NIAFFS'18: THE EMPTY HANDS (2017)

Existe un subgénero dedicado al Karate. No hablo de películas donde se use este arte marcial japonés, sino películas que ocurren dentro del mundo del Karate, como biografías de maestros (por ejemplo los films de Sonny Chiba sobre Mas Oyama, o la surcoreana Fighter in the Wind) o dramas de gran calidad como Kuro Obi. Dentro de este segundo grupo se enmarca The Empty Hands, dirigida por el actor Chapman To. Un film dramático que usa la filosofía del Karate para poner en imágenes una estupenda historia con poca acción, pero de gran calidad que busca algo más que usar el Karate para dar un giro diferente al cine de artes marciales. Una buena muestra de que se pueden hacer buenas historias, aunque haya escenas de lucha. Una hora y media llena de sensibilidad, humor y, claro está Karate.


Chapman To es un actor muy versátil que en 2015 dio el salto a la dirección y que en su tercer film demuestra una alta capacidad para narrar historias con un sentimiento poético palpable. La historia nos presenta a una joven, hija de un maestro de Karate en Hong Kong que al fallecer, dejará el piso y dojo, a su hija y al que fue su mejor alumno. La convivencia entre ambos será difícil, saltando de la comedia al drama al retratar a la joven como una mujer sin demasiada suerte en la vida. Está perdida y los planes de futuro que tiene se verán truncados cuando tenga que parar sus planes de dividir la estancia en diferentes habitaciones para alquilarlas y poder ganar algo de dinero. Como he dicho, tenemos drama, toques de humor y Karate, una combinación algo arriesgada pero que To sabe tratar con un sentimiento poético que acerca el film al terreno del cine de autor, pero sin caer en el postureo. La secuencia de los créditos, en un estupendo blanco y negro mientras que el actor que interpreta al padre de la protagonista, la leyenda del Karate y del cine Yasuaki Kurata realiza un kata tradicional (Seyunchin) está rodada de una forma exquisita, lo mismo que las dos secuencias de acción, una al principio, cuando nos cuentan el pasado del personaje que el propio Chapman To interpreta, y el combate de la protagonista en un torneo. Incluso la parte final, donde podemos presenciar el entrenamiento de la protagonista, nos ofrece algo diferente al cine puramente de género, un complemento a la historia principal de Mari, cuya vida no es precisamente buena y que ella culpa al Karate, cuando en realidad es ella misma la que no sabe orientar su vida, abandonando el Karate y manteniendo una relación con un hombre casado. Se autoengaña e incluso culpa a su fallecido padre de todo, algo que deberá arreglar ella misma y que Kent le hará recordar cuando la fuerce a volver a entrenar Karate como condición para quedarse con todo el dojo. Y ya que estoy hablando de las peleas, algo que me ha llamado poderosamente la atención es cómo ha evitado To caer en los tópicos del cine con torneos. Lejos de presentar un campeonato en un gran estadio lleno de gente, se trata de un pequeño gimnasio casi sin público, con una primera parte rodada al estilo más clásico, mostrando buenas técnicas y una segunda rodada como reflejo de cómo se siente la protagonista. Stephy Tang (Furia y honor) es la actriz que da vida a la protagonista, demostrando una estupenda condición física y haciendo una estupenda interpretación. El personaje de Chapman To es sin duda un recordatorio para la protagonista del espíritu del Karate, de la disciplina para seguir adelante a pesar de los problemas, algo que es el mensaje subyacente en el film. Aunque tenemos buenas escenas de Karate, coordinadas por el propio Chapman To junto a Stephen Au (Trivisa), Leung Bok-Yan (Fatal Move), Jack Wong Wai-Lung (Wolf Warrior 2), Ryouchi Ishijima y Bill Lui Tak-Wai (Legend of the Wolf) es su filosofía la que es importante. To además firma el guion junto a Erica Li Man (Shock Wave) otorgándole así un control extraordinario sobre la película.


The Empty Hands es sin duda una estupenda muestra de cine de calidad, con algo más que personajes arquetípicos, que usa el Karate como catalizador ante los problemas de la vida, remarcado por cómo aparece y desaparece el personaje de Chan Kent (Chapman To), evitando una narración lineal donde se explica todo, un viaje de autoconocimiento de Mari Hirakawa, la protagonista y de cómo las artes marciales clásicas ayudan al equilibrio en la sociedad en la que vivimos. Sólo le puedo poner una pega a la película, y es su banda sonora, que te saca del tono de la película, tanto los temas clásicos que suenan como el resto, obra de Veronica Lee Tuan-Han (The Midnight After), algo estridente. A pesar de ello, estamos ante una estupenda película, ganadora de los premios Film of Merit y Mejor Actriz en los Hong Kong Film Critics Society Awards tras recibir diferentes nominaciones en los Hong Kong Film Awards pero que debería haber conseguido más. Una película pequeña, sin altas pretensiones pero como ya he dicho, con una sensibilidad y una poesía visual maravillosa, con ese equilibrio entre lo comercial y el cine de autor que pocas veces se consigue.


NOTA: 8

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