SPL 2. A TIME FOR CONSEQUENCES (2015)

El cine de acción y artes marciales de Hong Kong no es el que era, lo sabemos, pero de vez en cuando aparecen títulos más que sobresalientes, muestras de que la genialidad que encumbro su cine sigue viva con cinco o seis títulos por encima de la media. En el 2005 uno de estos títulos fue “Duelo de Dragones”, o “Sha Po Lang”, con un Donnie Yen en estado de gracia (recordemos que tras “Siete Espadas” llegó este “Duelo…”seguida de “Dragon Tiger Gate”, “Flash Point”, “Ip Man”…) junto a Sammo Hung, Simon Yam y Wu Jing, con la dirección de acción del propio Donnie. Este thriller policíaco de artes marciales fue un éxito inmediato, y la secuela comenzó a cocerse a fuego lento. Y diez años después (cómo pasa el tiempo…) nos ha llegado con muchos cambios. 

Para empezar, su título, “SPL 2. A Time for Consequences” tiene el único elemento que la emparenta con la primera, el número 2 tras el título. No se trata de una secuela, ni una precuela, como se dijo cuando comenzó a prepararse. Tal y como ha hecho la trilogía “Overheard” de Felix Chong y Alan Mak, usando en esta ocasión sólo a Wu Jing y a Simon Yam en el reparto pero sin tener nada que ver una con otra e interpretando a diferentes personajes. Donnie Yen no aparece. Uno de los principales reclamos de cara a la taquilla no tiene cabida, repartiendo más el protagonismo entre Tony Jaa, Wu Jing y Simon Yam, sin olvidar a Max Zhang. La dirección pasa de Wilson Yip, que se queda como productor, a Cheang Pou-Soi (“Shamo”, “Motorway”, “The Monkey King”) que oscurece su cine realizando un homenaje al polar hongkonés que encumbró a gente como John Woo.
Esta película, podría definirse como una película paralela. Aprovechando un reparto coral, podemos dividir la película en varias historias independientes que poco a poco se entrelazan. Esto, a nivel de guión, puede a veces resultar algo forzado. Unas coincidencias que difícilmente se pueden dar, para forzar el dramatismo y la propia evolución de la historia. Un policía asignado a una cárcel, con una hija que necesita un trasplante de médula, encuentra a un donante en Hong Kong. Pero como no todo tiene que ser fácil para el bueno de Tony Jaa, el donante, Wu Jing, es un policía infiltrado y drogadicto que está metido en un asunto de tráfico de órganos con conexiones directas con Thailandia y la cárcel de Tony. Tras varios giros de guión, vamos alternando el drama con el thriller y la acción marcial usando el montaje paralelo continuamente. Las historias de Tony, Wu Jing, su tío el policía Simon Yam, Max Zhang, brillante villano director de la cárcel, Louis Koo como un millonario con oscuras intenciones, van avanzando por separado y poco a poco vamos viendo las conexiones entre ellas, acercándose peligrosamente hacia el ridículo pero logrando mantener bien el equilibrio. El tono oscuro de su fotografía, algo más acentuado en Thailandia, la atmósfera pesimista que destila homenajea el heroic blodsheed de títulos como “Un mañana mejor”, o “A better tomorrow”, cosa que se hace evidente al aparecer dicha frase en un cartel en un momento determinado. La acción balística no llega al bullet ballet, dejando las coreografías, obra de Nicky Li, del equipo de especialistas de Jackie Chan, para la parte marcial y física de sus dos principales estrellas.
El Wu Shu de Wu Jing y el Muay Thai de Tony Jaa, además de sus respectivas especializaciones y mezclas, en manos de Nicky Li logran levantar el resultado final. Tengo que admitir que tras leer en las redes sociales a gente que la encumbraba como lo mejor del año y llevar hora y media de las dos que dura, no había logrado superar a la primera, cosa que también se afirmaba. También tengo que admitir mi debilidad por Donnie Yen, por lo que tras ver dos tercios de la película estaba ligeramente decepcionado a nivel marcial. Si, había buenas peleas, tanto en su coreografía como en la ejecución, pero eran demasiado cortas y la historia, como he dicho antes, no terminaba de ser lo suficientemente redonda para alcanzar a la primera. Pero faltaba ver la traca final, claro, y aunque no ha logrado superar a su predecesora, si consigue ser uno de los títulos básicos de este año. Unas estupendas coreografías de acción, de gran dificultad técnica, como ese plano secuencia de unos 2 minutos y 42 segundos aproximadamente, en la cárcel durante algo así como un motín, con la cámara pasando de un persona a otro, usando muy bien el espacio para ir situándonos a cada personaje, enfrascado en su propia lucha y con sus propios motivos para avanzar entre la batalla entre los presos y la policía. Algo conocido por el director, ya que usó el mismo recurso en “Accident” en 2009 con unos resultados incluso superiores a lo que aquí nos muestra. No obstante, es una gran secuencia de acción que viene precedida de largos planos de más de treinta segundos. Volviendo al temar marcial, la mezcla de estilos de los dos protagonistas así como Max Zhang elevan el nivel de la película con un final trepidante que además se permite usar el cable y cierto retoque informático para darle un toque wuxia, sobre todo en el duelo de Wu Jing y Tony contra Zhang, donde Pou-Soi usa claves del género y movimientos sumamente técnicos en un contexto urbano, sin llegar a lo visto en “Kung Fu Jungle”, claro.
El reparto está como se espera, perfecto, brillando en especial el gran Simon Yam, que se ha pasado por el Festival de Sitges para presentarla, Wu Jing y Max Zhang, un villano que ha mucha gente ha recordado el que interpretó Yuen Wah en “Los Tres Dragones” de Jackie Chan en 1988 y que ciertamente lo recuerda gracias precisamente a su técnica marcial y al uso de trajes en sus peleas de forma estilizada. Nicky Li ha sabido sacar partido a todos los actores además de contar un buen equipo de especialistas con Ken Lo y Jack Wai-Leung, participando Lo como actor. Resumiendo, “SPL 2. A Time for Consequences” mantiene el espíritu y cierto aspecto visual de su primera parte, con un altísimo nivel marcial, una historia que aunque chirría en ciertos momentos, como la historia de la hija de Tony Jaa y el tema del tema del teléfono y el chico disminuido psíquico chino, consigue equilibrarse con una media hora final espectacular, convirtiéndola en una de las mejores películas del año, muy cuidada técnicamente y donde podría haber brillado algo más Tony Jaa, acumulando películas lejos de lo que nos mostró en sus dos primeras. Tampoco es que me queje de su técnica y de lo que vemos, quizás debido a que el coreógrafo es chino pero habrá tenido el consejo de Tony, pero a parte de algunos momentos excelentes, podría haber brillado más. Un título imprescindible en el reciente cine de acción de la ex-colonia británica con momentos de los de volver a ver un golpe tres o cuatro veces por su espectacularidad, o de los que te hacen disfrutarla con los “ufff” o “toma ya” que se escapan en voz alta. Esperando ya la edición que Selecta Visión nos traerá en formato doméstico en los próximos meses.

NOTA: 8

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