Cuando se anunció que iban a
rodar Warrior, una nueva serie
basada en los escritos originales de Bruce
Lee que dieron origen a la mítica serie Kung Fu, la emoción nos embargó a los estudiosos del Pequeño
Dragón. ¿Se haría justicia tras los abusos de Warner Bros durante año a Bruce? Estaba claro que, al ser sólo un
puñado de páginas lo que tenía la mayor estrella del cine de artes marciales, era
difícil que viésemos exactamente la historia que tenía en la cabeza. Pero Shannon Lee, hija de Bruce, contaba con
dos potentes aliados, Jonathan Trooper,
creador de la magnífica serie Banshee,
y Justin Lin, uno de los artífices
del éxito de la saga de A Todo Gas. Y
por fin llegaba la fecha de su estreno, el 5 de abril de este año. Durante diez
episodios hemos podido ver la historia de Ah Sahm, un experto en Kung Fu que
llega a San Francisco buscando a su hermana para meterse de lleno en la guerra
entre bandas Tong. Violencia, sexo,
drama y amor que la convierten en una maravillosa serie, tanto para los fans de
Bruce Lee como para los amantes de las buenas series.
Un universo extremadamente rico,
donde Ah Sahm es realmente el hilo conductor, mostrándonos a la vez que él lo
descubre, a todos esos personajes y a la guerra entre bandas mientras los
irlandeses, autoproclamados auténticos norteamericanos, sacan su vena racista y
violenta. Se nota la mano de Trooper, con una atmósfera sucia, oscura y
violenta, igual que el mundo que muestra, donde se nota tremendamente cómodo.
La evolución de la historia es brutal. No tengo otra palabra, ya que tenemos
estupendos giros que evitan caer en los manierismos del género marcial, pero
manteniéndose fiel al mismo a la vez, retratando una época, la de finales de
1800 mientras la ciudad de San Francisco va desarrollándose. Un marco histórico
muy atractivo donde la mezcolanza de etnias es abrumadora y enriquecedora, todo
un caramelo para un buen guionista. La lucha entre las dos bandas Tong mientras
los occidentales que gobiernan la ciudad intentan mantener el control de la misma,
denigrando a los chinos, y con un grupo violento de irlandeses metiéndose en
medio, nos trae además diversas subtramas que van creciendo exponencialmente,
unas con Ah Sahm y otras con el resto de personajes, hasta unirse todas,
marcando el camino de lo que veremos en la segunda temporada.
Los actores están a la altura de
las circunstancias, empezando por Andrew
Koji, que se mete en la piel de Ah Sahm recordando que era el personaje que
hubiese interpretado Bruce Lee. Esto se ve sobre todo en las secuencias de
lucha, donde adopta posturas claramente imitando al Pequeño Dragón. Jason Tobin se encarga de interpretar
al que será su mejor amigo, por definirle de alguna forma, el Joven Jun, hijo
del líder de una de las Tong, un actor que despliega un estupendo carisma a un
personaje impulsivo y con una estupenda química con Koji. Dianne Doan es la hermana de Sahm, Mai Ling, mujer del otro líder de las Tong, misteriosa, arrogante y
peligrosa más por sus planes que por sus acciones, las cuales lleva a cabo el
gran Joe Taslim como su mano
derecha. Hoon Lee se encarga de
interpretar a Wang Chao, un personaje ambiguo, el nexo de unión entre las
tradiciones chinas y el modernismo occidental. Dean Jagger es el brazo ejecutor irlandés, un rudo y sanguinario
hombre lleno de odio hacia los chinos. Kieran
Bew es el oficial O’Hara, un policía entre dos mundos sumamente perdido en
su labor de liderar la fuerza policial en Chinatown, y a su lado, Tom Weston-Jones como el oficial Lee,
un novato en Chinatown pero con un pasado que poco a poco se va desvelando y
que seguro que da mucho juego en la segunda temporada. Algo parecido le pasará
al personaje de Dustin Nguyen, Zing,
perteneciente a la banda mafiosa mongola. Joanna
Vanderham se encarga de Penelope Blake, mujer del alcalde de San Francisco
y componente romántico del film. Todos ellos forman un crisol de personalidades
que van evolucionando e interrelacionándose para dar forma a esta guerra. Y si
hay guerra, hay acción, y más si Bruce Lee es el artífice de esta historia.
Para las coreografías, y como
director de segunda unidad, la unidad de acción, está Brett Chan, el mismo que se encargó de las coreografías de la
primera temporada de la serie de Netflix y Marvel Iron Fist, que se supera a sí mismo en cada estupenda pelea, llena
de rabia y técnicas realistas y brutales. Su trabajo es excelente, sin
limitarse a copiar peleas de Bruce, pero sí usando muchas técnicas del Jeet Kune Do junto a las especialidades
de gente como Taslim, con ese combate entre su personaje y el de Ah Sahm,
sangriento violento que aportan algo diferente a esta pseudo-clonación de
Bruce. Y es que Sahm no es exactamente el papel al que nos acostumbró el Pequeño
Dragón, es decir, no es tan invencible como solía ser. Pero la serie está llena
de guiños, desde el nombre del policía O’Hara, al personaje de Bolo (con
brillantes momentos de lucha), la relación de amor entre un chino y una
occidental rubia, la ciudad de Foshan… Podría seguir, pero sería un análisis
lleno de spoilers y lo mejor es saber que Warrior
es una serie estupenda, que une el universo Bruce Lee con el de Trooper, con Banshee a la cabeza, lleno de drama,
tradición, modernidad, racismo, personajes muy ricos y ambiguos. Una maravilla
que, como he dicho al principio, ningún fan de Bruce Lee o de las series de
calidad puede perderse. Y la segunda temporada pinta incluso mejor.
NOTA: 9
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