Como ya he afirmado en otras
ocasiones, el cine de acción y marcial en occidente aguanta a duras penas. Los
grandes presupuestos se van a películas con exceso de efectos digitales, a
directores que prefieren mover la cámara sin parar y ofrecernos una sucesión de
planos rápidos que eviten además que se note al doble de la estrella de turno.
Salvo excepciones, es lo que nos solemos encontrar cuando vemos una gran
producción de Hollywood. Nos refugiamos en el cine asiático, con sus redadas y
sus Ip Man, y tampoco ofrece la cantidad esperada. Por suerte tenemos a un
puñado de artistas marciales y actores que al menos de vez en cuando nos
ofrecen grandes títulos. Hablo de Scott Adkins y Michael Jai White sobre todo,
aunque podemos sumar algunos nombres como Cung Le, Marko Zaror, Gary Daniels o
Matt Mullins, si bien no todos ellos tienen una continuidad que nos sacie.
Lejos han quedado los tiempos donde Van Damme llenaba cines, seguido de cerca
por Steven Seagal. Todos los actores que han recogido el testigo de estos dos
ejemplos permanecen en una serie B de calidad, con el presupuesto necesario
para destacar en el escenario cinematográfico marcial actual y aunque no todos
sus films tengan la calidad que deseamos, si consiguen, de vez en cuando, dar
un golpe en la mesa recordando lo que el cine occidental puede aportar al cine
marcial internacional.
En esta ocasión, tener en una
misma película a Adkins, a Marko Zaror y a Cung Le, son valores suficientes
para esperarla con ganas. Si vemos además que Adkins ha apostado por el
director, un viejo conocido suyo, empalmando rodajes con él, incluyendo Accident Man, co-escrita y producida
por el propio Adkins, por algo será. Pero sabemos que, en ocasiones como ésta,
aumentamos las expectativas y no siempre nos dan lo que esperamos. ¿Entonces,
qué nos ofrece este perro salvaje? Una película que busca el equilibrio entre
la saga que comenzó con Invicto 2,
con toques dramáticos y una venganza mucho más cruda y sucia comparándola con
otras peripecias sobre venganza que puebla el cine de acción y artes marciales.
Un actioner que intenta ofrecer una
frescura visual pero que es deudora del cine de los setenta y ochenta, por la
mencionada crudeza. Una historia sencilla, que te presenta a los personajes de
forma correcta, sin demasiadas florituras para ir al grano, empalmando
secuencias de acción brutal sin cables y que muestra las patadas de Adkins en
momentos muy concretos, alejándose de las coreografías habituales en sus otros
films. Luke LaFontainre hace un muy buen
trabajo apoyado por actores y stuntmen
excelentes. Peleas con puñetazos muy dinámica y técnica, ejecutadas velozmente
y con una coordinación espectacular. Esto hace que se muestre cierta brutalidad,
con bastante sangre y momentos con toques gore
pero sin entretenerse en ella, y acentuado la atmósfera oscura que sobrevuela
por todo el metraje. El trabajo del guionista y director, Jesse V. Johnson es superior al mostrado hasta ahora, sobre todo en
lo referente a la acción, con un montaje acorde que os permite disfrutar de
todos los aspectos en las peleas y tiroteos. Un trabajo que nos deja con un muy
buen sabor de boca, sobre todo pensando en que Adkins y Johnson nos irán
trayendo las que esperamos que sean las joyas de la acción de esta mitad de la
década, como son Accident Man y Triple Threat. Respecto a Adkins, el
papel es a su medida, un tipo serio, que se verá envuelto en una espiral de
violencia que no desea, con un Marko Zaror que brilla entre los enemigos a los
que se enfrenta el protagonista, por encima de Cung Le, que se pasea en un
personaje menor pero necesario que incluye el esperado enfrentamiento. Y es que
tener a estas tres estrellas marciales en la película, obliga a enfrentarlos
entre ellos, siendo los mejores momentos pero complementándose estas peleas con
otras secuencias de lucimiento de Adkins, que como siempre, está perfecto en
las escenas de acción, así como en las dramáticas con Juju Chan, una actriz de
la que apetece ver pelear, pero que aquí saca su vena dramática exclusivamente.
Por otro lado, el uso de un narrador en off,
junto al tono en el que habla, aporta un elemento diferente en este tipo de películas
que en ocasiones funciona y en otras algo menos, pero que da cierto aspecto de
cuento, en parte innecesario pero que tampoco sobra.
Resumiendo, una buena película de
acción, de lo mejor del año, metiendo las artes marciales de forma lógica, sin
excesos visuales que nos saquen de la historia y del año en el que transcurre
todo, con un héroe arquetípico pero con un aire oscuro que se agradece, y a
pesar de algunos puntos en común con la saga de Boyka, por el uso de un torneo
ilegal, al no ser el centro de la acción, se distancia lo suficiente para
convertirse en un producto con personalidad y un gran entretenimiento de acción
y marcial.
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