Una semana más
traemos al blog una película india que ha llegado a estrenarse en España de
forma limitada. Una nueva oportunidad de confirmar la alta calidad de Bollywood
con una de las mayores estrellas, Salman
Khan. Pero tranquilo, aunque sea una tercera parte, no tiene nada que ver
con las dos anteriores. Una historia de mafia, lealtad, traiciones y mucha
acción, algo habitual en la carrera de Khan, altamente recomendable y sin un
momento de descanso. En cuestión de acción, la India sabe cómo dar espectáculo,
siendo uno de los mejores países en este género, aunque mucha gente parece
reticente a sumergirse en una cinematografía tan espectacular debido al peso de
la música y los bailes, pero seamos realistas. Si no te acercas a este cine por
estos motivos, sin duda demuestra tener prejuicios ya que por un lado dichos
números hacen avanzar la historia, sobre todo respecto a las relaciones
sentimentales, mucho mejor que en el cine de acción occidental, con momentos
ñoños pero metidos con calzador. Aquí no resulta chocante ver al héroe
enamorarse y cantarle románticamente ya que el propio ritmo de las películas
favorece este componente, siendo todo un ejemplo de cómo poder meter diferentes
géneros sin perder un ápice de calidad. Además, los números musicales, como
decía en la entradilla, ayudan a que las relaciones avancen, como por ejemplo
cuando el personaje de Salman Khan recuerda una historia de amor, narrada con
ese número musical, una estupenda elipsis temporal que evita secuencias
demasiado explicativas y que, si no fuese musical, rompería el ritmo demasiado.
Curiosamente,
según algunas listas, este film es uno de los elegidos para integrarse como una
de las 100 peores películas, siendo la primera de Salman Khan en aparecer en
las mismas. Evidentemente, no estoy para nada de acuerdo, si no, no hablaría de
este film. La trama es relativamente sencilla, con familias mafiosas y
traiciones, para lucimiento de Khan en las espectaculares secuencias de acción
y repitiendo su papel de héroe al estilo de lo que nos suele ofrecer, vamos, el
típico guion excusa para ofrecer las secuencias de acción, obra de Anal Arasu (Dabbang 2) y Tom Struthers (Tiger Zinda Hai) quienes
coreografían las peleas físicas y la acción balística y explosiva de forma
estupenda. Una familia que trafica con armas y un disco duro lleno de material
sensible para chantajear a políticos es el epicentro de las dos horas y media
que dura la película, con numerosos giros de guion, algunos ciertamente no
demasiado bien hilados, sobre todo el tramo final, donde no resulta para nada
creíbles las revelaciones a las que asistimos. Entiendo que, desde una
perspectiva cinéfila muy estricta, todo esto sea criticable. Incluso yo mismo
veo que chirrían muchas cosas, pero estamos ante una película de
entretenimiento puro, donde las escenas de acción y la grandilocuencia campan a
sus anchas para ofrecer un espectáculo visual de calidad. El realismo se
sacrifica en pos de la diversión, y Bollywood tiene mucho de esto. Una factura
técnica impecable, donde sólo nos podemos quejar de algunos momentos digitales
demasiado “cantosos”, con un rodaje en Dubái, Tailandia e India, cientos de
extras, números musicales por todo lo alto, explosiones, persecuciones,
puñetazos, patadas, motos y coches de lujo.
Además de
Salman Khan, tenemos a Anil Kapoor
(My wife’s murder), a Bobby Deol
(Barsaat), a Jacqueline Fernández
(Kick), Daisy Shah (Jai Ho), Saqib Saleem (Dishoom) y, en un papel
menor pero importante, Freddy Daruwala
(Commando 2), todos ellos perfectos, destacando a Anil Kapoor y a la
megaestrella Jacqueline Fernández, que se luce en los números musicales de
forma espectacular. Un elenco de calidad que aportan su buen hacer, dejando la
acción a Khan, a pesar de tener momentos de lucimiento tanto Daisy como Saqib o
Bobby Deol. Como he dicho, la acción es impresionante. Rodado con ese estilo
que hizo famoso a John Woo en Hong Kong, está más que claro que la India es el
país que ha recogido el testigo en cuanto a acción llena de adrenalina, aunque
el abuso de efectos digitales empañe ligeramente dichas secuencias. Por suerte se
empañan muy poco y si lo que te gusta es disfrutar de acción llena de momentos
imposibles, no hace falta esperar a la siguiente entrega de A todo gas ni a cualquier nueva
aventura de Tom Cruise en una de sus misiones imposibles. Este reboot de la saga (por eso no tiene nada
que ver con las dos anteriores entregas) deja claro que Salman Khan es el mayor
héroe indio de la actualidad. Y los directores que trabajan con él contribuyen
a esto con esos planos donde Kahn se luce de la forma en la que lo hace, desde
su primera aparición, hasta la pelea final, donde se quita la camiseta con ese
estilo tan personal y de macho man. Y
es que Khan es el macho alfa del cine indio, por mucho que Shah Rhuk Kahn o
John Abraham intenten estar a la altura, pero Salman marca la diferencia con su
estilo tan personal y chulesco. Recordemos el momento en el que le ataca un
motorista, acaba con él de un disparo mientras la moto sigue hacia él y con una
facilidad tremenda, agarra el acelerador y, sin subirse a la moto, la mantiene
dando vueltas mientras dispara a sus enemigos para después subirse y huir de
sus numerosos enemigos, siendo perseguido. Pero aquí no acaba la cosa, ya que
la persecución es, de nuevo, espectacular. Y tenemos más momentos
espectaculares, incluso tremendamente exagerados, de superhéroe incluso. Pero
creo haber dejado claro que esta película olvida el realismo para ofrecer lo
mismo que ofrece Hollywood pero con el toque indio, por lo que deja atrás el
miedo al cine indio y sumérgete en una trepidante y espectacular película donde
la diversión no te dejará un momento de tranquilidad.
NOTA: 7
Comentarios