PUNCTURE WOUNDS (2014)



Cung Le lleva desde 2009 intentando poner en pie esta película, pasando de titularse “A certain justice” a “Puncture Wounds”. En esencia es el “Acorralado” de Le, con un personaje supuestamente con secuelas de su paso por Irak que regresa a Estados Unidos con cierta tendencia psicópata que hará que se defienda a una prostituta cuando no debe, acabando con dos de los agresores y, claro, enfadando con el mafioso que les dirige, un Dolph Lundgren pasado de rosca pero que sin duda es lo mejor de toda la película. Pero, como siempre, vayamos por partes ya que aunque en general es una mala película, tiene algunas cosas que no están mal. El guión no es que sea malo, es que es tan sumamente típico que se adivina todo lo que va a ocurrir antes de que ocurra, muy de serie B de los ’80 con el tema de Vietnam y todos los sucedáneos de “Desaparecido en combate”, “Acorralado” y “Rambo” (y distingo entre “Acorralado” y “Rambo” al ser bastante diferentes entre sí aunque cuenten con el mismo protagonista) pero cambiando la tilt shift o miniatura en casi todos los planos, con el desenfoque selectivo de los bordes de la imagen, realzando lo que requiere que el espectador sea excesivamente consciente de dónde tiene que fijar la mirada. En ciertos planos, este efecto queda bien, un efecto muy de moda visto, por ejemplo, en los créditos de la serie británica “Sherlock”. Aquí se pasan un poco con él, así como con el montaje videoclipero de muchos planos de transición, con música guitarrera (que está bien, no me quejo de eso, jeje) y tono C.S.I para pasar a la cámara en mano con idea de darle un toque realista, sucio y dramático. Las peleas se ven bien, pero no son demasiado llamativas. Tanto su coreografía, obra de Cung Le, como la ejecución son correctas, pero ya está, y en algunos casos los especialistas no están a la altura, viéndose en una de las secuencias en las que varios individuos golpean a Cung Le, cómo uno de ellos finge de manera descarada los golpes, tirándolos al aire. Más allá de estas anécdotas y fallos, perdonables al fin y al cabo (aunque siendo duro, no deberían perdonarse en la época en la que estamos) no hay peleas espectaculares, e incluso los créditos del principio las estropean, ya que el prólogo usa imágenes del resto de la película, comenzando con una pelea de Le, la más larga de la película y donde podemos ver buenos movimientos con cuchillo. Y esa es otra, usar metraje de lo que veremos, incluyendo un personaje cuya muerte es adelantada nada más conocerle (personaje no demasiado importante, pero vamos, que es un spoiler en toda regla) en la introducción era una moda ochentera y no tuvo demasiado éxito. Sólo indica que han rellenado tras el primer montaje, para que con créditos llegue a los 96 minutos. Este fallo demuestra la carencia de un guión sólido, ni si quiera pensando en ofrecer un espectáculo de artes marciales de calidad. Peleas más largas y ciñéndose a un subgénero concreto, el de las artes marciales, y olvidarse del tono de “cine de autor” que intentan darle con ese dramatismo y la dirección que busca el plano bonito que acompañe a la “profundidad” del momento. Le intenta construir un personaje atormentado y le queda una especie de robot Terminator asesino, justo la única sorpresa de la película, la violencia con la que se desata el protagonista, matando sin remordimientos, supuestamente por lo que sufrió cuando estaba en el frente. Además, usa el tufillo patriotero más caricaturesco del cine, con un recuerdo a Michael Bay que incomoda, representado por las charlas de Le con su antiguo compañero, al que le falta una pierna, recuerdo de Irak. Vamos, elementos de libro para el capricho de Cung Le de su, como he dicho al principio, “Acorralado”, con el militar que sufrió un trauma en la guerra y no se adapta tras regresar, que se verá metido en líos con la mafia (en vez de con la policía) y sumido en un estallido de violencia. De primera no sonaría mal si no hubiese tantas películas similares, y encima, sin aportar nada nuevo en ningún sentido, ni dramático, ni marcial, ni si quiera en la acción, por muchos planos ralentizados que metan. Por último, con lo único que he disfrutado en la película de verdad ha sido Dolph Lundgren, inmenso como villano pasado de rosca, malhablado, violento, impulsivo, desagradable, con un look bastante diferente a lo visto en los últimos años y que incluso destaca peleando (a parte del uso de dobles) y que es sin duda lo mejor de todo el film. Vinnie Jones pasea por la película sin darle demasiada importancia. Cumple su papel de tío duro y violento, pero no impresiona ni físicamente, perdiendo parte de lo que llamaba la atención de sus personajes. Se agradece cierto cambio, pero es un secundario más, sin la importancia que se esperaría de un actor como él. El resto del reparto está lo justito que necesitan para sus papeles, con alguna historia secundaria que pretende dar mayor profundidad y protagonismo a personajes secundarios, como el del sargento de policía Mitchell, James C. Burns, pero que sinceramente, no nos importa demasiado y no hace avanzar la trama, sólo rellena metraje.
guerra a una más actual. Por ello no creo que el factor principal sea el guión, aunque si que “ayuda” a que la
película no sea demasiado buena ya que, no es que aburra, es que no dice demasiado. Incluso hay secuencias mal escritas y resueltas visualmente. Porque otro factor que impide que la película despegue es la dirección, con dos personas acreditadas, Giorgio Serafini, que tiene en su filmografía películas como “Game of Death” de Wesley Snipes o “Blood of Redemption” con Dolph Lundgren y Vinnie Jones, y James Coyne, actor, productor y guionista que debúta en labores de dirección además de encargarse del guión. Sus créditos como productor incluyen “Tekken” o “Man-Thing. La naturaleza del miedo”, con el personaje de Marvel, un falllido pero curioso film. No se qué director se habrá encargado de cada cosa de la película, pero el abuso del efecto
Resumiendo, una película que prometía pero que finalmente no ha cumplido las expectativas, una historia mil veces vista, con muy pocos momentos destacables pero que no llega a aburrir. Cung Le y Dolph Lundgren se alían produciendo y protagonizando una película que sólo le ha venido bien a Lundgren.


NOTA: 5’5

 
         

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