Esta semana
cambiamos radicalmente, pasando del cine a la television, concretamente a una miniserie
documental que tiene al actor norteamericano Frank Grillo como conductor y productor, junto al director y
guionista Joe Carnahan. Grillo es un
entusiasta de la lucha desde siempre, habiendo practicado Muay Thai, y hemos
podido verle en películas como Capitán
América. El Soldado de Invierno (2014), Wolf Warrior II (2017), Beyond
Skyline (2017) o en la serie dramática con el mundo de las MMA de fondo, Kingdom(2014-2017), mientras que en los
créditos de Carnahan tenemos películas como Ases Calientes (2006), El
Equipo A (2010) o Infierno Blanco
(2011), donde además coincidió con el propio Grillo. En cinco capítulos
acompañaremos al actor a cinco países diferentes para conocer distintos
aspectos de las artes marciales y de lucha de cada uno de esos países. México, Tailandia, Birmania, Senegal e Israel y el Boxeo, el Muay Thai, el Lethwei, el Laamb y el Krav Maga, respectivamente, es lo que
veremos en esta primera temporada.
Esta serie
documental bucea en el mundo de la lucha, pero desde la perspectiva de los
luchadores, alejándose de ser un simple muestrario de las artes marciales de
cada país para ir conociendo aspectos más oscuros y desconocidos. El primer
capítulo es el mejor ejemplo de ello, viajando a México para introducirse en el
mundo del Boxeo tanto a nivel profesional como a nivel más amateur, conociendo
a jóvenes problemáticos que han encontrado en el pugilismo una puerta a una
nueva y mejor vida tras problemas con las drogas o con la ley. Y precisamente
esto será la tónica en todos los episodios. Un vistazo a la parte más humana de
las artes de lucha, conociendo tanto a estrellas como a gente anónima, su
historia, sus orígenes, sus esperanzas y en general, su vida mientras nos
adentramos en un mundo alejado del glamour, de los neones y los contratos
millonarios. Mientras la UFC mueve
millones de dólares por todo un mundo promocionando las MMA, en la calles de
Tailandia muchos jóvenes no dejan de luchar para poder mantener a sus familias,
como se ve en el segundo episodio. Grillo acompaña a un joven en un duro
combate, involucrándose en cada capítulo más allá de entrenar el sistema que
toque. Nos muestra una cara muy desconocida mientras pasea por las calles,
acercándose así a otras culturas, entrevistándose con diversas personalidades
para ello. Esto favorece mucho el ritmo de la serie en general, haciendo que
nos metamos de lleno en cada programa y deseando ver el siguiente. Pero
mientras que los dos primeros mantienen una estructura similar, en el tercero
empieza a diferenciarse ya que nos presenta al Lethwei, un arte marcial similar al Muay Thai pero donde se
permiten usar cabezazos. Este sistema no es muy conocido, pero en Birmania sus
luchadores son auténticas estrellas. Aquí se investiga más en el propio arte
marcial, sin olvidar el acompañar a otro luchador durante un combate. Pero sin
duda el siguiente programa, el cuarto, es el que se diferencia más de todos, ya
que viaja a Senegal para conocer el Laamb,
un sistema de lucha muy curioso, con rituales y una grandísima afición. Nos
internan también en las creencias religiosas locales, dándonos más una clase de
historia que de artes marciales, pero podremos asistir también a un combate
además de conocer una desgracia acaecida en un estadio. Es decir, el capítulo
más dramático y calmado de todos, que está dedicado a las víctimas. Y el broche
final lo pone Israel y el brutal Krav Maga, que es además el que ofrece más
caras de la lucha. Primero Grillo visitará a las fuerzas militares donde
recibirá una auténtica lección de lucha real, donde la vida y la muerte depende
de un solo segundo. Por otro lado veremos a la policía y visitaremos un
gimnasio de Kung Fu, ofreciendo así las tres facetas que hay mientras visita
una ciudad sumamente complicada.
En definitiva,
una estupenda serie, diferente a otras similares, con un Grillo estupendo y
cercano, que nos muestra un lado muy humano suyo, hablando de sus hijos y mujer
en varias ocasiones, y alucinando e emocionándose en otras. Una imagen de la
lucha poco conocido y que se agradece conocer. No faltan momentos de humor y de
turismo, y espero que haya una segunda temporada para seguir viendo una serie
documental consistente pero nada pesada, y donde vemos a una estrella de
Hollywood entrenar diferentes artes marciales, no siempre saliendo airoso,
pero, insisto, es algo más que 40 minutos de artes marciales, ya que las
historias que conoceremos, hablan mucho de la influencia de las mismas en las
personas, en las ciudades o incluso en la propia cultura del país. Queda para
el recuerdo esos créditos con las caras de varios de los luchadores que
veremos, con ese crio con los ojos hinchados, o el testimonio de una ex-drogadicta,
incómoda en un cárcel donde podría haber acabado si no fuese por el Boxeo, o el
entrenador de Lethwei que tiene su gimnasio en el que era el jardín de su
mujer, o el luchador occidental que combate en Birmania. Momentos de vidas,
pero siempre con las artes marciales de fondo.
NOTA: 7,5
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