NIAFFS'18: V.I.P. (2017)

El cine surcoreano suele ofrecernos sobre todo thrillers y acción en el cine, sin olvidar dramas y romanticismo, elementos que incluso en muchas ocasiones aparecen en los actioners para enriquecer el film. Pero en esta ocasión vamos a dejar esos elementos de lado para sumergirnos en un poderoso y oscuro thriller, sangriento y duro que aunque usa los clichés más típicos y tópicos, encajan a la perfección en V.I.P., un film dirigido y guionizado por Park Hoon-jung (The New World) y con un excelente reparto que incluye presencia estadounidense. Lo primero que voy a decir de esta película es que se nota que estamos ante una producción con un ojo en Occidente, no en vano es una producción de la división asiática de Warner Bros. lo cual es positivo y negativo, como vamos a ver ya mismo.


En términos generales es un excelente film, que si bien demoniza como siempre a los norcoreanos, es una buddy movie atípica, con militares y policías de ambas coreas, todo arquetipos, incluyendo al villano que conocemos desde el principio, un hijo de un alto mandatario del norte, un sádico al que se le rifan varias organizaciones de diferentes países. La película en sí va sobre ese juego del gato y el ratón, de las intrigas políticas que interfieren con la justicia, de la confianza y la traición. Todo ello bien escrito, siendo lo único que se nota más metido con calzador la presencia norteamericana con Peter Stormare (Fargo), no por culpa del actor, si no del guion, pero tampoco es que quede mal, sólo es una presencia anecdótica y casi diría que exótica, arropando a unos actores increíbles en sus respectivos papeles, empezando por Jang Dong-gun (El Redentor), y continuando por Park Hee-soon (El Imperio de las Sombras) o Lee Jong-suk (The Face Reader) Evidentemente sus personajes son los principales, frente al secundario de Stormare, algo seguramente obligado por la propia productora que hace, como decía al principio, que por un lado venga bien a la película de cara a sus ventas internacionales, pero lastra un poco el film con estas obligaciones contractuales. No obstante, su director sale más que airoso rodando con un ritmo excelente, espectacular cuando se necesita, y más sobrio cuando el guion lo requiere.


La violencia es brutal, no excesiva, evitando peleas con cables y momentos menos realistas en favor de una trama policial seria. Las escenas de acción son cortas pero contundentes, obra de Kwon Kwi-deok (The Villainess) y Lee Sang-min-II (The Outlaws), dos nombres que empiezan a sonar cada vez más en la industria. De esta forma, su trabajo en las peleas y en las escenas arriesgadas, va acorde al tono de la película, director, duro, sucio. Una forma de alejarse de películas como New World, del mismo director, demostrando que se puede seguir rodando películas de espías y acción de forma diferente, sin idealizar a los mafiosos o criminales, con momentos agridulces y giros finales que, aunque a veces te los ves venir, no dejan de sorprender. Una versión más madura de blockbusters similares como Confidential Assignment (2017) y mucho más compacta y coherente. Un disfrute para los que además de acción busquen una buena historia, y eso que parece no haber tenido la repercusión que se merece, ganando un premio en un festival de Austin, en Estados Unidos, quedándose la número 48 en el listado de películas más taquilleras del 2017. Una lástima, ya que ofrece lo que promete y más, pero bueno, es también cuestión de gustos, y personalmente creo que es de las imprescindibles del año de Corea del Sur.

NOTA: 8

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