El cine de muy bajo presupuesto,
que suele oscilar entre la serie B y la Z, nos suele ofrecer dosis de cine
marcial de todo tipo de calidades. Esta semana vamos a conocer un poco más a
una actriz, artista marcial y especialista que se ha lanzado a la dirección con
la película Babes with Blades, un
título poco acertado pero si que ofrece lo que parece, mujeres con espadas. Cecily Fay es la estrella de la
película, produciendo, escribiendo, coreografiando, dirigiendo, protagonizando,
componiendo la banda sonora, editando e incluso diseñando el vestuario de la
película. Fay lleva años trabajando como especialista en Hollywood, apareciendo
en películas como Charlie y la Fábrica
de Chocolate, Prometheus o Pacific Rim: Uprising, que se estrena
este 2018. Por ello ha decidido montar su propia productora y encargarse de
todos los aspectos de su película, sin esperar a que nadie le de la
oportunidad. El resultado es irregular, pero hay que admitir el esfuerzo de Fay
para convertirse en una estrella.
Este es el principal valor de la
película, ofrecer un producto totalmente controlado para poder formar parte del
panteón de héroes marciales occidentales. Creo que es momento de hablar
brevemente de Cecily Fay, antes de hablar en sí de la peli. Fay es ante todo
una artista marcial, comenzando en 1991 a entrenar Tai Chi para, en 1995, dar
el salto al Silat Melayu y comenzar a ganar campeonatos y posteriormente, dar
clases a la vez que compagina su carrera en el cine. Es decir, que tenemos a
una auténtica artista marcial produciendo películas de artes marciales, lo cual
es una muy buena noticia. El problema llega con la actuación. Fay es una mala
actriz (las hay peores, claro), y no tiene el carisma suficiente para llevar el
peso de una película, pero su buena técnica marcial y el apoyo de otros actores
consiguen que llegue a buen puerto. Claro está que el guion, también obra de
Fay, no es nada potente ni original, una amalgama de cosas vista en películas
futuristas con toques de gladiadores, cierta atmósfera post-apocalíptica y el
tan manido recurso del elegido para restaurar el orden. Fay se esfuerza en repartir
el protagonismo, pero dejando claro que ella es la estrella, luciéndose más que
el resto. La producción de bajo presupuesto convierte a la película,
visualmente, en un capricho de Fay rodando con amigos, con localizaciones
pobres y un vestuario de saldo, además de los efectos especiales menos
especiales del mercado. Pero la mejor baza, y motivo por el que recomiendo esta película es por las secuencias de lucha,
bien coreografiadas, bien rodadas, sin olvidar el aspecto amateur, con buenos
especialistas. De esta forma, una mala película llena de defectos, tiene la
virtud de ofrecer un espectáculo marcial más que digno, y consigue que una
cineasta como Fay se presente dentro de la serie B como aspirante a estrella
marcial, y como siempre digo, si una película de artes marciales tiene buenas
artes marciales, el entretenimiento está asegurado, como es el caso. Mucha
gente la verá y la criticará duramente, y con bastante razón, pero vemos lo difícil
que es que aparezcan buenos productos, con esa lucha de Scott Adkins contra el
pirateo, y lo que le cuesta rodar algunas películas, por lo que este esfuerzo
de Fay es notable y muy valorable. Sin duda irá aprendiendo a dirigir, a
actuar, o al menos podrá protagonizar producciones mejores que puedan sacar
partido de una excelente artista marcial y ofrecer algo de frescura al género.
Resumiendo, una película
olvidable, con buenas peleas, que se sube al carro de lo post-apocalíptico, a
pesar de ocurrir en otra galaxia, unos toques fantásticos, buenas coreografías
y un esfuerzo enorme por dar calidad a la producción con ciertas secuencias a
destacar. Un trabajo técnico por parte de los especialistas que coloca a esta
película en la parrilla de salida de su artífice en la carrera por el
estrellato marcial.
NOTA: 5’5
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