En los últimos años, Donnie Yen ha establecido una curiosa
conexión con Bruce Lee que tenía abandonada desde que protagonizase aquella
serie sobre Furia Oriental (1972)
También se ha labrado una fama merecida con títulos clásicos modernos como Duelo de Dragones (2005), Dragon Tiger Gate (2006), Flash Point (2007) e Ip Man (2008), películas
imprescindibles del cine marcial chino y hongkonés, puntos de inflexión en la
Serie A de género, tan falto en la actualidad de películas como estas. Pero si
unimos el tema de Bruce Lee con esos títulos tan buenos, hay uno que a nivel
personal disfruto cada vez que lo veo, por lo que no he podido resistirme
cuando me he puesto a pensar en qué película traía esta semana al blog. Legend of the Fist: The Return of Chen Zhen,
secuela directa de Furia Oriental
mezclada con el homenaje al Pequeño Dragón, espectacular, con una cuidada
fotografía y dirección artística, repleta de estrellas y con unas coreografías
impresionantes, cables incluidos. Toda una confluencia de elementos que la
convierten en una película de visión obligada.
Al final de Furia Oriental, Chen Zhen moría tiroteado por las órdenes
japonesas, pero aquí se muestra que no murió y terminó en Francia, luchando en
la Primera Guerra Mundial. Su regreso a Shanghai, con otro nombre, siete años
después de vengar a su maestro Huo Yuanjia, le volverá a enfrentar con los
japoneses, pero usará un disfraz negro, con gorra y antifaz, para proseguir su
lucha contra las tropas de ocupación y sus intentos por detener la defensa de
China. A pesar de ser una secuela, el guion juega tanto a ello, como a ser un remake y un homenaje a Bruce Lee,
colocando al personaje de Chen Zhen a la altura de Huo Yuanjia o Wong Fei Hung,
héroes reales populares que lucharon contra la invasión japonesa y los abusos británicos.
Curiosamente no se nombra a Yuanjia, leitmotiv
de la película original del Pequeño Dragón. No obstante, tenemos referencias a
la pelea en el Dojo nipón, así como flashbacks de la misma. Esto ayuda a
terminar de perfilar al héroe, aunque le den ese aura de justiciero, que
aumenta exponencialmente cuando en un momento determinado, Chen Zhen ve un
disfraz de un héroe de una película, igualito que el que Lee lució en la serie El Avispón Verde (1966-1967), por lo
que, tras comenzar con el tema de infiltración de Chen con otro nombre en la
sociedad de Shanghai, pasamos al terreno casi superheroico, con una
presentación de este justiciero de quitar el hipo, pero ya llegaremos a la
acción. De momento vamos a seguir con el desarrollo de la parte dramática, con
esas relaciones platónicas y románticas entre varios personajes, Chen Zhen, es
decir, Donnie Yen, Kiki, la cantante y señorita de compañía del club
Casablanca, interpretado por la siempre maravillosa y encantadora Shu Qi, y el director del club, el gran
Anthony Wong. Los tres conforman la
parte china del film, alguno de ellos con secretos. En el caso de Wong, se le
ve muy relajado en el personaje, emanando esa tranquilidad en cada gesto o
palabra. El humor lo pone Huang Bo,
como el inspector de policía Huang Hao Long, mientras que el villano, el japonés,
Takeshi Chikaraishi, interpretado por Kohata
Ryu, siendo un personaje mucho más plano, el mal encarnado, en busca de
venganza por el asesinato de su padre a manos del propio Zhen. Y cabe destacar
la presencia de Shawn Yue como el
General Zeng, o la leyenda Yasuaki
Kurata, el padre de Takeshi, al que vemos brevemente en los flahsbacks. Todos ellos aportan el
carisma indiscutible que tienen para enriquecer la historia y darla ese toque
realista con sucesos históricos, para meter la parte más llamativa y comercial,
las artes marciales. Y antes de pasar a la acción, nunca mejor dicho, tengo que
nombrar otros elementos que forman parte del homenaje al Pequeño Dragón, al
margen de usar un personaje que popularizó, o el traje de Kato. Tenemos el
mítico traje blanco que Bruce lucía al principio de Furia Oriental y los nunchakus y a Donnie lanzando los
característicos gritos en la pelea final, donde se acerca al clonamiento del
Pequeño Dragón pero de forma comedida, manteniéndose en el mencionado homenaje.
Mientras el guion usa tópicos,
todos de la mejor manera posible, la acción, obra del propio Donnie Yen, su
inseparable Kenji Tanigaki y Yan Hua, unen el uso de cables hongkonés
con técnicas cercanas al grappling y
la espectacularidad habitual de Donnie. Cada secuencia de acción es toda una
obra de arte, una combinación del talento de los actores, stunts, coordinadores de acción, lucha y especialistas y del resto
del equipo técnico. No puedo escoger una única secuencia de acción. Esa
presentación de Chen Zhen durante la guerra, cuando se pone el disfraz, la
pelea en el periódico, el dojo
japonés, los flashbacks, siendo éstos
últimos los menos espectaculares, pero igualmente estupendos. La velocidad de
Donnie, el uso inteligente de sus dobles y cables, e incluso los efectos
sonoros, colocan las coreografías entre lo mejor de estos diez últimos años. Los
cables favorecen además los momentos con el disfraz, ya que se acerca al mundo
del cómic, más exagerado que, por ejemplo, en la pelea final contra los
japoneses, repitiendo de nuevo el esquema de la pelea de Bruce con el famoso
cartel de enfermos de Asia, siendo éste además un elemento muy importante de
cara al desenlace. Resumiendo, Legend of
the Fist: The Return of Chen Zhen es un producto muy bien pensado, que sabe
convertir la repetición de esquema en un homenaje a Bruce Lee sin basarse
únicamente en eso. Una historia que roza lo épico y que tiene un tratamiento
visual acorde, una estupenda fotografía y Donnie Yen en plan heroico total, con
un Andrew Lau, su director, en plena
forma, captando ese halo mítico que el guion nos presenta de un personaje real,
pero del que hay poca información (aunque escribí un artículo sobre él en Dragonz Magazine, por cierto, y siento
la cuña publicitaria) pero que se une a un extraordinario trabajo coreográfico
que se aleja de lo mostrado por Donnie en sus anteriores películas. Nunca me canso de verla.
NOTA: 8,95
Comentarios