NIAFFS'19: RAPID FIRE (1992)


El pasado 31 de marzo se cumplían 26 años desde que Brandon Lee falleció. A pesar del estigma de ser el hijo de Bruce Lee, en la corta filmografía de Brandon nos dejó un puñado de títulos que se han convertido en películas de culto. Esta semana traigo una de ellas, la mejor película marcial y un clásico moderno del género rodado en occidente. Una película con un corte ochentero, siendo además una muestra de ese cine de los ochenta tardía, que consigue mantener un equilibrio entre ambas décadas para convertirse por derecho propio en una película indispensable. Fue además una apuesta de la Fox para lanzar a Brandon por todo lo grande, llegando a estrenarse en cines en España, donde por cierto la pude ver en pantalla grande. El Cuervo iba a termina de catapultar al tristemente desaparecido actor y artista marcial, sin conseguir ver el éxito que su última aparición conseguiría. Pero hoy hablo de Rapid Fire, así que toca centrarnos.

Jake Lo es un joven estudiante de bellas artes que será testigo de un asesinato, pasando a ser perseguido por la policía, el FBI y los criminales. Sencilla y directa. Pero el guion está muy bien construido, comenzando por la definición del personaje protagonista, con una historia pasada que le valdrá como acicate en determinados momentos, marcando además su relación con el policía interpretado por Powers Boothe. El trauma de la plaza de Tiannanmen enfatiza por un lado la nacionalidad china, a pesar de los rasgos de Brandon, y por otro la relación con su padre y con Boothe, pasando a ser una especia de mentor en el corto tiempo que conviven. Pero todo esto sólo sirve al principio y al final de la película, dejándonos entre medias una estupenda película de acción. Y en ellas está claro que Brandon es quien tiene que lucirse. Y lo hace en unas coreografías, firmadas por él mismo junto a su amigo Jeff Imada, variadas, mezclando el Jeet Kune Do, Wing Chun y Muay Thai que podemos ver en unas buenas combinaciones muy fluidas. Brandon mantiene ciertos aspectos de sus poses heredadas de su padre, puede que impuestas incluso por la productora, pero personalmente creo que algunas cosas le salían solas. Lo que es innegable es la frescura y potencia que pone en su interpretación, ya sea peleando, disparando o en una secuencia relajada. De esta forma, se hace fácilmente con la película, deleitándonos con secuencias como la de la fiesta, la del piso franco, el restaurante o la final contra el gran Al Leong. Todas ellas se mezclan con tiroteos, claro está, todo ello muy de la época, es decir, de verdad, donde se vuelan cosas, explotan coches y los disparos no dejan de agujerear cosas. Acción trepidante, todo muy bien medido con el ritmo habitual de su director, el artesano Dwight H. Little, que había destacado con el éxito de Señalado por la muerte (1990) de Steven Seagal, por lo que no se dudó en llamarle para Rapid Fire. La lástima es que no haya mantenido la calidad. Pero aquí nos muestra perfectamente toda la acción, apoyándose en un buen montaje.


Respecto al tema coreográfico, no puedo dejar de nombrar algunos nombres que podemos ver en la película. El primero es el mencionado Al Leong, que tiene una estupenda pelea contra Brandon y que el propio Al menciona muchas veces como su escena preferida de toda su carrera, y es que la pelea entre ambos tiene una plasticidad y una sincronía entre ambos espectacular. Tenemos a Tzi Ma (Hora Punta) y a Dustin Nguyen (Once Upon a Time in Vietnam), el primero como villano, con dos secuencias de acción para lucirse, y el segundo como personaje secundario. Pero tenemos a Gene LeBell, James Lew, Gerald Okamura, Rick Avery, Al Goto, Brian Imada, Roger Ito, Roger Yuan o Tsuyoshi Abe, nombres míticos dentro del mundo stunt, sobre todo en aquella época. La flor y nata se juntó para arropar a Brandon, consiguiendo con su trabajo una película que no para de ofrecernos espectáculo marcial. Si tuviese que mencionar algo negativo, pues no podría. En todo caso sobra algo la historia de amor, pero tampoco molesta. El buen ritmo de toda la película permite esos momentos relajados superfluos pero necesarios. Queremos acción, la tenemos, queremos artes marciales, las tenemos, tenemos una historia que una todo, la tenemos. Incluso tenemos guiños a alguna película de Jackie Chan, como Armas Invencibles (1985) o Los Tres Dragones (1988), o al propio Bruce, como el apellido Lo, que fue el utilizado en Juego con la Muerte (1978) para el personaje de su padre. Brandon no consiguió lo que quería, que John Woo la dirigiera (pero hay algún que otro homenaje a su cine) pero consiguió una estupenda película de artes marciales que sería la última suya, ya que El Cuervo prescindió de ellas. Brandon apuntaba maneras, y su carrera se truncó demasiado pronto, pero al menos seguirá siendo inmortal en clásicos noventeros como Rapid Fire.

NOTA: 8

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