TIGRE Y DRAGÓN: LA ESPADA DEL DESTINO (2015)

Tras el éxito de crítica y público de “Tigre y Dragón”, ese excelente homenaje de Ang Lee al cine de Kung Fu y wuxia basándose en la pentalogía de Wang Dulu mucho se ha hecho esperar la secuela. Gracias a Netflix y sus ganas de producir sus propios productos no sólo en televisión, y con los odiados Hermanos Weinstein a su lado, finalmente ha llegado la segunda parte donde sólo repite Michelle Yeoh pero que sigue bien acompañada con Donnie Yen a la cabeza.

Bueno Yuen Woo Ping, que se encargó en la primera parte de la dirección de acción, aquí repite y además se sienta en la silla de director. A pesar de contar con un guión escrito por el norteamericano John Fusco, hay que recordar que el de la primera entrega estaba co-escrito por John Schamus, habitual guionista de Ang Lee. Otro punto a la hora de valorar que un occidental adapte una novela clásica de la literatura china son los créditos anteriores. Si Schamus escribió “Manos que empujan”, “El banquete de boda” o “Comer, beber, amar”, y se aplaudió el de “Tigre y Dragón”, aunque hubiese dos escritores chinos junto a él, no se porqué empezar a criticar el guión de esta secuela además del rodaje en inglés. Entiendo que un wuxia deba ser chino, pero creo que es un mal menor. Claro que si la queja proviene de alguien al que los guiones de “El Reino Prohibido” o la serie, también de Netflix, “Marco Polo” no le gustan, lo entiendo. No lo comparto, ya que en mi caso, tanto la serie como sobre todo “El Reino Prohibido” me han gustado mucho más allá de que haya artes marciales en ambas. Ha demostrado conocer o al menos documentarse de verdad en lo que el público occidental absorbe del cine chino, dando un paso más allá y empatizar con el que es algo más que aficionado al cine de género, el que se da cuenta de homenajes y guiños que a los que sólo buscan acción y peleas les da bastante igual. La unión de conceptos y personajes de otras películas y literatura como la Novia del Cabello Blanco, mítico díptico de Ronny Yu, aunque se cambie parte del personaje para adaptarlo a la historia. Como no es una crítica de la peli que unió a Jackie Chan y a Jet Li junto a la mitología china, voy a volver a la peli que debería estar criticando. Todo lo dicho hasta ahora es para valorar en su justa medida a la película que, no nos engañemos, está por debajo de la primera parte, cosa que me esperaba, pero lejos de ser la decepción que algunos dicen. El guión carece de la fuerza emocional de la primera entrega, la profundidad de los personajes y las diferentes capas de personalidad que vamos viendo no consigue llegar al nivel deseado, apoyándose en Michelle Yeoh como Yu Shu Lien, a la que ya conocemos de la primera entrega, con la historia de su no-fallecido marido y la historia de amor con Li Mubai (Chow Yun Fat en la primera parte), mostrándonos el camino que ha escogido su personaje hasta que reaparece Donnie Yen, su marido, que no falleció realmente y se quedó en la montaña entrenando. Si, así, como suena. Combate a muerte, casi la palmo y me quedo en la montaña a practicar Kung Fu, pasando de la esposa. Esto que puede parecer irrisorio (fríamente lo es), es por su contra una clara señal del género al que se adscribe la película. Si mucha gente piensa que es un wuxia, el cine de espadachines, lo que en la primera película se dejó entrever, el Kung Fu Taoísta y el siguiente plano de existencia literario dentro del Kung Fu, el jianghu. Si el wuxia tenía historias de caballeros, el jianghu tiene a los héroes como protagonistas. Además de expertos en Kung Fu, tienen grandes poderes y casi vuelan. Es un género literario que literalmente significa “Ríos y Lagos”, que curiosamente es el nombre de la taberna donde Donnie Yen reúne a su grupo de luchadores. Provistos de excepcionales técnicas de lucha casi mágicas, los luchadores se unen a una causa noble dentro del exótico “mundo de las artes marciales”. El más claro ejemplo de película en este mundo de héroes es “Ashes of Time” de Wong Kar Wai (y mejor aún la versión Redux) Los elementos más habituales de este subgénero novelesco son usados con maestría por Yuen Woo Ping que le permite ir más allá de lo que él mismo hizo a las órdenes de Ang Lee para dotar a la película de una atmósfera más fantástica sin olvidar los contenidos románticos habituales en este tipo de historias. Por suerte no cae en el excesivo romanticismo dando unas notas, al igual que de muchos personajes, como el curioso grupo de guerreros dispuestos a defender de nuevo la espada Destino Verde, junto a Michelle Yeoh. La historia se desarrolla dentro de los cánones standard del jianghu sin permitirse el lujo de entrar en muchos detalles en pos de unas excelentes coreografías muy bien ejecutadas. Sin convertirse en una obra maestra, sabe equilibrar todo para dar como resultado una muy buena película “homenaje” al jianghu, una secuela digna aunque inferior. ¿Defrauda? Ang Lee y Yuen Woo Ping siempre han ofrecido un cine muy diferente, por lo que se podía presuponer lo que tendría esta secuela a merced de otros trabajos de Woo Ping, como “Iron Monkey” o “True Legend” pero junto a las novelas de Du Lu. Su trabajo como director está a la altura de sus coreografías, rápidas, sincronizadas, con golpes espectaculares y en parte gracias al trabajo de Yeoh y Yen, que aunque no tienen la química que tenían Chow Yun Fat y Yeoh, funciona medianamente bien, además de verles en acción de nuevo. Donnie se marca algunas patadas geniales y unos buenos movimientos de brazos. Es curioso ver a Jason Scott Lee, el Bruce Lee de “Dragón, la vida de Bruce Lee” como villano. Cumple a la perfección y sigue bastante rígido, a pesar de su entrenamiento deportivo  marcial. Un personaje bastante plano, que sólo quiere convertirse en el rey del mundo de las artes marciales matando maestros y apoderándose de armas. El resto de actores, como Harry Shum Jr. me ha convencido, al menos más que Natasha Liu. Eugenia Yuan como la típica bruja está muy bien, aportando su curioso físico al propio personaje y dándole un toque sobrenatural muy oscuro. Para terminar, una buena fotografía, montaje, banda sonora que se acoplan a lo que es esta película, una unión entre China y Estados Unidos que se enriquece mutuamente, con cierto respeto por los materiales originales, un toque de tópicos pero bien engarzados para desembocar en una película entretenida, con buena acción, toques de amor y fantasía de fábula y cuento lleno de situaciones épicas y héroes y villanos casi de cómic donde las artes marciales son las que cuentan. Por todo esto, en definitiva, “Tigre y Dragón: La Espada del Destino” es una muy recomendable película para ver con la mente abierta a los momentos fantásticos, puntuales, para disfrutar de buen cine de Kung Fu clásico. Michelle Yeoh, Donnie Yen y Yuen Woo Ping siguen en forma para ofrecer buenos espectáculos aunque no llegue al nivel de equilibrio entre acción e historia de su predecesora, pero tampoco creo que lo buscasen. Es otro capítulo, otro libro, otras aventuras con más fantasía. Lo mismo llega una tercera con John Woo o Stanley Tong, o Ang Lee y volvemos atrás en el tiempo con Donnie, Chow y Yeoh. De momento, a disfrutar con esta película, que lo merece.


NOTA: 7’75

          

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