El cine de acción y artes
marciales de Hong Kong no es el que era, lo sabemos, pero de vez en cuando
aparecen títulos más que sobresalientes, muestras de que la genialidad que
encumbro su cine sigue viva con cinco o seis títulos por encima de la media. En
el 2005 uno de estos títulos fue “Duelo de Dragones”, o “Sha Po Lang”, con un
Donnie Yen en estado de gracia (recordemos que tras “Siete Espadas” llegó este “Duelo…”seguida
de “Dragon Tiger Gate”, “Flash Point”, “Ip Man”…) junto a Sammo Hung, Simon Yam
y Wu Jing, con la dirección de acción del propio Donnie. Este thriller policíaco de artes marciales
fue un éxito inmediato, y la secuela comenzó a cocerse a fuego lento. Y diez
años después (cómo pasa el tiempo…) nos ha llegado con muchos cambios.
Para
empezar, su título, “SPL 2. A Time for Consequences” tiene el único elemento
que la emparenta con la primera, el número 2 tras el título. No se trata de una
secuela, ni una precuela, como se dijo cuando comenzó a prepararse. Tal y como
ha hecho la trilogía “Overheard” de Felix Chong y Alan Mak, usando en esta
ocasión sólo a Wu Jing y a Simon Yam en el reparto pero sin tener nada que ver
una con otra e interpretando a diferentes personajes. Donnie Yen no aparece.
Uno de los principales reclamos de cara a la taquilla no tiene cabida,
repartiendo más el protagonismo entre Tony Jaa, Wu Jing y Simon Yam, sin olvidar
a Max Zhang. La dirección pasa de Wilson Yip, que se queda como productor, a
Cheang Pou-Soi (“Shamo”, “Motorway”, “The Monkey King”) que oscurece su cine
realizando un homenaje al polar
hongkonés que encumbró a gente como John Woo.
Esta película, podría definirse
como una película paralela. Aprovechando un reparto coral, podemos dividir la
película en varias historias independientes que poco a poco se entrelazan.
Esto, a nivel de guión, puede a veces resultar algo forzado. Unas coincidencias
que difícilmente se pueden dar, para forzar el dramatismo y la propia evolución
de la historia. Un policía asignado a una cárcel, con una hija que necesita un
trasplante de médula, encuentra a un donante en Hong Kong. Pero como no todo
tiene que ser fácil para el bueno de Tony Jaa, el donante, Wu Jing, es un
policía infiltrado y drogadicto que está metido en un asunto de tráfico de
órganos con conexiones directas con Thailandia y la cárcel de Tony. Tras varios
giros de guión, vamos alternando el drama con el thriller y la acción marcial usando el montaje paralelo
continuamente. Las historias de Tony, Wu Jing, su tío el policía Simon Yam, Max
Zhang, brillante villano director de la cárcel, Louis Koo como un millonario
con oscuras intenciones, van avanzando por separado y poco a poco vamos viendo
las conexiones entre ellas, acercándose peligrosamente hacia el ridículo pero
logrando mantener bien el equilibrio. El tono oscuro de su fotografía, algo más
acentuado en Thailandia, la atmósfera pesimista que destila homenajea el heroic blodsheed de títulos como “Un
mañana mejor”, o “A better tomorrow”, cosa que se hace evidente al aparecer dicha
frase en un cartel en un momento determinado. La acción balística no llega al bullet ballet, dejando las coreografías,
obra de Nicky Li, del equipo de especialistas de Jackie Chan, para la parte
marcial y física de sus dos principales estrellas.
El Wu Shu de Wu Jing y el Muay
Thai de Tony Jaa, además de sus respectivas especializaciones y mezclas, en
manos de Nicky Li logran levantar el resultado final. Tengo que admitir que
tras leer en las redes sociales a gente que la encumbraba como lo mejor del año
y llevar hora y media de las dos que dura, no había logrado superar a la
primera, cosa que también se afirmaba. También tengo que admitir mi debilidad
por Donnie Yen, por lo que tras ver dos tercios de la película estaba
ligeramente decepcionado a nivel marcial. Si, había buenas peleas, tanto en su
coreografía como en la ejecución, pero eran demasiado cortas y la historia,
como he dicho antes, no terminaba de ser lo suficientemente redonda para
alcanzar a la primera. Pero faltaba ver la traca final, claro, y aunque no ha
logrado superar a su predecesora, si consigue ser uno de los títulos básicos de
este año. Unas estupendas coreografías de acción, de gran dificultad técnica,
como ese plano secuencia de unos 2 minutos y 42 segundos aproximadamente, en la
cárcel durante algo así como un motín, con la cámara pasando de un persona a
otro, usando muy bien el espacio para ir situándonos a cada personaje,
enfrascado en su propia lucha y con sus propios motivos para avanzar entre la
batalla entre los presos y la policía. Algo conocido por el director, ya que
usó el mismo recurso en “Accident” en 2009 con unos resultados incluso
superiores a lo que aquí nos muestra. No obstante, es una gran secuencia de
acción que viene precedida de largos planos de más de treinta segundos.
Volviendo al temar marcial, la mezcla de estilos de los dos protagonistas así
como Max Zhang elevan el nivel de la película con un final trepidante que
además se permite usar el cable y cierto retoque informático para darle un
toque wuxia, sobre todo en el duelo
de Wu Jing y Tony contra Zhang, donde Pou-Soi usa claves del género y movimientos
sumamente técnicos en un contexto urbano, sin llegar a lo visto en “Kung Fu
Jungle”, claro.
El reparto está como se espera,
perfecto, brillando en especial el gran Simon Yam, que se ha pasado por el
Festival de Sitges para presentarla, Wu Jing y Max Zhang, un villano que ha mucha
gente ha recordado el que interpretó Yuen Wah en “Los Tres Dragones” de Jackie
Chan en 1988 y que ciertamente lo recuerda gracias precisamente a su técnica
marcial y al uso de trajes en sus peleas de forma estilizada. Nicky Li ha
sabido sacar partido a todos los actores además de contar un buen equipo de
especialistas con Ken Lo y Jack Wai-Leung, participando Lo como actor.
Resumiendo, “SPL 2. A Time for Consequences” mantiene el espíritu y cierto
aspecto visual de su primera parte, con un altísimo nivel marcial, una historia
que aunque chirría en ciertos momentos, como la historia de la hija de Tony Jaa
y el tema del tema del teléfono y el chico disminuido psíquico chino, consigue
equilibrarse con una media hora final espectacular, convirtiéndola en una de
las mejores películas del año, muy cuidada técnicamente y donde podría haber
brillado algo más Tony Jaa, acumulando películas lejos de lo que nos mostró en
sus dos primeras. Tampoco es que me queje de su técnica y de lo que vemos,
quizás debido a que el coreógrafo es chino pero habrá tenido el consejo de Tony,
pero a parte de algunos momentos excelentes, podría haber brillado más. Un
título imprescindible en el reciente cine de acción de la ex-colonia británica
con momentos de los de volver a ver un golpe tres o cuatro veces por su
espectacularidad, o de los que te hacen disfrutarla con los “ufff” o “toma ya”
que se escapan en voz alta. Esperando ya la edición que Selecta Visión nos
traerá en formato doméstico en los próximos meses.
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