Como siempre, os veces al año me
siento delante del ordenador, con una hoja en blanco pensando en escribir sobre
Bruce Lee. En sus aniversarios de nacimiento y fallecimiento, siempre intento
escribir algo diferente y nuevo sobre el Pequeño Dragón, como tanta gente a lo
largo de los años y de planeta, y siempre pienso y digo lo mismo, que tras 44
años desde que falleció, y 77 de su nacimiento, poco nuevo se puede decir sobre
él. Por eso mismo, en esta hoja en blanco, cada vez menos, empiezo a escribir
sin saber hacia dónde me llevará este escrito conmemorativo. Hecho la vista
hacia atrás y pienso en la enorme influencia que Bruce ha tenido en tantos
millones de personas, creciendo aunque pasen los años. Ya he comentado alguna
vez que ninguna persona ha logrado lo mismo que él, en ningún campo, y lo mismo
pasa con cada tema que pienso. Que si su lucha contra el racismo estadounidense
y chino, que si su vida en Hong Kong, que si sus peripecias en Hollywood, su
estrellato en Hong Kong, su muerte, las teorías al respecto, su legado… Así que
aquí estoy, escribiendo sin aportar absolutamente nada nuevo.
Podría limitarme a subir algún
vídeo, o fotos acompañadas de una simple felicitación a las redes sociales. Pero
el tema es que significa tanto Bruce Lee para mí, que me parece poco. Habrá
gente que lea esto y haya subido una foto recordando este cumpleaños y para
ellos Bruce significará tanto o más que para mí, por lo que escribir más o
menos sobre Bruce en estas fechas no significa nada. No obstante, son las dos
fechas del año en las que me siento automáticamente para celebrar la vida y
obra de Bruce Lee, al margen de cualquier otro escrito paralelo, claro. Estos
escritos son los que aparecen en las revistas donde colaboro, ya sean noticias
de proyectos cinematográficos o marciales o artículos diversos en números especiales
dedicados a su figura. Esto me hace recordar que llevo ya muchos años
escribiendo sobre él. Desde que comencé a editar en diciembre de 1999 un
fanzine llamado Ronin, germen de
todo lo que ha venido después, con el salto a la revista Acción y a Dragonz Magazine.
Y mi primer libro, claro (momento autopublicitario), Bruceploitation. Los Clones de Bruce Lee. Es evidente que he
escrito más sobre el Pequeño Dragón que no sobre nadie más, y sinceramente, a
pesar que de primeras, cuesta aportar nada nuevo, siempre es un placer
enfrentarse a este reto. Disfruto enormemente escribiendo y recordando a Bruce
ya que se lo merece sin ninguna duda.
La famosa frase Walk On! de Bruce es la que me ha
motivado, haciendo que siga hacia delante, escribiendo, avanzando y
evolucionando, o al menos esforzándome a ello. La filosofía impregna las
enseñanzas marciales de Bruce, al igual que en las artes marciales clásicas,
pero gracias a su fama cinematográfica ha trascendido de forma popular. El Be wáter, my friend es conocido por
todo el mundo y ambas son usadas como mantras, entendiendo o no su completo
significado. Toda la influencia de Bruce se puede resumir en el Walk On!, y el Walk On!, es Bruce Lee. Las personas que se acuerdan de Bruce
cuando están entrenando su arte marcial en el Dojo, Kwoon, Dojan o gimnasio, quien se motiva promoviendo
el cine de artes marciales, o las propias artes marciales, del país que sea, o
ese actor que intenta triunfar en el cine de género. Incluso gente que
colecciona cualquier cosa sobre él, sin haber practicado artes marciales,
disfrutando de cada una de sus películas, y deseando encontrar más productos
raros o de cualquier tipo. En definitiva, gente con una serie de objetivos en
la vida motivados por Bruce Lee y convirtiéndose en su legado más valioso
debido a cómo ha penetrado más que nada. El carisma del Pequeño Dragón en el
cine, su calidad marcial, su pensamiento revolucionario, su vida personal,
incluyendo las partes oscuras, continúa vigente en la actualidad, asombrando a
las nuevas generaciones a pesar de figuras más modernas como Adkins o Jai White
y a pesar de esas otras voces más críticas que le quitan valor, creando nuevas
discusiones pero manteniendo así vivo su espíritu.
Hoy cumpliría 77 años, dejándonos
durante 44 años pensando en cómo hubiese evolucionado a todos
los niveles, pero
las cosas son como son y prefiero hablar de su vida y obra en vez de hacer
suposiciones, aunque nos basemos en los datos de su vida para deducir el camino
que creemos más exacto que hubiese tomado. Un nuevo cumpleaños, recordando así
aquel 27 de noviembre de 1940, en San Francisco, cuando nacía un pequeño niño
llamado Bruce Lee Jun Fan, aunque usase Sai Fon, Lee Siu Lung (cantonés) o Li
Xiao Long (mandarín) y posteriormente Bruce Lee. Quién iba a pensar aquel día
que acababa de nacer una de las figuras más influyentes de la historia de la
humanidad. Celebremos entonces este día recordando a Bruce y sin olvidar los
objetivos de futuro que tenemos y hacia los que nos empuja el Pequeño Dragón,
de forma consciente o inconsciente. Por todo ello, gracias, Bruce. Walk On!
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