NIAFFS'19: 78 ANIVERSARIO BRUCE LEE. EL FUROR DEL DRAGÓN (1972)


Otro año más celebramos el cumpleaños de Bruce Lee, que hubiese cumplido 78 años. Cada año se vuelve más complicado dedicarle unas palabras, siendo una de las más oídas y leídas Gracias. Está claro que nunca podremos dejar de agradecer su aportación a tantos campos, su enorme influencia en tantos millones de personas durante tantos años y por todo el planeta, pero para que todo esto ocurriera, algo tenía que tener el Pequeño Dragón. Ya sabemos que su carisma y presencia en pantalla empequeñecían a todo el mundo. Su ferocidad luchando, su mirada, y su versatilidad. Sí, aunque pueda parecer raro hablando de un actor cuya fama internacional se debe al cine de artes marciales. Pero no creo que haga falta tener que recordarte que antes de Karate a Muerte en Bangkok (1971) y antes de El Avispón Verde (1966-1967), Bruce ya había aparecido en veinte largometrajes, en sus etapas infantil y juvenil. En El Furor del Dragón (1972) incluyó diversas secuencias cómicas, y es fácil ver en todas sus películas diversos registros, empañados por la propia potencia de Bruce en las escenas de lucha.

Por ello, voy a aprovechar para centrarme en dicho film, el tercero en la filmografía como adulto de Bruce, el mismo que contiene el Combate del Siglo contra Chuck Norris, pero esta película tiene algo más que esa pelea. Recordemos que esta película fue escrita, dirigida, coreografiada, producida y protagonizada por Bruce, a través de su compañía Concord Productions Inc. No voy a entrar a contar los entresijos de la película, como el título original chino, el nombre del personaje de Bruce y otros elementos que aunque enriquecen su visionado, es tema para un artículo en profundidad, al margen de los libros y publicaciones que hablan al respecto. Me voy a centrar en elementos más cinematográficos, y el principio, tras esos créditos y el tema principal de Joseph Koo, es toda una declaración de intenciones. Al estar al mando de todo el propio Dragón, se permitió el lujo de dar un toque cómico a su personaje, acentuando esa sensación de pez fuera del agua. Es un rasgo importante del personaje, ya que su forma de actuar en un país extranjero como es Italia, ya que la historia transcurre en Roma, algo que supongo ya sabes. Algo más de cinco minutos de Bruce, sin hablar, en una sucesión de gags cómicos que incluye sus intentos de comer en un restaurante del aeropuerto sin conocer el idioma de la carta. Es un choque brutal, sumamente arriesgado para la imagen de héroe del Pequeño Dragón, y a pesar de ello, no dudó en comenzar de esta forma. Mientras vemos la ciudad de Roma, los personajes de Bruce, Tang Lung, y el de Nora Miao, Cheng Ching Hua, discuten sobre los motivos de la llegada de Lung, la extorsión de unos mafiosos para que se venda un restaurante chino. Ya en el piso donde dormirá Lung, mostrará sus habilidades brevemente al comentar que practica artes marciales, todo con un aire inocente no visto en Bruce en sus dos películas anteriores con la Golden Harvest. Continuamos con una visita al banco. Hemos sobrepasado los quince minutos y continuamos viendo cómo es el personaje del protagonista, un chico inocente y de campo no demasiado acostumbrado a las grandes ciudades y que desconfía de los extraños. La secuencia en el banco provocará otra escena cómica, donde Tang Lung sin darse cuenta se irá con una prostituta siguiendo el consejo de Cheng Ching Hua de ser simpático con los italianos. Y de amable e inocente, Lung pasa casi a ser tonto, sin darse cuenta de cómo la prostituta lo lleva a su casa con las intenciones que nosotros sí sabemos. A los veinte minutos, ya entra otro personaje, Ah Gung (Chin Ti), quien nos introducirá ya en el restaurante y en la verdadera trama de la película. Esto no significa que no tengamos otros momentos cómicos, que los tenemos, pero dentro de la trama principal. Y comienza de verdad la parte marcial, con el diálogo entre Lung y Gung sobre el Karate y el Kung Fu, con nuestro protagonista dando explicaciones sobre el tema y mostrando al Bruce Lee Maestro. Y justo cuando Lung está preparado para demostrar sus teorías para patear… llegan clientes al restaurante y deben dejar de entrenar para atender. Nada, que Bruce se resiste a pelear pero es necesario para que entren en escena los villanos, con el estupendo Wei Ping-Ao a la cabeza y vestido a la última de los setenta, y con ese aspecto amanerado llevado al límite. Pero mientras tanto, Lung está en el baño, por lo que no se entera de nada y defrauda al resto de miembros del restaurante por no ayudarles contra los villanos, que salen del restaurante tras amenazarles. Pero tendrá tiempo de redimirse ya que esa misma noche llegarán cuatro matones en busca de pelea, enviado por los mafiosos. La media hora de espera para ver una pelea merecerá la pena, aunque antes de que sea Lung, veremos a otro camarero (Unicorn Chan) caer bajo los puños de uno de los matones. Tras ser tumbado, Lung detendrá a sus compañeros para hacerse cargo, siendo un momento mítico del film, con el uso de la percusión junto a los movimientos extremadamente clásicos de Bruce. Este punto merece que me detenga para enfatizar el uso de Kung Fu clásico, con posturas exageradas así como gestos sobreactuados, muy al estilo de la Ópera China, en contraposición con los conceptos que el propio Bruce desarrollaba en la vida real con su Jeet Kune Do. Que aparezca en la película es sin duda un guiño casi cómico que continúa con esos sonidos de chicharra que parecen representar a su oponente. El primer golpe de Bruce y el cambio de gesto de su cara cambian el tono de la película, como si de esta forma dijese a los espectadores: ¿Queréis artes marciales? Pues el momento ha llegado. La redención llega cuando con el segundo golpe, el primer matón cae al suelo, sorprendiendo gratamente al resto de compañeros. Enseguida acabará con el resto de matones, siendo una primera y excelente muestra de las capacidades marciales del protagonista. Unas coreografías, por cierto, sencillas pero contundentes, además de muy bien rodadas, como ese plano de Bruce sentado sobre uno de sus oponentes con un travelling frontal. Tenemos un momento de descanso, tras la pequeña victoria, y es chocante un pequeño diálogo entre Bruce y Nora Miao, donde Bruce pregunta si se pueden comprar armas en Roma, a lo que su amiga contesta que sí, que cualquiera puede comprarlas sin problema, una forma de dejar claro cómo se ve occidente en China, peligroso, aunque no deja de ser anecdótico dentro del film. Volviendo a la historia, la pelea del día anterior ayuda a que todos los camareros acojan a Lung, pero como tenemos una demostración pendiente, y Unicorn Chan había sido noqueado, es el momento de ver de nuevo al Bruce Sifu en otro momento casi épico. Sus amigos cogen los protectores, y Bruce se sitúa frente a uno de ellos. A la vez que cambia la cara de una sonrisa a un gesto serio, la cámara hace un zoom hacia la cara de Bruce, volviendo a cambiar la atmósfera que había, mucho más jovial. Las patadas que siguen, a pesar de haber podido contar con efectos sonoros, sólo viendo el impacto, sinceramente, me hacen temblar, y la que viene después… esa patada lateral que lanza al portador del escudo contra unas cajas en un plano ralentizado y general realmente terrorífico. Seguidamente, un asesino esperará a Lung y Cheng en el apartamento, pero la chulería de Lung, al margen de sus dardos y su contundente forma de acabar con el pistolero, restarán importancia al ataque. Y por fin conoceremos al verdadero villano de la función, simplemente llamado Jefe e interpretado por John T. Benn, a quien veríamos posteriormente en la Bruceploitation, quien se presentará en persona en el restaurante tras fallar todos sus intentos en acabar con Lung. Pero mientras tanto, el héroe estará visitando la ciudad, en un claro intento de su amiga de ser algo más que eso. Momento romántico intrascendente, de relleno, para llegar a una de las mejores secuencias de la película, todo un despliegue de artes marciales que incluyen dos nunchakus, bastón largo, dardos y pistolas, sin olvidar las armas más potentes de Lung, sus puños y piernas. La introducción del Kung Fu en Occidente dentro de la propia historia es un factor que favorece que el protagonista sea tan buen luchador. Los mafiosos no conocen el arte marcial chino, por lo que no saben enfrentarse a ese tipo de técnicas. Esto llevará a los gangsters a amenazar de muerte a Lung, totalmente desesperados, para aportar cierto toque de thriller. El mismo asesino que ya había fallado anteriormente, se prepara para disparar a Lung a distancia, y el Bruce Lee director se apoya en el montaje paralelo para mostrar a Lung y a Cheng Ching Hua en el apartamento mientras el asesino se prepara, pero de nuevo fallará y Lung correrá al encuentro de su asesino. Y de nuevo pasamos del tono más serio con una atmósfera misteriosa, con muchas sombras, a otro más divertido, gracias al gesto de nuestro protagonista, restando importancia al asesino y lanzándole un dardo en un glúteo para que no pueda correr. Pero cuando vuelve al apartamento, Cheng ha desaparecido, por lo que decide llamar por teléfono, pero el desconocimiento del idioma le impide hablar con nadie, así que desistirá. Pasamos a ver a la joven, en el despacho del villano, negándose a vender el restaurante, cuando de repente aparecerá Lung con el resto de camareros para salvarla. Antes de ponerse a pelear, dejará que sus amigos se luzcan, participando en la parte final de la pelea y terminándola con un autohomenaje, la rotura de una lámpara de un salto, lo mismo que el propio Bruce hizo en Marlowe, detective muy privado (1969) Y llegamos a la última media hora, viendo la celebración del Año Nuevo Chino y la visita de Ho (Wei Ping Ao) para “hacer las paces” con el restaurante, una trampa ya que han llamado a Colt, campeón de Karate norteamericano, y no tengo que decir que se trata de Chuck Norris, claro, que llegará en avión (aquí si meto un dato, ya que los planos bajando del avión se hicieron cuando Norris llegaba para rodar la película, abaratando costes) Acto seguido entran en escena otros dos personajes, el alumno de Colt, Fred (Bob Wall) y un luchador japonés, interpretado por el surcoreano Whang In-sik, un auténtico maestro de Hapkido, aunque interprete a un japonés maestro de Karate. Ambos personajes se encuentran enfrentados en el despacho del Jefe, hasta que llega Colt y se acaba la pelea. Norris aquí llena los planos en los que sale, tan serio y amenazador, y deberá enfrentarse al japonés para ver quien será el principal oponente de su enemigo. ¿Tengo que decir quien gana? Supongo que no jeje. Para la pelea final, los gangsters engañarán a nuestros amigos, llevándoles al típico descampado del cine de Hong Kong, donde les esperarán Fred y el japonés. Los camareros se enfrentarán al nipón, dejando a Lung con Fred en una estupenda coreografía que tiene puntos en común con el enfrentamiento de Lee con Wall en Operación Dragón (1973), como el golpe a los genitales, la cicatriz de Wall. Tras acabar con él, dejará a sus amigos con el enemigo restante y dirigiéndose al enfrentamiento final en el famoso Coliseo romano. Como es probable que sepas, tuvieron poco tiempo para rodar en las ruinas, por lo que tenemos un puñado de planos de Bruce y Norris jugando al ratón y al gato antes de encontrarse cara a cara para el famoso Combate del Siglo. Ya escribí en Dragonz Magazine sobre esta pelea, por lo que sólo diré que es un ejemplo maravilloso del Jeet Kune Do, con Lung adaptándose a su oponente, todo rodado con unos planos estupendos, como las ralentizaciones en planos generales, sencillamente tremendos. El respeto entre ambos luchadores se acentúa al final, con Lung, victorioso, pero con gesto triste de haber tenido que llegar hasta donde llega, tapando a Colt con la chaqueta de su karategi y colocando su cinturón negro encima. Y el epílogo con los gángsters da paso a Lung dejando a sus amigos en Roma para seguir sus aventuras, algo que nunca sabremos, aunque alguien quisiese hacer una secuela, ya que sin Bruce, no es lo mismo.


Espero haber remarcado los aspectos del film que hacen que sea, como dije, algo más que la pelea entre el Pequeño Dragón y Norris, pero por si acaso, y para ir terminando, voy a mi habitual resumen. El Furor del Dragón es sin duda una magnífica carta de presentación de Bruce como autor total, evidentemente apoyado por un buen equipo, como el director de fotografía japonés Tadashi Nishimoto, acostumbrado a trabajar en Hong Kong, o el editor Peter Cheung Yiu-Chung (The Prodigal Son) Además, Bruce se permite el lujo de cambiar de registro totalmente, aunque mantiene ese carisma salvaje que mostró en sus dos anteriores películas. Arropado por un reparto de actores principales y secundarios estupendos y con unas coreografías sencillamente buenísimas, sacando partido de todo el mundo. Y encima, con el colofón de la lucha contra Norris, con esa coreografía que, junto al resto, aportaban un aire nuevo al género, acostumbrado a peleas más estilizadas e incluso con cables. De esta forma, la mayor estrella del cine marcial nos regalaba una película diferente, muy clásica (buenos, malos, la chica…) pero con el toque Bruce Lee. Sin duda, una de las obras maestras del cine marcial que necesita algo más que estas líneas para reivindicarla e incluso analizarla más profundamente, pero recuerda que cuando la vuelvas a ver, no esperes sólo el combate final, y disfruta del resto como se merece. Lo último que quiero decir es respecto al cumpleaños de Bruce, 78 años hubiese cumplido, y sabemos que tanto en el cine como en las artes marciales hubiese seguido ofreciendo maravillas y avances espectaculares, pero nunca podremos ver esto, así que termino como empecé, agradeciéndote, Bruce, esta película, las anteriores y posteriores, tus escritos, tu influencia y la huella maravillosa que has dejado no sólo a mi y a tus fans, si no en la propia historia de la humanidad, aunque suene exagerado. Por todo esto, gracias, gracias y mil gracias. Sin ti, mi vida y la de tantísima gente, no sería lo mismo y estaría más vacía, más sin rumbo. Gracias, Bruce.

NOTA: 8’95

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