El británico Gary Daniels ha
tenido una notable Carrera que comenzó tímidamente a finales de los ’80 para
dejarnos buenas películas de acción y artes marciales en los ’90, tanto en la
serie B, esa misma que ha nutrido de grandes estrellas y películas al género
marcial, como en Hong Kong, e incluso ha probado suerte en películas sin
peleas. El nuevo milenio no fue demasiado exitoso para el actor, pero ha
seguido trabajando con algunos films puntuales que nos devolvían al Daniels que
nos gusta, y en los últimos años ha vuelto a la acción con películas de bajo
presupuesto pero donde demuestra que sigue en forma. Uno de estos films es Rumble, que podemos verla en España en
Netflix, aunque en versión original con subtítulos en castellano. Su director
es R. Ellis Frazier, acostumbrado al cine de acción de bajo presupuesto y que
ha trabajado con Dolph Lundgren o Luke Goss además de contar con dos largos con
Daniels.
Tras Misfire: Agente Antidroga, Gary rodó en México, con el mismo
director, este film sobre peleas clandestinas, un tema muy trillado que sirve
como excusa para las escenas marciales. Se nota el presupuesto pero como
siempre digo, si las escenas de lucha y acción son buenas, la historia puede
ser típica, y en esta ocasión, el resultado es irregular. Que se haya rodado en
México se debe a que realmente se trata de una producción de aquel país, algo
meramente anecdótico pero que nos descubre a un coreógrafo desconocido, Marco Morales, experto en Muay Thai y
MMA que pasó de la competición a la industria del cine a ambos lados de la
frontera, tanto en cine como en televisión. Su trabajo aquí es de calidad,
aunque la dirección de Ellis Frazier no es la mejor, pero tiene la calidad
suficiente para disfrutar de las peleas. El único pero de las secuencias de
lucha es la ejecución de los contrincantes de Daniels, algo lentos. La
historia, sabiendo que no es demasiado original, tiene algunas lagunas, como si
la hubiesen escrito con prisa para rodar, algo que no me extrañaría ya que
cuando se anunció su rodaje, al actor acababa de rodar allí la mencionada Misfire, y aunque apareció al poco un teaser tráiler, ha tardado bastante en
pulirse y estrenarse, y de momento sólo en Netflix. No obstante, al enmarcarse
en la serie B, el producto resultante es entretenido para un domingo por la
tarde, sin muchas pretensiones y para pasar un buen rato.
Volviendo a los actores que
acompañan a Daniels, la verdad es que son bastantes malos, haciendo que el
británico brille por encima de todos, y con un elemento muy característico, su
edad. Y es que con 54 años, el actor y luchador se encuentra en una forma
espectacular y le queda como un guante el personaje que interpreta, un luchador
que se plantea retirarse de la lucha antes de verse involucrado en la
conspiración en la que cae. De esta forma, con barba de tres días y algunos
síntomas de su edad en la cara, resulta muy creíble, sobre todo en las escenas
de lucha, claro, donde demuestra que puede seguir ejerciendo de héroe de acción
o de villano, como en la adaptación de Tekken
que rodó en 2010. Por desgracia, lo único recomendable es él, y las escenas de
lucha pero tampoco estamos ante una producción de calidad, aunque sea serie B.
Daniels se salva de la quema y consigue elevar la calidad media de la película,
pero sigue estando por debajo de lo esperado y deseado, sobre todo por la pelea
final, con esa costumbre de poner a alguien de gran tamaño pero con pocas dotes
marciales, restando así intensidad al clímax. Otro aspecto negativo es el
alargado final, con varios epílogos para intentar confundir al espectador antes
de desvelar al verdadero villano.
Resumiendo, una película del
montón, con buenos momentos por parte de Daniels pero que no está acompañado de
secundarios a la altura, ni dramáticos ni marciales, con un guion lleno de
tópicos pero dentro de una línea habitual en este tipo de producciones que
hacen que disfrutemos de una película de acción y artes marciales pero que
olvidaremos poco después de verla. Una lástima que un artista marcial de la
talla de Gary Daniels haga este tipo de películas, meramente alimenticias y que
no supongan demasiado para el cine marcial.
NOTA: 4
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