NIAFFS'18: MANHUNT (2017)

John Woo llevaba desde 2003 sin poner una pistola en sus películas y el pasado 2017 estrenó el remake de Manhunt, film japonés de 1976 con el gran Ken Takakura, o mejor dicho, una nueva adaptación de la novela original de Jukô Nishimura. Un abogado falsamente acusado de asesinato, perseguido por las calles de Osaka es, sin duda, material de calidad para un director como Woo, un regreso a la acción balística que le hizo famoso con un reparto chino, japonés y surcoreano que desde este mes de mayo puede disfrutarse en España a través de Netflix, algo que se está convirtiendo en algo habitual gracias a esta plataforma. El resultado no ha convencido a todo el mundo, pero como siempre digo, no podemos pedirle a gente como Woo, Jackie Chan, Ringo Lam o Jet Li que sigan tan en forma como siempre, así que, llevando las expectativas al mínimo, podemos disfrutar de sus últimas películas con una perspectiva diferente, aunque en el caso de los nombrados, sólo Jackie y Woo mantienen el tipo.

No he leído la novela original, y hace mucho que vi la adaptación japonesa, por lo que me centraré en hablar de esta nueva versión. Y, como siempre, dicho esto, pasemos a hablar de este regreso del director de The Killer, Hard Boiled y Cara a Cara. La película se divide en dos partes bien diferenciadas, la primera es la más floja, donde nos presenta a los personajes de forma atropellada, con un montaje muy picado dando la sensación de que falta algo, y es más que probable ya que el estreno en el Festival de Venecia fue con un montaje diferente que no gustó a los productores chinos, pasando por la sala de edición de nuevo. Por suerte la segunda parte arregla esto, además de contener esa primera parte con un par de espectaculares secuencias de acción de las que hablaré un poco más adelante. Una vez presentado todo, pasamos de una película de persecuciones a una de experimentos con un toque que roza la ciencia-ficción que desconcierta algo pero que funciona bastante bien una vez que pasas el bache de ese cambio brusco. Es un bajón los altibajos del guion pero, no obstante, al estar lleno de las constantes del director y con un par de secuencias de acción de calidad, una vez superada esa mitad, se disfruta mucho más y podemos ver al John Woo que amamos. Otro aspecto algo negativo es el reparto, donde el mejor es sin duda Zhang Hanyu (Special ID) mucho más solvente que Masaharu Fukuyama (De tal padre, tal hijo), demasiado sobreactuado, sobre todo en las secuencias en las que habla inglés. Por suerte la presencia de dos veteranos como Jun Kunimura (Ichi the Killer) y Yasuaki Kurata (Millionaire’s Express) compensan a Fukuyama, quien no es precisamente mal actor y que sólo cumple en las secuencias de acción. Completan el reparto la surcoreana Ha Ji-woon (Sector 7) y Wei Qi (Mission Milano), los dos personajes femeninos más potentes pero que en el caso de Ji-woon tiene una historia menos trabajada y metida con calzador, sobre todo en la relación con Hanyu. Como decía al principio, las constantes visuales del director hongkonés se mantienen, pero no sólo las visuales ya que tenemos elementos que nos retrotraen a las mejores películas de Woo, destacando la relación entre el abogado y el policía que le persigue, el mismo esquema de los personajes de Chow Yun Fat y Danny Lee en The Killer, enemigos que terminarán ayudándose mutuamente frente al enemigo común e incluso el triángulo con Wei Qi, que, con matices, actúa como Sally Yeh en ciertos momentos.



Palomas, planos ralentizados, pistolas a dos manos y los bullet ballet tan característicos los tenemos en las secuencias de acción, pero en el caso de las palomas están metidas casi como guiño, siendo realmente anecdótica su presencia. La acción, firmada por Kensuke Sonomura (Kunoichi), es bastante buena, que trata de mantener la firma del director en todas las secuencias. La primera parte del film contiene dos secuencias, la del inicio, corta pero intensa y la que marca la mitad, con motos de agua que resulta la peor debido al uso de efectos digitales cuando Woo podría haberla rodado a la antigua usanza. Pero la parte final mejora dichas secuencias con el ataque a la mansión, llena de disparos, golpes, ventanas atravesadas, katanas y una coordinación entre los dos protagonistas, esposados, estupenda. Un buen trabajo de stunts con momentos espectaculares que se encuentra entre lo mejor de toda la película. La parte final mantiene casi el nivel, siendo un estupendo fin de fiesta.
Resumiendo, John Woo firma una película por debajo del nivel habitual en su filmografía, pero que consigue ofrecernos algunos momentos geniales de acción, a pesar de contar con un guion irregular que fuerza el estilo John Woo pero que consigue mantener la atención y disfrutar de las secuencias de tiroteos y explosiones. Una nueva toma de contacto con un género del que se ha mantenido alejado más tiempo del que nos hubiese gustado y que contiene una frase que es sin duda un guiño a su carrera, ese es tiempo de un mañana mejor, que coincide con el remake que ha hecho Ding Sheng y que se ha estrenado este mismo año. Esperemos que la próxima peripecia de acción del director consiga estar más a la altura de sus trabajos míticos, siendo este film un calentamiento de lo que puede hacer, un buen regreso a sus buenos tiempos, algo descafeinado en ciertos aspectos pero con una calidad que ya le gustaría a otros directores norteamericanos e incluso a su compatriota Ringo Lam.

NOTA: 6'75

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