La semana pasada le tocó el turno
a Japón y Mukoku, y esta, volvemos a
Japón para conocer al ninja Mumon. El cine de época, los jidai-geki, es habitual en la cinematografía nipona, y las
conocidas como ninja eiga o shinobi eiga, es decir, el cine de
ninjas también, un subgénero que nos ha traído muchas alegrías a los amantes de
Japón y de las artes marciales. El halo de misterio con el que suelen aparecer
provocó en los ochenta la ola de cintas protagonizadas por estos asesinos de
mano de la mítica productora Cannon. Pero esta imagen occidentalizada no es la
misma que ofrece el cine japonés, y una buena muestra de ello es este film que
recomiendo encarecidamente a los seguidores de los ninjas, y eso que la imagen
que da de ellos tampoco es la real, o al menos al cien por cien. Los shinobi
son personajes que todos los años, prácticamente, aparecen en alguna película,
pero no todas tienen la factura de esta que nos ocupa hoy.
El novelista Ryo Wada adaptó su propia novela, Shinobi no kuni, algo que ya había hecho anteriormente en The Floating Castle (2012) Ambos films
tienen en común la unión de la épica samurái con el humor, una característica
del novelista que hace que no sólo la novela, si no la propia adaptación se
convierta en todo un festival de acción, humor, drama y amor altamente
recomendable. Centrándonos en la película que nos ocupa, Mumon: The Land of Stealth, es una trepidante y divertida película
dirigida por Yoshihiro Nakamura (The
Snow White Murder Case) con diferentes elementos perfectamente equilibrados y
que tiene como protagonista a Satoshi
Ohno (Maô), cantante y líder del grupo Arashi,
un actor acostumbrado a la televisión que usa su vis cómica desplegando un
carisma arrollador. Su Mumon, ese ninja maravilloso, el mejor de Iga, al que le
mueve el dinero y el amor, o mejor dicho, que necesita dinero debido a su sueño
de casarse con su novia y dejar el mundo ninja a pesar de ser un nombre temido.
Este es uno de sus puntos fuertes, un personaje que hace temblar a sus enemigos
pero cuya actitud parece la de un adolescente divirtiéndose, sin dramatizar las
misiones que hace. El retrato que tanto su personaje como el del resto de
shinobi nos ofrecen se aleja del misticismo de los asesinos silenciosos, y
aunque no dejan en buen lugar a todos ellos, favorece el desarrollo de la
propia historia y de los personajes. Todo el tono del film es cómico, incluyendo
las secuencias de actor, refrescando así el cine de época japonés y
convirtiéndose en todo un espectáculo visual que se apoya en los efectos digitales.
Estos efectos se notan mucho, pero de nuevo el tono casi de manga que tiene
hace que quede bien. Por un lado tenemos los conceptos históricos con la
unificación de Japón por parte de Oda Nobunaga y las guerras Tensho Iga, con el
hijo de Nobunaga (Yuri Chinen) intentando estar a la altura de su padre y por
otro, la manipulación de los líderes de las casas ninjas de Iga para conseguir
nuevos trabajos de espionaje. Por otro lado, la relación de Mumon con su mujer,
la guapísima Satomi Ishihara (Shin
Godzilla), motor de Mumon a la hora de ganar dinero que hace que se plantee
abandonar su forma de vida. También tenemos venganzas y traiciones repartidas
por las dos horas de metraje, sin dejarnos un segundo de respiro a pesar de no
basarse sólo en la acción. Ésta es estupenda, no tengo otra palabra que usar, a
pesar del uso de cables y los efectos digitales, sobre todo en cierto duelo en
su tramo final, con una coordinación entre los actores asombrosa, apoyándose en
los efectos sonoros donde chocan las dagas y kunais que enfatizan el
dramatismo, sobre todo por la resolución de la pelea. Un dinamismo espectacular
que junto a las batallas, donde nos muestran una gran variedad de técnicas
reales ninja así como armas, con un toque cómico todas ellas (ese momento en el
que el joven Oda Nobukatsu junto a sus hombres miran al bosque mientras
escuchan, como si fuese el viento, a los ninjas que repiten como un mantra las
recompensas que conseguirán con las cabezas de sus enemigos o cuando un grupo
de ninjas corren hacia la batalla vistiéndose por el camino, saltando,
balanceándose por el bosque) hacen que se disfruten como hacía tiempo no veía
en una película. También tenemos representaciones de técnicas ninja que de
nuevo nos recuerdan al manga, como la sustitución de cuerpos con muñecos, o
cómo se esconden los shinobi en el bosque. Técnicas que en ocasiones parecen
mágicas y que aquí se muestran de forma desenfadada haciendo que esas dos horas
que dura se pasen en un suspiro. Pero no nos engañemos, tenemos drama, sobre
todo a partir de la primera hora.
Los actores están estupendos, no
sólo la pareja protagonista. Tenemos a Yûsuke
Iseya (Casshern) como el implacable Heki Daizen, que aporta seriedad a los
villanos, o la presencia de Jun Kunimura
(De tal padre, tal hijo), un veterano actor que aporta toda su calidad de actor
a pesar de tener un papel secundario. Y no puedo dejar de mencionar dos cosas,
la sensibilidad del director en ciertas secuencias, como esos momentos en los
que Mumon habla con su mujer a través de la ventana, algo curioso y que puede
resultar anecdótico pero que sabiendo el significado del nombre de Mumon y su
habilidad para entrar a cualquier sitio (Mumon significa “sin puertas”), no las
usa para entrar en su propia casa cuando Okuni está enfadada. Esto representa
la relación entre ellos y haciendo que Mumon muestre mucho respeto hacia ella.
Por otro lado, la banda sonora, que se mueve entre en rock y el funky y el jazz y que aunque parezca mentira queda genial en la película.
Resumiendo, Mumon: The Land of Stealth
es una estupenda comedia llena de acción, con buenos personajes, un guion bien
construido, que pasa de un género a otro con suavidad, con elegancia y con un
tramo final estupendo. Hacía mucho, pero mucho, que no me divertía tanto con
una película, que me obligaba a soltar un “ufff” y sonidos similares durante
las peleas, y eso que no es una película de artes marciales, estrictamente
hablando. Lejos de la seriedad habitual del cine histórico e incluso de las
comedias niponas, muchas veces con ese toque bizarro, una película, en
definitiva, perfectamente equilibrada que merecería un estreno en España,
aunque sea en DVD o en alguna plataforma digital.
NOTA: 8
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