SEMANA DE LA CRÍTICA: "OUTRAGE BEYOND" (2012)

Comienzo la Semana de la Crítica, con una crítica diaria para conmemorar las 1900 películas de mi base de datos. ¿Y qué mejor que empezar con Takeshi Kitano y su última película? Tras 17 películas como director, Kitano decidió hacer su primera secuela dos años después de su último film, "Outrage". De nuevo nos muestra el mundo de la Yakuza desde su punto de vista personal, con analogías de su propia carrera como mensaje casi subliminal dentro del film. La trama es sencilla, donde nos muestra cómo funciona el mundo del crimen organizado en la actualidad con las típicas luchas de poder entre diversos grupos y el espíritu de
venganza de los miembros de las familias. Aunque haya dicho, o escrito, que la trama es sencilla, sólo en apariencia. Me refiero a la sinopsis más básica, ya que lo interesante del film son las relaciones entre los jóvenes y podersos yakuzas y los viejos líderes de clanes, mostrando, al igual que en la primera parte, que los tiempos han cambiado y no hay sitio para la vieja escuela. Otomo, el personaje de Kitano, está cansado de tanta lucha y sólo tiene un deseo, la venganza por sus años en la cárcel. Pretende llevar una vida normal, pero para un yakuza esto es casi impensable. Es más, me atrevería a decir que Kitano es consciente de que regresar a sus raices cinematográficas, el yakuza eiga, es lo que mucha gente demandaba. Tras el éxito de "Outrage", la secuela ha sido pedida y esperada por sus seguidores aún a sabiendas de que no es normal que Kitano filme segundas partes. Parece que como a Otomo, que le sigue la violencia mafiosa, a Kitano le sigue la alargada sombra de sus primeros años, donde los yakuzas campaban a sus anchas.

Mucha gente que ha visto la película ha salido decepcionada, y la verdad, no entiendo porqué. La violencia vuelve a sus fueros de "Sonatine" o "Violent Cop", muchas veces fuera de cuadro, porque lo importante no es tanto los tiroteos como las consecuencias de ellos. El buen pulso de Kitano como director conforma un film sobrio, que engancha y muy lejos de otras muestras más comerciales de cine de yakuzas. Los viejos códigos enfrentados a los nuevos, las viejas formas de hacer dinero frente a los negocios legales de los clanes. Todo es puesto en duda por Kitano con su personaje, Otomo, de vuelta de todo y consciente de que la forma de vivir que ha llevado está obsoleta y los códigos de honor han sufrido unas modificaciones, por otro lado necesarias, que hacen que su forma de ver la vida se haya vuelto más flexible y relajada. Todo esto tiene una doble lectura con la carrera de Kitano que he tocado brevemente hasta ahora. Evidentemente, no estamos ante un film biográfico, pero la manera de hacer cine ha cambiado y Kitano es consciente de ello, pero no renuncia a su personal forma de rodar y de mostrar en pantalla las cosas tal y como hacía hace años dentro de este subgénero. Por ello, es una película muy personal de Kitano, muy de la vieja escuela, con un final que seguro que a más de uno le ha resultado incomprensible pero que encaja perfectamente con el guión, obra del propio Kitano. En una guerra siempre hay alguien que mueve los hilos de todo el mundo para salirse con la suya, engañando, mintiendo y manipulando constantemente y es esta figura, en definitiva la que más daño hace aunque no pegue ni un tiro.

Kitano regresa a sus raíces con otra muestra de calidad cinematográfica, si bien no es una obra perfecta, es una más que digna gran película de Takeshi Kitano.

NOTA: 7'75

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