INTRODUCCIÓN
Desde que John Woo revolucionó el cine de acción a nivel narrativo con
Un mañana mejor (Yin hung boon sik, John Woo, 1986) y a nivel visual con The Killer (Dip huet seung hung, John Woo, 1989), poca innovación ha tenido
tanto el cine de acción balística como el thriller
policíaco. Numerosos directores se cobijaban en el heroic bloodshed o matanza heroíca atiborrando las secuencias de
planos ralentizados e innumerables bullet
ballets. Es cierto que algunas de estas películas llegan a convertirse por
motivos propios en grandes películas de su década, pero el empujón que le dio
John Woo a este género no se ha repetido hasta la llegada de Johnnie To. Esto
ha hecho que se le compare con Woo debido a ciertas similitudes como son las
influencias europeas y norteamericanas de ambos directores. Pero aquí acaba la
cosa, ya que los estilos de sus películas son muy diferentes. Mientras que Woo
ha visto como su estética para la violencia era lo único que conseguía que siguiese
trabajando en Hollywood, antes de volver a su China natal con el excepcional
díptico que es Acantilado Rojo (Chi Bi, John Woo, 2008), To ha sabido
hacerse un nombre gracias a la profundidad de sus historias y su sobriedad a la
hora de acometer secuencias de acción. Puede ser muy espectacular, pero siempre
tratando de acercarse a la realidad todo lo que la propia historia le puede
acercar. La influencia del cine noir
y el polar francés deja su huella en
el cine de To, uniéndose a la propia idiosincrasia china y creando una serie de
películas que merecen ser analizadas una a una. La atmósfera es otro de los
factores esenciales en la carrera de To, con un toque de melancolía que
impregna todos sus films, apoyándose en una serie de actores fetiche como Lam
Suet, Richie Ren, Nick Cheung, Cheung Siu-Fai, Anthony Wong o Simon Yam. Pero
si existe un elemento primordial en la técnica de To como director es el ritmo
y la planificación de sus películas. Un ritmo que dotan a sus películas de
personalidad propia alejándolas de los estereotipos del cine de gángsters asiático más conocido, pero
emparentándole a la vez con películas del mismo subgénero surkoreano. Este
ritmo pausado es llevado al límite en el espectacular plano secuencia de Breaking News (Dai si gin, Johnnie To, 2004) cambiando en función de lo
que va pasando en los seis minutos y medio que dura. Un trabajo ofrecido al
operador de cámara de El Señor de los
Anillos: La Comunidad del Anillo (The
Lord of The Rings: The Fellowship of the Ring, Peter Jackson, 2001) y que
declinó la oferta dada su complejidad técnica. Violencia y acción interna sin
necesidad de hacer secuencias acrobáticas para que funcione correctamente como
gran secuencia de acción. Esta vuelta de tuerca pretende aportar una frescura a
la vez que un clasicismo para conseguir captar al espectador sin demasiados
artificios.
La secuencia comienza con un plano estático de unos rascacielos de
Hong Kong (01), situándonos en el
espacio. Siete segundos después, tras finalizar los créditos principales,
comienza el movimiento de la cámara, con una velocidad prácticamente constante
durante todo el plano-secuencia. Realiza un travelling
descendente que nos muestra una pequeña calle cualquiera de la excolonia
británica (02). La banda sonora es una
composición con tintes de chill out o
new age que se mezcla con el ruido
propio de la calle, coches que pitan, un martillo neumático de una obra… Es muy
interesante ver cómo juega constantemente con el sonido, pasando de la música
incidental a los efectos sonoros, incluso mostrando una cosa mientras
escuchamos otra acción que está fuera de campo. Tras dibujar una media luna,
sigue deslizándose hacia abajo siguiendo a un coche en movimiento y centrándose
después en un transeúnte. En unos escasos 30 segundos hemos pasado de un plano
de situación a uno general, americano y plano medio (03). La cámara se queda a la altura de los ojos y pivota cuando el
peatón pasa por delante y entra en un edificio, momento para que la grúa suba
por fuera del edificio dos pisos, hasta la ventana del apartamento a donde se
dirige el individuo. (04) Dentro
podemos ver a un grupo de hombres organizándose, y es el primer momento donde
vemos al villano de la historia, interpretado por Richie Ren. Ren se acerca a
la ventana y mira por ella. (05) La
cámara recula y gira, siguiendo su mirada hacia la calle acompañando con otro travelling descendente y en diagonal
respecto a Ren. Cada movimiento mantiene la velocidad de forma exacta, dando la
información precisa para comenzar a construir en nuestra mente lo que está
pasando. Un periódico entra en plano cayendo hacia un coche. La cámara mantiene
su movimiento continuo pero centrándose en el periódico. Su caída se detiene en
un coche y el conductor saca el brazo para coger el periódico. (06) En ese preciso instante la cámara
detiene su movimiento descendente para dirigirse a la misma velocidad, hacia el
coche aparcado en la calle. Escuchamos un diálogo entre los ocupantes del coche
y la cámara gira alrededor del coche para permitirnos ver a sus ocupantes, dos
policías. (07) Sin tener que
explicar nada con palabras, To nos presenta una típica situación de vigilancia
policial, dejando claro los dos bandos que se encuentran en esa calle. La
presentación de personajes es sutil pero precisa y justo en este momento es
cuando percibimos que algo va a cambiar. La tensión va a ir creciendo con la
ausencia de banda sonora, desapareciendo justo cuando los policías comienzan a
hablar entre ellos. To consigue que prestemos mucha atención a lo que va a ocurrir
a continuación. Los policías reciben
información por radio de la inminente salida del grupo de delincuentes que
estaba en el apartamento. A partir de aquí, To juega con el sonido y la imagen,
haciendo que escuchemos una cosa, pero mostrando otra diferente, paralela a la
que oímos. Primero la acción se centra en los policías y su vigilancia,
metiéndonos en el propio coche cuando la cámara mantiene la velocidad constante
para colocarse sobre el techo del coche a la vez que Richie Ren sale del
edificio y a continuación baja lentamente hasta mostrarnos todo a través de la
luna trasera del coche de policía, agazapado y colocándonos en una situación
privilegiada. (08) Un coche entra
marcha atrás hasta colocarse delante del de los policías. Entran en plano dos agentes
uniformados que se dirigen hacia el coche que acaba de entrar en escena. La
situación puede comenzar a descontrolarse. La cámara se mueve hacia donde están
los delincuentes del apartamento, mostrándonos cómo vigilan la escena,
esperando a que los policías se vayan. Esto provoca un aumento de la tensión
donde las miradas y las actitudes comienzan a salir. El espectador tiene toda
la información mientras que cada grupo que está en la secuencia tiene sólo una
parte, sobre todo los dos policías de uniforme. La banda sonora ha
desaparecido, y la cámara flota entre todos los personajes de la escena
mostrando la tensión en aumento para, acto seguido, realizar un barrido de casi
360º mostrándonos la situación en la calle, mientras escuchamos a los policías
de uniforme hablar con el conductor del vehículo. Policías disfrazados,
obreros, gente paseando… El sonido está copado por los policías de uniforme
mientras los dos bandos tratan de mantener la calma. La cámara se centra en el
coche de los policías de paisano, dando órdenes para despejar la situación por
lo que cambia el punto de vista y nos permite ver por dónde van a ir los tiros,
nunca mejor dicho. El movimiento continúa hacia un mecánico que empieza a
discutir con otro hombre. (09)
Sabemos que son policías de incógnito tratando de que los agentes salgan de la
escena. De fondo podemos seguir escuchando a los policías de uniforme hablar
con el conductor del coche. A medida que discuten, la cámara se dirige hacia el
coche de los delincuentes. La tensión parece bajar gracias a la actuación de
los policías de paisano y uno de los agentes se aleja del coche de los
delincuentes. Volvemos al punto central de la situación, el coche, y el agente deja al conductor que se vaya. La
cámara se queda fija en un plano general, y el policía ve la bolsa que hay
dentro del coche. (10) Seguimos
escuchando la discusión mientras otro de los delincuentes se da la vuelta al
preguntar el policía por el contenido del coche. La música reaparece con un
sonido metálico y que se mantiene los siguientes doce segundos de plano general
fijo, aumentando la tensión poco a poco apoyado por las miradas entre el agente
y los dos delincuentes que están al lado del coche. El agente de uniforme se da
cuenta de que algo no anda bien y da un paso atrás mientras enciende su radio
para contactar con la comisaría. Los dos delincuentes desenfundan y disparan a
los agentes, primero al que estaba junto al coche y después a su compañero. (11) La cámara gira hacia los policías
del coche, que salen del vehículo y comienzan a disparar. De nuevo pivota sobre
su eje y pasa a mostrarnos al resto de policías de paisano durante el tiroteo.
Un travelling hacia atrás va
mostrando la situación de un lado, compuesto por policías y algunos obreros que
estaban trabajando en la calle. Un policía es herido y un compañero le ayuda a
entrar por una puerta para cubrirse. La ausencia de música consigue dar mayor
dramatismo y realismo a la escena. Sólo se oyen los disparos, los impactos de
bala y alarmas. Una vez que nos han mostrado a los policías parapetados, la
cámara pivota para pasar a enseñarnos a
los delincuentes, realizando la cámara el mismo movimiento que antes, pero a la
inversa, es decir, comenzando con un travelling
hacia delante, una especie de dibujo en forma de ‘V’ que paraleliza la escena y
termina cuando se vuelve a centrar en el coche de policía y la llegada de
refuerzos (12). Mantiene así un eje
de acción en la mitad de la calle creando una sensación de vértigo sin tener
que mover la cámara de forma brusca. Al contrario, todos los movimientos son
relativamente lentos pero perfectamente sincronizados con las acciones que nos
van mostrando. Uno de los policías recién llegados corre hacia sus compañeros,
y la cámara le usa para girar, con él en plano, hasta colocarse detrás del
protagonista, Nick Cheung, uno de los policías del coche que vigilaba. La grúa
hace un picado ascendente por encima del coche para mostrarnos a uno de los
delincuentes en la ventana del apartamento de la segunda planta. (13) Este plano además ayuda a
situarnos un poco en la acción, a ‘ordenar’ la situación de cada uno de los
personajes. Sigue subiendo y acercándose a la ventana para seguir al
francotirador, que espera hasta que la cámara está cerca para saltar hacia la
calle. Durante todo el movimiento, los efectos de sonido apoyan al plano,
dejando de fondo el tiroteo de la calle y jugando así con la propia altura de
la acción, con los balazos contra las paredes del edificio. A pesar de que el
delincuente baja a saltos, el ritmo de la cámara no varía demasiado, dando
tiempo a alcanzar al delincuente antes de su siguiente salto. Llegamos a la
altura de la calle a tiempo para que el delincuente se esconda justo en el
momento en el que llega un furgón de la policía en un plano general perfecto y equilibrado
para el tiroteo que comienza contra la furgoneta. Entra en plano Richie Ren
ordenado subir al furgón (14) y tras
gritar la orden, la cámara sube de nuevo mostrando la retirada de los
delincuentes. Uno de ellos es herido en una pierna. El plano tiene una
composición diagonal, dando así mayor fuerza a la retirada, un sentimiento casi
militar. La cámara sigue subiendo y
moviéndose hacia atrás para abrir el plano de forma natural, dejando al equipo
de Ren en un plano general donde siguen disparando y van subiendo al furgón (15). Sin sacarlos de cuadro, la cámara
baja hasta colocarse sobre el hombro izquierdo de Nick Cheung, que se encuentra
detrás de su coche disparando (16). Cheung
avanza disparando mientras la cámara le sigue, aunque mantiene el furgón en el
centro del plano. Esto provoca una sensación de distancia y un acercamiento al
bando de la policía, sabiendo que se van a escapar. Un zoom se centra en el furgón, donde uno de los delincuentes apunta
con un lanzagranadas y dispara. Acompañando al efecto de sonido, la cámara hace
un barrido hacia la derecha muy rápido, terminando el plano secuencia con la
explosión de la granada contra un coche.
CONCLUSIONES PERSONALES
Johnnie To demostró con esta secuencia que el ritmo del cine de acción
no debe basarse en un montaje rápido y espectacular. Cada película requiere un
tipo de filmación diferente, que enriquezca la historia y aporte un sello
concreto a la película. El genial uso del ritmo interno de la historia,
manteniendo un tono sobrio a nivel estético aportan una frescura muy de
agradecer por parte de To, dando un paso más allá en este subgénero policíaco,
una evolución natural entre sus cintas más comerciales visualmente y el cine de
Hong Kong unido a la influencia que numerosos directores europeos han ejercido
sobre el genial director. El uso del espacio como telar de fondo de una
historia donde teje magistralmente historias complejas que cogen lo mejor del
cine de yakuzas japonés, Tríadas chinas, el polar francés e incluso reminiscencias de Hitchcock o Kurosawa. El
estatismo visual es característico de todas estas influencias, donde se muestra
sólo lo preciso. En la secuencia comentada tenemos un mcguffin en la bolsa del coche. Es el motivo final que hace
estallar la situación. El inteligente uso de la música incidental, con esos
rasgares metálicos que llegan a su momento álgido cuando comienza el tiroteo, y
tal y como vino, la música desaparece siendo sustituida por el tiroteo. Para
todo esto se apoya además de la técnica más básica de la composición de cada
plano. Más básica pero no por ello menos efectivo. El uso de los puntos fuertes
del plano para centrar a personajes o periódicos y ayudar así a marcar los
diferentes momentos de inflexión de la acción dejan al espectador muy centrado
para ir fijando su atención y conseguir lo que To quiere, marcar los dos bandos
de acción, presentarnos a los personajes de forma sencilla y anunciarnos lo que
veremos durante toda la película. Esta carta de presentación o declaración de
principios consigue meternos de lleno en la acción y en la idea subyacente de
la película, el uso de la televisión como medio para un fin, un ‘todo vale’
para atrapar a los delincuentes que han mostrado su brutalidad nada más
empezar. Puede que suene muy arquetípico al mostrarnos a los delincuentes como
malvados sin escrúpulos mientras que los policías intentan hacerlo lo mejor que
pueden. Pero como se puede ver, un pequeño error puede ser fatal y lo que
parecía un plan efectivo se convierte en un estrepitoso fracaso. Se puede ver una
analogía entre la coordinación de los dos equipos y la del propio director
respecto al rodaje de este plano-secuencia. La tensión en aumento sólo nos
puede traer más acción, subiendo de ritmo desde que comienza la secuencia hasta
su desenlace, y por lo tanto el riesgo de que algo salga mal.
La violencia que suele mostrar To es sucia, realista y brutal, pero
siempre la muestra sin heroicismos o tintes casi míticos. No se recrea en ella
y de nuevo tenemos en esta secuencia una forma de tratarla fría y desagradable,
áspera. No tenemos sangre, pero estamos muy metidos en la historia, en el
tiroteo, de nuevo con los efectos de sonido muy marcados. La cámara se mueve
despacio mostrando toda la situación sin un montaje videoclipero. Esto no
significa que sea peor o mejor que otras películas más espectaculares
visualmente, pero recupera una tradición dentro del género que poca gente puede
manejar como lo hace To. La herencia de Hitchcock se nota en la planificación
de toda la escena. El detalle con que planificaba Hitchcock sus rodajes es el
mismo que ha usado To en toda su carrera, culminando en este plano secuencia y
ayudado por el equipo de especialistas de Yuen Bun, colaborador habitual de To.
Todo esto refuerza la idea que tiene como director y productor con su MilkyWay
Image, manteniendo el equipo técnico todo lo que puede y entendiéndose a la
perfección en todos los aspectos. El férreo control sobre sus propios productos
le permiten hacer las películas que quiere en cada momento, alternando joyas
policíacas como Breaking News con
otras cintas más comerciales y en otros géneros, pero con el mismo éxito que
sus films noir.
Esta película le puso en primera fila a nivel internacional,
elevándole a la categoría de autor de moda. Su pulso firme a la hora de afrontar
cualquier tipo de secuencia, género o situación, y ese estilo más sobrio le han
dado un impulso internacional que no esperaba pero que ha mantenido con el
resto de películas que ha rodado, siempre fiel a su propio estilo y a las
influencias más marcadas en él. Otro de los puntos importantes es la excelente
forma de meternos en la historia que nos ofrece en esta secuencia de apertura.
La sincronización antes mencionada es el elemento clave para que la secuencia
funcione. Nos va metiendo poco a poco en la historia, compartiendo la
información lentamente, hasta que podemos darle forma al puzle. Justo en ese
momento, nos mete de lleno en la acción con la cámara al hombro pero sin
necesidad de marearnos, acompañando a los dos bandos y haciendo sentir lo mismo
que van sintiendo a medida que la escena aumenta en tensión. Busca la misma
sensación de caos dentro de un tiroteo pero con unos movimientos lentos y
suaves que hacen que nos deslicemos entre policías y delincuentes y vivamos la
situación muy de cerca. Y esto lo
consigue sin llegar a la empatía con los personajes que van apareciendo, sólo
con la cámara. Esto, unido al aumento de la tensión constante, conforma este
gran ejemplo de coordinación y planificación dentro del cine, un camino diferente
dentro del género policíaco que sin embargo usa algunos recursos fácilmente
identificativos para recordar que es un thriller
de Hong Kong. Detalles como el uso por parte de Richie Ren de disparar a dos
manos o el plano final de zoom rápido
cuando usan el lanzagranadas. No en vano el subtítulo de la película es This is a Great Show, y espectáculo
vamos a tener. La frialdad de la escena y la atmósfera asfixiante es otra de
las características de To a la hora de dirigir, con ese toque del cine
policíaco de los ’70. Tras tres días de rodaje, este plano-secuencia de
apertura quedó concluido, con numerosos ensayos hasta que salió perfecta. Pocos
directores consiguen captar tan bien la atención del espectador como To en el
actual thriller asiático, y aquí hace
un homenaje al cine de acción que le marcó la forma de dirigir. La imagen es
más importante para To que la palabra, por lo que sus películas suelen explicar
muchas de las cosas que ocurren con silencios, afianzando así las historias que
cuenta y permitiendo desarrollar sus guiones con la calidad que cada nueva obra
suya demuestra continuamente.
Se le puede considerar, no obstante, el director hongkonés más
occidentalizado, aunque como he dicho, sus influencias son muy variadas que
incluyen cineastas estadounidenses o asiáticos. Esta mezcla consigue aunar los
diferentes estilos de los que bebe y permiten adentrarnos en un punto de vista
diferente y único, enriquecedor y digno de estudio, una forma que ha creado
escuela a través de su productora, MilkyWay, donde además produce películas
dirigidas por sus guionistas habituales. Esta red tejida dentro de la industria
hongkonesa consigue que todos los años se estrenen buenas propuestas de cine
policíaco y de acción, mezclándose con las comedias románticas de las que es
tan aficionado To, sorprendiendo por su buena mano en dicho género, alejándose
del pesimismo que impregna sus películas, con personajes despojados del halo
épico de otras propuestas más comerciales. Hay quien afirma que existe una
poética visual en los trabajos de To, a pesar de ser justo lo contrario de
otros directores como Wong Kar Wai, minimalista en todos los aspectos. Esta
poética casi zen le acerca a la estética del cine de yakuzas japonés, incluyendo lo referente a la violencia descarnada,
como se ha podido ver en Election (Hak se wui, Johnnie To, 2005) y su
secuela. Para concluir, esto se une a su vez a la violencia mostrada en el thriller surkoreano, películas como The Yellow Sea (Hwanghae, Na Hong-jin, 2010) o Sympathy
for Mr. Vengeance (Boksuneun naui geot,
Park Chan-wook, 2002), creando una retroalimentación entre las distintas
cinematografías que se va enriqueciendo mutuamente manteniendo el género en
evolución constante. Y es que en definitiva, la labor de To como autor está
consiguiendo, junto al esfuerzo de otros directores contemporáneos, mantener
este género vivo, buscando nuevas formas de narrar historias clásicas y
consiguiendo que el espectador disfrute con películas que no sólo tengas
efectos digitales de última generación ni millones de planos por segundos. Un
cine para disfrutar, para dejarse llevar a la historia de forma real y carente
de artificios que al final están vacíos y que no logra dejar un recuerdo en
nuestro cerebro. Es en ese rincón del cerebro donde los planos, diálogos y
situaciones que nos muestra To se quedan, dejándonos con una sensación de haber
disfrutado y aprovechado cada uno de los minutos que hemos pasado metidos en su
universo. Un innovador del género usando el cine más clásico, conociendo el
mecanismo necesario para llevar al espectador a donde él quiera en cada
momento. Jugando con la empatía y las emociones continuamente para
sorprendernos continuamente. Un cine vivo y con muy buena salud.
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