula moral y ética en
favor de un endiosamiento sectario y una forma de autojustificar nuestros actos
menos positivos.
Bruce era un hombre, por encima de la media, visionario y con unas capacidades casi sobrehumanas, pero un hombre, al fin y al cabo (no es la primera vez que lo digo) y nosotros debemos tener esto en cuenta a la hora de pensar si estamos usando su legado de forma correcta y no como excusa de nuestras debilidades. Pero al final, cada uno de nosotros hará uso de todo esto según le convenga, por mucho que se pueda desvirtuar la vida de Bruce y se siga confundiendo el cine con la vida real. El legado de Bruce seguirá vivo en los millones de personas que seguimos estudiando su vida y obra, independientemente de los caminos que elijamos seguir. Ya sea de una forma u otra, la huella de Bruce seguirá siendo evidente y fresca mientras sigamos hablando, estudiando y dialogando sobre el tema y, sobre todo, usando lo que aprendemos de la mejor forma posible y no con seguimientos extremos ni sectarios. Dudo mucho que a Bruce le gustase eso.
Comentarios
Creo que todos los artistas marciales le debemos algo a Bruce por ser un pionero en muchos aspectos.
Un fuerte abrazo Iván!!!!!