[CRÍTICA] - KILL (2024)

Cuando se habla de cine indio, se suele pensar en locas películas exageradas con numerosas secuencias de baile. Nada más lejos de la realidad, como intentamos explicar algunos fans del cine indio como Domingo López o Yous Norris. Bueno, y yo. Y creo que esta película es un claro ejemplo de la gran variedad de estilos cinematográficos que tiene un país como India. Claro está que el estreno en suelo norteamericano de este título ha ayudado a que sea conocida más mediáticamente. Muchos medios de comunicación online españoles se han hecho eco de este estreno, aunque luego ignoren por completo títulos que se estrenan en España como Kalki 2898 AD. Pero ese es otro tema. Como decía, Kill es un claro ejemplo de cine indio sin bailes y que va por otros derroteros del cine más mainstream y comercial de Bollywood. No voy a ponerme a citar títulos que no son brilli brilli y bailes y cables y testosterona a raudales, ese también es otro tema.

Cuando se estrenó el trailer, las comparaciones con la indonesia Redada Asesina (The Raid) (Gareth Evans. 2011) comenzaron a salpicar su inminente estreno. Y la publicidad estadounidense ha seguido por ese camino, y admito que tiene bastantes puntos en común con el díptico protagonizado por Iko Uwais, e incluso en general con esta nueva ola de cine de acción indonesio con títulos como Headshot (Timo Tjahjanto y Kimo Stamboel. 2011) o The Night Comes For Us (Timo Tjahjanto. 2018), es decir, ultraviolencia, sangre y burradas sin parar. Pero la narrativa y el propio guion cambian el enfoque del motivo de esta explosión de violencia cruda. Que transcurra prácticamente todo el metraje en un tren afianza esta comparativa con las redadas de Iko, eso está claro. Pero como digo, el sencillo guion se esfuerza en explorar el viaje hacia la desesperación del protagonista.

Dicho esto, no voy a hacer spoilers, aunque cueste un poco para poder explicar este punto del viaje a la desesperación. El protagonista es un comando indio con una novia a la que ama, pero ella tiene un matrimonio concertado. El va el día de la pedida de ella para fugarse juntos, pero ella no accede. Por circunstancias del destino, cuando el comando y su amigo cogen el tren para irse, la chica y su familia, una acaudalada familia, cogen el mismo tren. Y ese tren es el escogido por una banda de ladrones para saquear. Pero las cosas se complicarán, y mucho.


En su primera parte, de la hora y tres cuartos que dura, vemos al comando y a su amigo acabar con los ladrones pero no de forma expeditiva, pero a medida que avanza la trama y comienza a morir gente, la cosa se encrudece. La bestia interior del comando, interpretado por Lakshya, se va desatando para afrontar la situación extrema que va viviendo. Es a la mitad de la película, justo cuando además sale el título, cuando sucede algo que provocará la extrema violencia que ya nos acompañará el resto del metraje. Y hay muchos personajes que pueden provocar esto, que conste ya que incluso el guion se apoya en ellos para contarnos esta historia donde la acción es lo primordial, pero con cierto sentido todo, lo cual es de agradecer.

Intentar hacer una película de acción en un tren, necesita giros de guion, personajes secundarios interesantes, incluyendo los villanos, no tan temibles como podría parecer, pero sí desagradables y potentes, y las action pieces de rigor, todo bien rodado y editado, con los momentos de calma necesarios para no ser una violentísima película de acción de una hora y cuarenta y cinco minutos pero sin nada dentro. Esto puede llegar a cansar a casi cualquier aficionado. El exceso continuo no es siempre bueno, o que se lo digan a la surcoreana Carter (Jung Byung-gil. 2022), la de palos que se llevó por eso mismo. Por mucho que el director haya querido experimentar, el público no siempre responde como nos gustaría, y en ese sentido, Kill consigue equilibrar todo esto.

Eso sí, tenemos algunos momentos repetitivos e incluso podemos hablar de recrearse en las coreografías sanguinolentas y momentos gore, pero tampoco traspasa ninguna línea que no hayamos visto antes. El trabajo del surcoreano Oh Se-yeong y el indio Parvez Shaikh sabe combinar ese toque indonesio con el indio, a la hora de rodar las escenas de acción y en general en cómo trabajan los stuntmen. El uso masivo de armas blancas y sus efectos en el cuerpo humano quedan bastante clarificados durante todo el metraje, así como el cansancio físico del protagonista, dato a tener en cuenta, lo cual no le impide parecer Michael Myers y volver a levantarse una y otra vez para seguir cometiendo burradas.

Tenemos además momentos de drama, tanto de la familia de la chica, interpretada por Tanya Maniktala, como de otros pasajeros del tren. Todos ellos, además de los propios ladrones, ayudan a aligerar la narración, a tomar aire para la siguiente escaramuza, que junto a otros giros de guion, hacen avanzar al protagonista y le obligan a endurecer sus técnicas contra los asaltantes. Un de menos a más, pero que desde que empieza la acción, es de calidad. Un estupendo trabajo de Nikhil Nagesh Bhat, que además guioniza y que tres días después de estrenarse en USA, ha sido adquirida para un remake de mano de 87Eleven Entertainment. Si ya la película es muy buena, ¿para qué una nueva versión? En fin, lo de siempre, que Hollywood puede hacer mejor tu película, o eso piensan. Ni aunque contrates a John Woo para hacer un remake para plataformas de The Killer (1989), oh, espera, que lo han hecho. Pues eso, que te recomiendo Kill, la india para disfrutar de estupendas y violentas escenas de acción muy diferente de lo que hacen Shah Rukh Khan y demás Khan en Bollywoood.

NOTA: 7

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