Philip Ng es un acara relativamente poco conocida en el cine
marcial. Es normal, ya que su carrera comenzó en el 2001 con papeles
secundarios y de relleno y poco a poco ha ido haciéndose un nombre en la
industria. Con un pie en la televisión china, con numerosas series, y en el
cine, sin duda Birth of the Dragon,
o Dragón, Nace la Leyenda (2016) ese
fallido biopic de Bruce Lee con el combate contra Wong
Jack Man como eje central, y que se estrenó en el 2018, ha sido la película que
ha hecho que se le reconozca algo fuera de China y Hong Kong. Pero para los
amantes del cine marcial con subtítulos (vamos, el que no suele llegar a España
o a Occidente), su lanzamiento fue unos años antes, en el 2015, con la
producción de Wong Jing Once Upon a Time in Shanghai, donde se
juega con las fronteras de la Bruceploitation
para ofrecernos una historia sobre los bajos fondos de Shanghai con un emulo
del Pequeño Dragón, un estupendo reparto y coreografías a la altura de lo
esperado.
La historia sigue a un emigrante
de la china continental a Shanghai en la década de 1930. Junto a él conoceremos
cómo funciona la sociedad local, mafia incluida. Ma Yongzhen (Ng) no dudará en
usar sus habilidades en Kung Fu para hacerse un hombre rico. Una historia mil
veces vista (no en vano es una versión de El
Luchador de Shantung, de 1972 con Kuan Tai Chen y David Chiang) pero que
gracias a las coreografías de lucha y al cuidado aspecto visual consigue
convertirse en una estupenda película. El editor y director Wong Ching-Po se encarga de dotar de
una fuerza visual a todo el film, con una fotografía casi en blanco y negro (en
numerosas ocasiones podemos ver tonos como el rojo, azul o dorado) que acentúa
este viaje en el tiempo, acompañado por una ambientación acorde. Por ello el
aspecto visual es uno de los elementos más llamativos o diferenciadores de la
película, algo que se extiende a las escenas de acción, con ralentizaciones y
planos abiertos, y algunos efectos digitales, que dan una espectacularidad casi
hollywoodiense. Claro está que si tienes detrás a Yuen Woo Ping y a su hermano Yuen
Cheung-Yan, éste último también como actor, la calidad de las escenas de
acción está asegurada. Y tenemos que unir al propio Philip Ng, experto en Wing
Chun, a Andy On, en plena forma, la
aparición de Sammo Hung, Chen Kuan-Tai o a Fung Hak-On, tristemente fallecido tras rodar esta película. Un
reparto estelar donde todos tienen momentos de lucimiento marcial.
He mencionado la Bruceploitation, y es por el propio
personaje de Ng. El aspecto visual es similar al de Bruce, peinado incluido y
hay varios elementos más que parecen sacados de las propias películas del
Pequeño Dragón. Tenemos la pulsera, o pulserón, de jade que lleva, un
recordatorio de su madre de no peleas, algo similar ocurre en Karate a Muerte en Bangkok y el
personaje de Bruce, e incluso en el tramo final de la película podemos ver al
protagonista llevar un colgante de jade, extrañamente similar al portado por
Bruce es su debut marcial hongkonés. Por otro lado, tenemos a los villanos
habituales del cine de Kung Fu que transcurre en ésta época, los japoneses,
recordando así a Furia Oriental,
aunque que sean japoneses los malos fuese un tema recurrente en el género y no
en exclusividad de Lee. No obstante, estos detalles e incluso algunos momentos
en los que Philip Ng gesticula, nos recuerdan a Bruce, llegando a ser una
película de esas que podría haber protagonizado Bruce Lee en su carrera, pero
adaptada a otro actor. No digo que sea un guion escrito para Bruce, pero podría
ser de haber seguido vivo. Pero remarco que son apreciaciones mías ya que los
diseños de las coreografías, no son para nada deudoras de las pelis de Bruce
Lee.
La relación entre los personajes
de Ng y Andy On recuerda al de las películas de espadachines de la Shaw
Brothers, traspasando este concepto al Shanghai de los años ’30, con sus tiroteos,
espadas, puñetazos y patadas para un homenaje doble o triple, a Bruce Lee, al
cine marcial de los setenta y al de mafiosos de series como The Bund, con un joven Chow Yun Fat.
Una muestra de buen cine, espectacular, con personajes bien definidos, con
momentos de amor y de drama, e incluso históricos. En definitiva, un divertimento
repleto de buen Kung Fu que merece mayor reconocimiento dentro del género.
NOTA: 7’5
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