CRÍTICA: CONFESSION OF MURDER (2012)

El thriller surkoreano es uno de los mejores ejemplos de cine de calidad sin renunciar al espectáculo. Por este motivo, el poco cine de Korea del Sur que nos llega suele ser de este género, ya sea con toques dramáticos ("Nameless Gangster") o con acción, como el título que hoy critico. Cuando lees la trama parece thriller más, las escenas de acción son muy espectaculares, emparentándole directamente con el cine de acción más comercial y con cierto toque norteamericano, exceptuando algunos movimientos de cámara, como los numerosos planos en primera persona, incluyendo en las coreografías en objetos que impactan contra los personajes involucrados en la pelea. Si a la intriga sobre si Lee Du-seok es realmente el asesino o no (perdón, no he dicho de qué va la película: 15 años después de cometerse unos crímenes de mujeres, cuando los asesinatos prescriben, Lee Du-seok sale a la luz con un libro donde se confiese ser el autor de los crímenes. El policía que le persiguió y que resultó herido en la cara con una macabra media sonrisa causada por el asesino, se enfrentará a él, pero nada es lo que parece cuando otro hombre, autodenominado J, salga a la luz afirmando ser él el asesino), con la investigación policial, unimos el género de juicios, pero cambiando los juzgados por un debate televisivo, y la acción, tenemos una película fresca, entretetina y que engancha. ¡Por fin una película que no decepciona! Al contrario, el entretenimiento es constante, a pesar de los chromas (pantallas azules o verdes) que ayudan a que los actores no pongan en peligro sus vidas demasiado, que aunque le quitan autenticidad al film, no le resta mérito al intentar, con los medios al alcance, realizar una película donde no pase un sólo minuto sin tensión, por lo que los momentos donde los efectos digitales y los cables son algo "cantosos" se perdonan.
que estamos ante un nuevo film que sigue los pasos de películas como la excepcional "Encontré al Diablo" ("I saw the Devil"), pero su primera secuencia nos hace ver que estamos equivocados. Una secuencia de acción, con una buena coreografía y con persecuciones, se acerca más al cine puro de acción, aunque sabiamente, su director y guionista, Jeong Byeong-gil ("Action Boys") afronta su primer film (la película "Action Boys" es un documental sobre los especialistas del cine surkoreano bastante recomendable a pesar de su resultado agridulce, y donde participó Kwon Kwi-deok, coordinador de acción en esta) con muy buen tino, buscando un éxito de taquilla uniendo diversos géneros de forma bastante inteligente. En vez de limitarse a un

No me ha llamado demasiado la atención los actores, aunque están todos correctos. El mayor logro del film es por parte del director, que intenta darle un sello totalmente personal a todo el film, bebiendo de aquí y allá para ofrecer, en definitiva, un producto que une la tensión y lo mejor de todos los géneros que toca, acertando de pleno con los debates de televisión y el uso de los medios que hace el triángulo de personajes principales, con lo que se toca un tema muy actual, que es la propia moralidad de los medios y la búsqueda del morbo por parte del público, con esas legiones de fans del supuesto asesino en serie arrepentido. Dos horas que se pasan volando, con una primera hora muy en línea con un cine de intriga más clásico, exceptuando las escenas de acción, y con el nuevo giro que cambia totalmente la historia en su segunda mitad para terminar con un buen espectáculo que si bien no es perfecto, al menos entretiene y hace pasar un buen rato. Si uno mira bien, podrá encontrar algunos fallos, no sólo visuales, pero, repito, se le perdona como producto de entretenimiento más mainstream que otros títulos.

NOTA: 7

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