De vez en cuando aparece una
película que innova visualmente o al menos ofrece algo diferente en cuanto a
acción. Es el caso de The Villainess,
producción surcoreana que con el tráiler ya se había ganado una expectación
espectacular. Su periplo por diferentes festivales ha ido preparando el terreno
para su posterior estreno internacional, que incluirá a España durante este
2018. Pero realmente su visionado tiene cierto componente agridulce ya que como
buena película de Corea del Sur, mete drama al guion, por lo que no estamos
ante una vertiginosa película de acción única y exclusivamente como podría
parecer. Esto no resta nada de mérito al film ya que sólo por ver las
secuencias de acción merece la pena verla. ¿Y el resto? Pues también, no nos
engañemos, y eso que tiene ciertos momentos que pueden aburrir o lastrarla pero
esto sólo se debe a que se intenta enriquecer con un guion que no sea una
excusa para ir empalmando secuencias de acción. Pero vayamos paso a paso para
analizar brevemente esta aplaudida película que tuvo cuatro minutos de aplausos
durante su proyección en el Festival de Cannes.
Jung Byung-gil tiene en su filmografía pocos títulos, debutando en
2008 con el documental Action Boys,
que sigue a varios especialistas que luchan por su hueco en el cine surcoreano,
y continuando con la excepcional Confession
of Murder (2012), que ya tiene remake
japonés desde el año pasado. Para este, su tercer largometraje, ha contado con
su hermano, Jung Byeong-sik, para el
guion y nos presentan a una asesina y su viaje de venganza. La historia
comienza muy potente, con una secuencia de acción tremenda, pero según pasan
los minutos, la película va de más a menos, cuando debería ser al revés. No
obstante, la acción es tan buena durante la primera mitad del film que, como he
dicho, sólo por ver la secuencia de apertura y
la de las motos, merece la pena verla. El excelente trabajo del equipo
de acción, comandado por Kwok Kwi-deok
(The Yellow Sea) y secundado por Lee
Sang-min-II (Fabricated City), Baek
Dong-hyeon (A Violent Prosecutor) y Kim
Min-soo-III (Veteran – Por encima de la ley) además de los especialistas la
convierten en un trayazo visual espectacular, apoyados, claro está por el
director, que busca la forma más novedosa de mostrarnos la acción. La primera
secuencia, con un plano subjetivo, es sencillamente brutal, con un uso de los
cuchillos soberbio y sin marearnos de más a pesar de lo que pueda parecer. Es
notable también cómo se cambia dicho plano subjetivo, cómo Byung-gil pasa a
“sacar la cámara de la cabeza” de la protagonista con mucha suavidad a pesar de
lo violenta de la secuencia. Tanto esta secuencia como la de la persecución y
pelea encima de las motos, son un prodigio técnico, evitando el abuso de este
recurso visual durante todo el metraje. Hay que destacar a Kim Ok-bin (Thirst) como la protagonista del film, totalmente
creíble tanto como asesina como en las secuencias alejadas de la violencia
sangrienta con la que nos deleita el director en dichas dos secuencias y en
algunas más. La sincronización entre los actores en cada secuencia, al margen
del uso de efectos digitales en algunos momentos, como en esa secuencia final
en el autobús, con chromas que se
notan en ciertos planos, es perfecta, sobre todo en las dos mencionadas secuencias,
sin duda las mejores de toda la película. Por algo ha ganado varios premios
técnicos en festivales como los Blue
Dragon Awards, concretamente por las escenas de acción, en los Grand Bell Awards o el otorgado por la Busan Film Critics Association y sin
olvidar la nominación como mejor película de acción en el Fantasia Film Festival o las dos nominaciones como mejor película
en el de Sitges. Y ya que estoy con
premios, aprovecho para mencionar el premio a la mejor fotografía y a
nominación como mejor actriz para Kim en los Buil Film Awards surcoreanos. Por todo ello, está claro que estamos
ante una película con unas escenas de acción impresionantes, rodadas de forma
sublime, pero el equilibrio con el drama no es lo esperado.
El guion, como he comentado,
contiene elementos dramáticos, algo habitual en el cine surcoreano, pero no
funciona como debiera. El ritmo frenético del principio se rompe al profundizar
en los personajes, haciendo que se pierda algo el interés de lo que estamos
viendo al alargarse la relación entre la protagonista y el personaje
interpretado por Sung Joon (High
Society), necesario para lo que el film pretende pero alejando lo esperado por
todos los que vimos el potente tráiler. También es cierto que este lastre se
desarrolla en la primera mitad del film, la primera hora de dos, bien divididas
y que se atenúa a partir de la primera misión de esta especie de Nikita
surcoreana. Y es que es innegable la influencia que tiene la película de Luc
Besson (y su remake norteamericano,
incluyendo las dos series de televisión con Peta Wilson y Maggie Q), con la
diferencia del origen del personaje. Aquí tenemos a una joven que busca al
asesino de su padre y tras acabar con la banda que supuestamente está detrás de
todo (la secuencia inicial, canela pura) terminará en la cárcel para ser
reclutada por un sindicato de asesinos. Entrenamiento y una vida nueva para
realizar misiones que ya se asemeja a la historia de Besson, con sus relaciones
incluidas. Pero todo esto se queda aquí, siendo una mera influencia o
inspiración. Otro elemento que descuadra algo son los continuos saltos en el
tiempo, numerosos flashbacks que
irremediablemente conducirán a su tramo final con unos buenos giros de guion
que solucionan el bajón en esa primera mitad de película. No obstante, esto,
aunque hace que el resultado final baje un poco, no impide que se disfrute
bastante, y más siendo consciente de lo dicho al principio, ese viaje de más a
menos a pesar de seguir ofreciendo buenas secuencias de acción que por
desgracia no mantienen el nivel durante las dos horas. Resumiendo, una buena
película de acción donde hay que aplaudir el trabajo del equipo de
especialistas y a su director por la brillantez con que rueda, todo un alarde
que necesita tomar aire en ciertos momentos pero a la que le falta algo de
garra, como si el director lo hubiese dado todo en su principio y el
agotamiento hiciese mella para poder mantener el ritmo, algo perdonable pero
que no consigue convertirla en la mejor película de acción del año. Aún así,
altamente recomendable.
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