El pasado 10 de
marzo, Chuck Norris cumplía 79 años,
por lo que fue el momento de celebrarlo viendo alguna de sus películas. La cosa
es que hace unas semanas vi Fuerza 7
(1979), y meses atrás Invasión U.S.A
(1985) o Furia Silenciosa (1982),
por lo que me decidí por McQuade, Lobo
Solitario, de la cual conservo gratos recuerdos en especial, por un viaje
con el colegio donde nos pusieron la película, que ya había visto, pero por
alguna razón se mantiene en mi recuerdo como una de las que más aprecio. Por
ello, una vez vista, pensé en que sería el título perfecto para que mi colaboración
con el NoIdentity Film Festival, o NIAFFS, de esta semana fuese lo
suficientemente potente, a la vez que espero reivindicar una película bien
considerada por los fans de Norris, pero siempre a la sombra de Delta Force (1986), las aventuras de
Braddock en la saga de Desaparecido en
Combate (1984)o alguno de los títulos ya mencionados.
La idea de la
película surgió de mezclar el homenaje al spaguetti-western,
con volver a rodar un Combate del Siglo.
Incluso los productores se atrevieron a decir que de seguir vivo Bruce Lee, hubiese formado parte de la
película. Pero no, Bruce estaba muerto y David
Carradine muy vivo, por lo que se encargó de protagonizar ese combate. Pero
me estoy adelantando. Volvamos al tema del spaguetti
western, un subgénero en la que se inspira, sobre todo en la presentación
del personaje, el lobo solitario que da título a la película, el Ranger de
Texas J.J. McQuade, un solitario defensor de la ley con métodos muy
expeditivos. Este principio, con contraluces, una atmósfera asfixiante y
calurosa, llena de polvo, presentando así al cowboy que tan bien plasmó Leone en su cine, con Clint Eastwood a la cabeza. El momento
en el que le gritan que se levante, y una vez de pie, le disparan con una
ametralladora, con Norris inmutable, mirando a sus enemigos, es épico. Pero las
similitudes se acaban aquí, a pesar de transcurrir en ambientes desérticos, ya
que entra de cabeza en el cine habitual de Norris en los ochenta, lleno de
acción, frases lapidarias y curiosamente, un personaje protagonista mejor
desarrollado de lo esperado. El duro ranger está divorciado, se lleva bien con
su ex-mujer y tiene una hija. Un contraste entre el principio y el resto del
filme, dejando de lado eso de ser solitario incluso en su vida privada, que
funciona a la perfección, consiguiendo meternos en la historia del
protagonista, que tendrá mucho que ver en cómo se desarrollarán los
acontecimientos, con el secuestro de su hija posteriormente. Esto nos da una
idea de cómo usan las claves habituales del cine de acción de la época, con la
presentación del bueno, del malo, los enfrentamientos, el héroe herido, el
mencionado secuestro y el desenlace, el enfrentamiento entre el héroe y el
villano. Todo ello funcionando como un reloj suizo, a lo que tenemos que añadir
un carismático Norris, que se hace con la función sin problema, a pesar de sus
carencias interpretativas, y del propio Carradine, quien sobreactúa hasta
cuando lucha, como queriendo llamar la atención. Pero gracias a la pericia de Steve Carver (Golpe por Golpe) como
director, el resultado es estupendo, pasando por algo el tema de Carradine y
disfrutando de una compacta película de acción donde además explotan cosas de
verdad y no generadas por ordenador, como en el cine actual de acción. Si un
coche tiene que explotar, que explote, que suenen las balas en secuencias
estupendas donde un equipo maravilloso de especialistas cae desde varios metros
de altura, o salen volando por el impacto de una granada. Todo orquestado por Aaron Norris, hermano de Chuck, con
buenas escenas de lucha, no demasiadas, pero donde Norris se luce de sobra. El
anunciado combate final, ese nuevo Combate
del Siglo no está a la altura, pero es un excelente trabajo, tanto por la
coreografía como por la ejecución de ambos actores, que no fueron doblados en
esta pelea final, o casi nada. El Kung Fu de Carradine, contra el Tang Soo Do
de Norris, en un buen espectáculo marcial.
No puedo dejar de mencionar a Bárbara Carrera (Nunca Digas, Nunca Jamás),
interés amoroso de Norris, o a Robert
Beltrán (Nixon) como el joven mexicano que se convertirá en algo así como
el compañero de McQuade. Y este es un dato importante ya que este film fue el
germen para Walker. Texas Ranger, la
famosa serie que interpretaría a partir de 1993. Está claro que McQuade es
Walker, y tenemos al compañero medio novato, y a otro policía negro que le
ayudará. Sólo hay que ver el piloto de Walker para ver que apareció casi como
si fuese un remake, salvando las
distancias, claro, pero en esencia, es evidente.
Resumiendo, MacQuade, lobo solitario es una película a la vieja usanza, con el
rollo cowboy convirtiendo a Norris en
un héroe icónico, otro más para su carrera. Acción sin tregua y de calidad,
buenas peleas marciales, un clásico de la época que no ha envejecido nada mal,
conservando ese espíritu lúdico y que sobre todo deja claro porqué Chuck Norris
es la leyenda que es.
NOTA: 8
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