NIAFFS'18: MUMON: THE LAND OF STEALH (2017)


La semana pasada le tocó el turno a Japón y Mukoku, y esta, volvemos a Japón para conocer al ninja Mumon. El cine de época, los jidai-geki, es habitual en la cinematografía nipona, y las conocidas como ninja eiga o shinobi eiga, es decir, el cine de ninjas también, un subgénero que nos ha traído muchas alegrías a los amantes de Japón y de las artes marciales. El halo de misterio con el que suelen aparecer provocó en los ochenta la ola de cintas protagonizadas por estos asesinos de mano de la mítica productora Cannon. Pero esta imagen occidentalizada no es la misma que ofrece el cine japonés, y una buena muestra de ello es este film que recomiendo encarecidamente a los seguidores de los ninjas, y eso que la imagen que da de ellos tampoco es la real, o al menos al cien por cien. Los shinobi son personajes que todos los años, prácticamente, aparecen en alguna película, pero no todas tienen la factura de esta que nos ocupa hoy.

El novelista Ryo Wada adaptó su propia novela, Shinobi no kuni, algo que ya había hecho anteriormente en The Floating Castle (2012) Ambos films tienen en común la unión de la épica samurái con el humor, una característica del novelista que hace que no sólo la novela, si no la propia adaptación se convierta en todo un festival de acción, humor, drama y amor altamente recomendable. Centrándonos en la película que nos ocupa, Mumon: The Land of Stealth, es una trepidante y divertida película dirigida por Yoshihiro Nakamura (The Snow White Murder Case) con diferentes elementos perfectamente equilibrados y que tiene como protagonista a Satoshi Ohno (Maô), cantante y líder del grupo Arashi, un actor acostumbrado a la televisión que usa su vis cómica desplegando un carisma arrollador. Su Mumon, ese ninja maravilloso, el mejor de Iga, al que le mueve el dinero y el amor, o mejor dicho, que necesita dinero debido a su sueño de casarse con su novia y dejar el mundo ninja a pesar de ser un nombre temido. Este es uno de sus puntos fuertes, un personaje que hace temblar a sus enemigos pero cuya actitud parece la de un adolescente divirtiéndose, sin dramatizar las misiones que hace. El retrato que tanto su personaje como el del resto de shinobi nos ofrecen se aleja del misticismo de los asesinos silenciosos, y aunque no dejan en buen lugar a todos ellos, favorece el desarrollo de la propia historia y de los personajes. Todo el tono del film es cómico, incluyendo las secuencias de actor, refrescando así el cine de época japonés y convirtiéndose en todo un espectáculo visual que se apoya en los efectos digitales. Estos efectos se notan mucho, pero de nuevo el tono casi de manga que tiene hace que quede bien. Por un lado tenemos los conceptos históricos con la unificación de Japón por parte de Oda Nobunaga y las guerras Tensho Iga, con el hijo de Nobunaga (Yuri Chinen) intentando estar a la altura de su padre y por otro, la manipulación de los líderes de las casas ninjas de Iga para conseguir nuevos trabajos de espionaje. Por otro lado, la relación de Mumon con su mujer, la guapísima Satomi Ishihara (Shin Godzilla), motor de Mumon a la hora de ganar dinero que hace que se plantee abandonar su forma de vida. También tenemos venganzas y traiciones repartidas por las dos horas de metraje, sin dejarnos un segundo de respiro a pesar de no basarse sólo en la acción. Ésta es estupenda, no tengo otra palabra que usar, a pesar del uso de cables y los efectos digitales, sobre todo en cierto duelo en su tramo final, con una coordinación entre los actores asombrosa, apoyándose en los efectos sonoros donde chocan las dagas y kunais que enfatizan el dramatismo, sobre todo por la resolución de la pelea. Un dinamismo espectacular que junto a las batallas, donde nos muestran una gran variedad de técnicas reales ninja así como armas, con un toque cómico todas ellas (ese momento en el que el joven Oda Nobukatsu junto a sus hombres miran al bosque mientras escuchan, como si fuese el viento, a los ninjas que repiten como un mantra las recompensas que conseguirán con las cabezas de sus enemigos o cuando un grupo de ninjas corren hacia la batalla vistiéndose por el camino, saltando, balanceándose por el bosque) hacen que se disfruten como hacía tiempo no veía en una película. También tenemos representaciones de técnicas ninja que de nuevo nos recuerdan al manga, como la sustitución de cuerpos con muñecos, o cómo se esconden los shinobi en el bosque. Técnicas que en ocasiones parecen mágicas y que aquí se muestran de forma desenfadada haciendo que esas dos horas que dura se pasen en un suspiro. Pero no nos engañemos, tenemos drama, sobre todo a partir de la primera hora.


Los actores están estupendos, no sólo la pareja protagonista. Tenemos a Yûsuke Iseya (Casshern) como el implacable Heki Daizen, que aporta seriedad a los villanos, o la presencia de Jun Kunimura (De tal padre, tal hijo), un veterano actor que aporta toda su calidad de actor a pesar de tener un papel secundario. Y no puedo dejar de mencionar dos cosas, la sensibilidad del director en ciertas secuencias, como esos momentos en los que Mumon habla con su mujer a través de la ventana, algo curioso y que puede resultar anecdótico pero que sabiendo el significado del nombre de Mumon y su habilidad para entrar a cualquier sitio (Mumon significa “sin puertas”), no las usa para entrar en su propia casa cuando Okuni está enfadada. Esto representa la relación entre ellos y haciendo que Mumon muestre mucho respeto hacia ella. Por otro lado, la banda sonora, que se mueve entre en rock y el funky y el jazz y que aunque parezca mentira queda genial en la película. Resumiendo, Mumon: The Land of Stealth es una estupenda comedia llena de acción, con buenos personajes, un guion bien construido, que pasa de un género a otro con suavidad, con elegancia y con un tramo final estupendo. Hacía mucho, pero mucho, que no me divertía tanto con una película, que me obligaba a soltar un “ufff” y sonidos similares durante las peleas, y eso que no es una película de artes marciales, estrictamente hablando. Lejos de la seriedad habitual del cine histórico e incluso de las comedias niponas, muchas veces con ese toque bizarro, una película, en definitiva, perfectamente equilibrada que merecería un estreno en España, aunque sea en DVD o en alguna plataforma digital.

NOTA: 8

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