Esta semana viajamos a China para
hablar de una película repleta de fantasía y Kung Fu que debería haber tenido
secuelas pero por desgracia no se ha sabido más de ellas. Basada en una novela
del siglo XVI, durante la Dinastía Ming y atribuida a Xu Zhonglin, narra la
caída de la Dinastía Shang y de su gobernante y está llena de taoístas
inmortales, demonios, espíritus y héroes, un proyecto muy ambicioso conocido
como La Investidura de los Dioses
que contó con un reparto lleno de caras conocidas y de otras menos conocidas.
La fantasía mitológica china puede ser complicada de entender para poder
disfrutarla del todo, como ha pasado en otras películas similares. Pero en esta
ocasión han sabido construir una película espectacular y disfrutable al cien
por cine para cualquier aficionado a la fantasía. Dicho esto, empezamos con la
crítica a una película que inexplicablemente había quedado medio olvidada por
mí.
Una de las primeras cosas a tener
en cuenta es el abultado presupuesto de alrededor de 300 millones de dólares de
Hong Kong y su rodaje en 3D. La recaudación en China superó a duras penas su
presupuesto (unos 50 millones por encima), motivo por el cual es probable que
no hayamos podido disfrutar de más entregas, pero al menos de momento, podemos
disfrutar de esta película. Koan Hui On,
actor, especialista en efectos especiales y asistente de dirección que ha
trabajado en films como Swordsman 2
(1992), Green Snake (1993) o Dragon Tiger Gate (2006) debutó como
director en Snow Bloosom (2014) a la
que ha seguido este film, co-dirigida junto a Vernie Yeung Lung-Ching (Good Take!) y el resultado es estupendo.
Un pulso firme, una elección de planos espectacular y un ritmo que no decae en
las casi dos horas de metraje. No hay tramas secundarias que lastren la
historia principal, con el enfrentamiento entre el bien y el mal, algo que es
el resumen de la idea subyacente en la película.
La acción es primordial, con el
gran Dion Lam (Shock Wave) en uno de
sus mejores trabajos, siempre apoyado por el propio director ya que, como he
dicho más arriba, coloca la cámara siempre en el sitio correcto para poder disfrutar
de las secuencias de lucha. Cables y efectos digitales todo estupendamente integrado
y ejecutado, aunque se echa de menos ver a Jet
Li (Hero) pelear más allá del uso de magia, pero es el personaje que
interpreta, el sabio que está detrás de los héroes dirigiendo y ayudando cuando
puede. Li aparece con un look típico
del personaje y por cosas del guion va rejuveneciendo, con efectos de
maquillaje y digitales, siendo éstos últimos los únicos flojos de todo el
largometraje. Además de Li, cuyo personaje es importante pero no el
protagonista, tenemos un reparto lleno de estrellas, con Tony Leung Ka-Fai (Cold War 2), la bellísima Fan Bing-Bing (Guardaespaldas y Asesinos), Jacky Heung (Fearless. Sin Miedo), el protagonista de la película, Louis Koo (Drug War), Angelababy (Beginning of the Great
Revival) o Andy On (Special ID),
entre otras caras chinas conocidas. Todos están perfectos, incluso en los
momentos en los que tenemos humor, un humor simpático que encaja con el tono
del film.
No puedo dejar de mencionar la
participación norteamericana en varios aspectos, como la banda sonora, de John Debney (El fin de los días) o los
efectos especiales del Tippet Studio,
fundada por Phil Tippet, toda una leyenda e institución en Hollywood. Esta
unión de talentos chinos y norteamericanos, para resumir e ir terminando,
conforman una estupenda película, sin los errores de otras producciones
similares con recargados efectos especiales y tramas sólo entendibles al cien
por cien si tienes conocimientos de mitología china. Fabulosas y trepidantes
escenas de acción, como la secuencia inicial, un despliegue visual que
superpone las dos acciones paralelas que vamos viendo y que culmina con esa
huida encima de los escudos al estilo de tablas de surf que, aunque parezca lo
contrario, de nuevo encaja con toda la película, al igual que el Parkour que usan los protagonistas de la
secuencia. De esta forma tenemos una maravillosa película, espectacular, con Parkour,
Kung Fu, magia, personajes mitológicos y humor que a veces parece la respuesta
china al género superheroico pero dejando claro que no es exactamente esto lo
que vemos. Una pena que no tengamos secuela, ya que lo único que podría decir
negativo es ese final más que abierto, aunque el arco argumental que adapta de
la novela original (tiene unos 77 episodios en total) sí queda cerrado.
Indispensable para los amantes del cine fantástico.
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