Mucha gente
conoció por primera vez a Iko Uwais
en 2011 con el estreno de Redada Asesina,
o The Raid, lo mismo que a su
director, Gareth Evans. Pero lo que
no todos saben es que en 2009 ya habían trabajado juntos en el lanzamiento de
Uwais en la película que hoy traemos al blog, Merantau. Evans estaba preparando un documental sobre el Pencak
Silat, arte marcial indonesio, y conoció a Uwais, por lo que no dudó en
ficharlo para este film, debutando así y preparando el terreno para convertirse
en una de las grandes estrellas del cine marcial del nuevo siglo. A pesar de
ello, esta primera película protagonizada por el indonesio no tuvo la
repercusión esperada, y tuvieron que pasar dos años para que tanto el actor y
artista marcial como el director lograsen el reconocimiento que se merecían.
Por ello, esta semana vamos a recordar esta estupenda película que por suerte
podemos ver en Netflix. Cuántas
alegrías nos está dando la plataforma digital, tanto por estrenar película
actuales como por recuperar films como éste, que merecen ser vistos por los
amantes del cine marcial.
Gareth Evans se
encargó, además de dirigirla, de escribir el guion, aportando toques culturales
indonesios como ese viaje iniciático denominado como el título, merantau, en el que se embarca el
protagonista, con destino a Yakarta. Allí se verá envuelto en una trama de
prostitución y tráfico de mujeres, aplicando sus conocimientos de Silat para
salvar a una joven. Quizás la historia no es demasiado original, pero ya
sabemos que en la mayor parte del cine marcial los guiones suelen ser excusas
para las escenas de pelea, por lo que, a pesar del uso de tópicos, no estamos
ante una mala película, para nada. También es cierto que si se ve después de
las dos entregas de The Raid, puede
resultar algo básica, pero hay que tener en cuenta que anteriormente Evans sólo
había dirigido el cortometraje Samurai
Monogatari, rodado en la Universidad de Cardiff, y Footsteps (2006) un thriller con
tintes dramáticos en su Inglaterra natal, totalmente alejada del cine de acción
y artes marciales con el que saltaría a la fama. Pero también es cierto que en Merantau pueden verse algunas de las constantes
visuales posteriores, como la violencia, las estupendas coreografías, la sangre
y los stunts brutales. Tenemos además
un toque de drama que ocupa el primer tercio del film, donde vemos la
presentación de Yuda y el inicio de su viaje a la capital indonesia. El
recuerdo de su familia y el significado del viaje darán paso a la acción, que
irá in crescendo, mostrando peleas de
Silat cortas pero muy contundentes, para conocer a los villanos, dos
occidentales interpretados por Mads
Koudal (Night of the Templar) y Laurent
Buson (Die Fighting), de nuevo arquetipos de villano, crueles y peligrosos
y expertos en artes marciales, al igual que los actores. A partir de la mitad
del film tendremos persecuciones y más y más acción, muy bien rodadas, donde
Uwais podrá lucirse marcialmente además de tener secuencias arriesgadas de las
de quitar el aliento. Sin duda lo mejor de todo esto es la aplicación del Silat
en las peleas, un estilo diferente a lo visto en el género y que lograba
aportar incluso algo diferente a la que era la última sensación del cine
marcial, Tony Jaa y su Muay Thai.
Incluso las escenas arriesgadas son muy diferentes, con cierta ayuda de cables,
pero rodadas para asombrarnos, como en la pelea por los tejados o en su tramo
final, con los contenedores. Golpes que duelen, caídas y luxaciones, van
desfilando para nuestro deleita, usando ángulos de cámara muy bien escogidos. Y
qué decir del final, trepidante y violento, incluso agridulce y dramático en
ciertos momentos, siendo un elemento muy diferenciador de lo que vemos habitualmente
en el cine marcial, en una búsqueda de personalidad propia. Quiero dejar claro
que a pesar de la alta calidad de la acción, se nota cierto entrenamiento para
lo que veríamos posteriormente en las siguientes colaboraciones entre el actor
y el director, pero sin duda es algo más que eso. Es un muestrario de Silat,
una auténtica película de género, un trabajo de calidad, pero mejorable, lo
cual es algo muy positivo ya que obligó a un salto cualitativo en el siguiente
trabajo de ambos y conformando una carrera en ascenso superándose en cada nuevo
film (protagonizado por Uwais, sin contar con las participaciones como
secundario del actor) pero siendo un debut espectacular.
Resumiendo, una
película de artes marciales, con mucho ritmo, con esos toques dramáticos para
dar cierta profundidad a la historia y un toque oscuro a la trama. Sin duda es
una película a reivindicar que merece un reconocimiento por parte de los fans
del cine marcial, pero que hay que ver sin compararla con Redada Asesina y su secuela y poder apreciar así la evolución tanto
de Iko Uwais como de Gareth Evans. Por último quiero remarcar el trabajo de Sisca Jessica (Triangle the Dark Side),
el elemento femenino y más dramático aún del film y del mismísimo Yayan Ruhian, el Mad Dog de The Raid, difícil de identificar al
aparecer con el pelo corto y afeitado, pero que rápidamente reconocemos en la
pelea del ascensor contra Uwais, un duelo magnífico y muy bien rodado viendo
las limitaciones del espacio. Si no la has visto, es momento de hacerlo y
conocer el origen de este trio de ases como son Uwais, Evans y Ruhian.
NOTA: 7
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