Para definir esta película
tendríamos que decir que es una mezcla entre Operación Dragón (Enter
the Dragon. Robert Clouse. 1973), Contacto Sangriento (Bloodsport.
Newt Arnold. 1988) y Kickboxer (Mark DiSalle y David Worth. 1989) La
trama nos recuerda a la mencionada Operación Dragón. Un torneo de artes
marciales organizado por un peligroso criminal, al que acudirá un agente
estadounidense que en sus ratos libres compite en Kickboxing, para descubrir un
plan de tráfico de armas químicas. Dicho torneo tiene a diferentes luchadores
de varias disciplinas marciales, como en Contacto Sangriento, aunque el
campeón habitual del torneo es un despiadado luchador de Muay Thai, lo cual nos
recuerda a Kickboxer.
Como he dicho, es un remedo de Operación
Dragón, y visita lugares comunes, pero buscando ciertas diferencias para
tener entidad y personalidad propia. Tenemos esa infiltración, peleas contra
guardias, y a Lin escondiéndose, tal y como hizo Bruce en sus incursiones a la
base de Han. Pero al margen de esto, tenemos un buen desarrollo y un
protagonista que no es tan intocable como Lee, no es un agente de campo, sólo
analista que sabe luchar, y su amor por la lucha le llevará a querer seguir en
la competición, al margen de la misión. Pero todo esto al final es irrelevante
ya que lo importante son las escenas de lucha, aunque estén bien metidas en la
propia trama.
Seng Kawee se encarga de
coordinar a los especialistas y de las peleas, mostrando mucho Muay Thai de
calidad, aunque no siempre bien rodadas. A veces estas peleas son algo lentas,
pero como he comentado con amigos, leda cierto aspecto realista. Estamos muy
acostumbrados ya a la velocidad en las coreografías de Tim Man, por ejemplo, y
vemos a Scott Adkins hacer acrobacias y dar unas patadas espectaculares, pero
aquí se pone un pie en la tierra para mostrar combates más realistas, dentro de
lo que se puede en una película. El montaje no ayuda mucho, y a pesar de tener
buenas coreografías bien ejecutadas, sólo puedo decir que marcialmente es
correcta, y algo mejorable, pero igualmente disfrutables.
Por otro lado tenemos a actores
más que solventes como Vithaya Pansringarm o Sahajak Boonthanakit,
el primero como amigo del protagonista y el segundo como jefe criminal. Vamos,
el Han de esta película. Y contamos además con Ron Smoorenburg como
luchador francés, además de secundarios desconocidos (al menos para mi) que
ayudan a enriquecer el nivel marcial de la película. En general estamos ante un
buen homenaje a un subgénero del cine marcial, que no suena a refrito si no a
homenaje, y resulta bastante entretenida, con personajes ligeros, pero
simpáticos, y un desarrollo habitual de todo, pero que funciona como
entretenimiento. No podemos olvidar que las cuatro películas de Tiger Style
Media homenajean al cine ochentero y noventero y lo consiguen. Y aunque
suene algo negativo, de las tres que ya he visto, esta es la que estaría en la
última posición, pero no por ello es menos entretenida. Una agradecida película
en estos tiempos donde el cine marcial se mantiene en una serie B con no
demasiado presupuesto y que no suele regalarnos demasiados títulos, y mucho
menos de cuatro en cuatro, como es el caso. Art of Eight Limbs es una
correcta película de género, mejorable pero entretenida y un primer paso en una
nueva construcción de una serie B marcial paupérrima actualmente que merece
como mínimo películas como ésta. Y las siguientes estrenadas son mejores, pero
eso lo dejamos para otro día.
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