Hoy traigo al blog un cortometraje de Ángel G. Brophy, coreógrafo de Lady Scorpions (2024) Como he dicho en muchas ocasiones, me encanta ver cine independiente de acción y artes marciales ya que de esta forma descubrimos nuevos talentos, como es el caso. Se trata de su debut como director tras haber trabajado como especialista, actor y coreógrafo, es decir, ha trabajado en diferentes puestos siempre dentro del cine marcial y de acción, lo que ayuda mucho a la hora de ponerse a dirigir. El resultado es estupendo, ya adelanto. Normalmente, el mundo del corto, o al menos lo que he vivido durante los noventa, en mi etapa de cortometrajista, no solía ofrecer historias de acción o artes marciales más allá de algunos trabajos que podríamos denominar frikis, o freaks, sin consideración en los festivales, aunque los de terror y zombies (una etapa habitual en los adolescentes que querían ser directores) si eran mejor vistos. Por suerte, en este siglo XXI la cosa ha cambiado, como hemos podido ver en numerosos festivales de acción y artes marciales, y podemos disfrutar de estupendos trabajos como Angie.
Lo difícil de un corto de estos géneros, acción y artes marciales, es encajar este tipo de secuencias en una historia autoconclusiva (al no ser que se quiera hacer una saga o algo similar en películas de menos de treinta minutos) Tienes poco tiempo para desarrollar la historia y los personajes, y necesitas que la acción y las coreografías de pelea ocupen bastante parte del metraje. Ángel Brophy nos presenta a Angélica, o Angie, una repartidora de comida a domicilio. Durante un reparto, y tras ver una pared llena de carteles de mujeres desaparecidas, ve a una de ellas, Samantha intentar escapar de la casa donde Angie está haciendo una entrega y, tras ser apuntada con una pistola, la dejan irse, pero la joven pensará si llama a la policía o se encarga ella misma de salvar a la chica. Evidentemente decidirá actuar, entrando a la casa.
La película tiene dos partes claramente diferenciadas, los seis primeros minutos presentan a Angie y la trama, y los 9 minutos finales repletos de acción junto al epílogo. Al principio hablé de cómo poder contar una historia que desemboque en la acción, y es lo que tenemos en esos seis minutos del comienzo, con Angie en su moto, hablando con su madre por teléfono, preocupada por estar trabajando de noche. Es aquí donde se deja caer que Angie practica Karate, necesario para justificar los conocimientos marciales de la protagonista, algo nada descabellado ya que todos conocemos a gente con diferentes profesiones que practican artes marciales. También tenemos el tema de las desapariciones de mujeres, que se presenta con los carteles de desaparecidas que ve Angie. Estos elementos se introducen de forma natural, nada forzada. Brophy rueda estas primeras secuencias con la cámara fija, o con escasos movimientos, con planos cortos y calmados, acentuando las gotas de drama.
Una vez que Angie decide actuar,
comienza la acción, aproximadamente a los seis minutos y medio. La dirección de
Brophy aquí cambia, así como la propia iluminación, adaptándose al cambio de la
historia. Planos abiertos y movimientos rápidos, con una gama de colores que
crean la atmósfera de la banda de secuestradores, un mundo diferente al que hay
en la calle. Las coreografías son potentes, dinámicas, bien rodadas y editadas,
con un estupendo trabajo tanto de la protagonista, la experta en Kung Fu Renee
Ortiz, como por el resto del reparto. Notaba ciertas influencias, y le
pregunté al propio director, confirmando mis sospechas. Toques a lo John Wick,
con momentos a lo Jackie Chan (ese cenicero parando un cuchillo y el acting
de Renee, asombrada por haberlo parado) y gotitas del cine indonesio de acción
más brutal en su desenlace, pero con personalidad propia, demostrando que las
influencias no son copias.
El trabajo de Ángel Brophy tanto
como director como coreógrafo, apoyándose en Miguel Peralta como
coordinador de especialistas y como villano, interpretando a Jorge, se combinan
estupendamente junto al trabajo de los especialistas y nos regala un estupendo
cortometraje, sencillo y compacto, trepidante y que deja claro la calidad de
todo el equipo, técnico y artístico. Un trabajo cuidado y se nota que muy
pensado, toda una carta de presentación de Ángel como director que debería
abrirle las puertas a otras producciones, tanto como coreógrafo como director,
y que augura tanto a Ángel como al equipo de Peralta y a la propia protagonista
Renne Ortiz, un futuro muy prometedor en el género que espero nos regale más
trabajos de calidad como Angie.
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