CRÍTICA - JIU JITSU (2020)

Ya sabemos el estado del cine marcial actual en Occidente, por lo que cuando aparece alguna película, damos palmas muy animados, deseosos de verla. Y claro, las expectativas que ponemos a veces son demasiadas, y algunas buenas películas son catalogadas como flojas, o inferiores a lo esperado, mientras que otras nos pueden dar la sorpresa, con bajas expectativas, pero convirtiéndose en buenas muestras de género, aunque no sean sobresalientes. Pero hay otros casos en los que las propias altas expectativas se convierten en una decepción, transformando sus críticas en momentos agridulces, pero más agrios que dulces, y me temo que Jiu Jitsu, esta esperada película con muchos talentos, es una de esas. Para afrontar una crítica lo más honesta posible, hay que analizarla desde varios puntos de vista. Por un lado, es una adaptación de cómic, que no he leído, por otro lado, un vehículo marcial, y por otro, ciencia-ficción pura y dura, elementos que son combinados en esta película sin demasiada suerte…


La historia nos presenta una mezcla entre Mortal Kombat y Depredador, algo que el tráiler deja bastante claro. Una secta de expertos en Jiu-Jitsu deben combatir contra un extraterrestre para evitar que la Tierra sea invadida. El alienígena en cuestión usa la selva como coto de caza contra el grupo de elegidos. Entre ellos está Jake (Alain Moussi), sin memoria y al que vamos siguiendo y descubriendo a la par que el personaje todo lo que está ocurriendo. Siendo una producción de serie B marcial, está claro que mucho presupuesto no tiene, y más siendo la primera película de Hollywood rodada en Chipre, algo que el artífice de este film tiene como objetivo, crear una industria cinematográfica en su país natal. Dimitri Logothetis llegó a Estados Unidos a los seis años, y tras sus andanzas como director y productor en La Meca del Cine, en 2016 cogía las riendas del remake de Kickboxer (1989), produciéndolo, aunque las malas lenguas también afirman que la dirigió a pesar de acreditar al también actor John Stockwell. La secuela llegaba en 2018, de nuevo con el mismo protagonista, Alain Moussi, y esta unión que deberá traernos una tercera entrega de Kickboxer, se mantiene aquí, estableciéndose un vínculo entre actor y director para seguir ofreciendo cine marcial. Pero el problema radica en el resultado final, y si las dos entregas de Kickboxer han recibido críticas muy dispares, esta película, Jiu Jitsu, debería ser la consagración en el género de Moussi, fuera ya de franquicias. Por desgracia, el guion va dando bandazos, y no sé si será por haberse quedado cosas en la sala de montaje. Se basa en un cómic del propio Logothetis, y al no haberlo leído, no sé si estará todo en él más y mejor desarrollado, o tiene las mismas limitaciones argumentales que su adaptación en cine. Los personajes están algo definidos, pero de cara a la acción, con retazos de las relaciones entre algunos de ellos, dándoles mayor peso en la historia, como el caso de Nicolas Cage y Juju Chan, pero todo casi anecdótico. Una sucesión de secuencias de acción ligeramente unidas por una trama muy básica, que podrían haber levantado el resultado general algo más, ya que, al menos, están bien coreografiadas, pero…


La dirección y el montaje en las escenas de lucha no permiten que disfrutemos del todo de las peleas. Contar con gente con una excelente técnica como son Moussi, Tony Jaa, Juju Cha o Marrese Crump, además de Frank Grillo, deberían bastar para proporcionar el menos un buen entretenimiento marcial, y aunque las coreografías son buenas, nada del otro mundo, se estropean con tanta cámara lenta, ángulos equivocados y, en general, un montaje que pretende dar espectacularidad sin lograrlo. La propia historia contiene una épica que termina por desmoronarse por tantas pretensiones que tiene la película, olvidando contentar al espectador habitual. No obstante, respecto al diseño de las peleas, si bien nos muestra técnicas de las habituales en las filmografías sobre todo de Moussi y de Jaa, le falta algo de garra a la película. A veces parece hecha sin ganas. Por suerte, Juju Chan es quien sale mejor parada, con un papel más largo de los habituales y donde se puede lucir marcialmente, sobre todo con los nunchakus, de los que es especialista. Que cada luchador tenga un arma diferente conlleva a ver coreografías variadas, con armas y sin ellas, y al menos eso se agradece. A Moussi le lastra un poco Logothetis, y aunque le da trabajo, no consigue despuntar, y eso que aquí interpreta a un personaje muy diferente al que interpreta como kickboxer, pero tampoco está muy desarrollado y no contiene matices donde Alain pueda apoyarse para crecer como actor. El peso de la película queda demasiado repartido, dejando que todos se luzcan en ciertos momentos, incluyendo Nicolas Cage, en un papel de esos extremos y paródicos que suele interpretar en estos años. Tiene sus momentos de lucha, debidamente doblado, y se nota que le han querido dar bastantes minutos e importancia para la propia trama, con una secuencia que mantiene el tono épico de estar por casa que tiene. Menos suerte tiene Rick Yune, que sale muy poco y con contradicciones en sus acciones, en un papel que recuerda al indio de Depredador, Billy, que interpretó Sonny Landham.

Podría ser peor, eso es obvio, pero debería ser algo mejor. Usar elementos ya algo trillados del cine tiene un pase, pero si quieres ofrecer una buena película de artes marciales debes trabajar un poco la historia y sobre todo cuidar el aspecto visual, y aquí todo tiene un tufillo chapucero y esa sensación de lo que podría haber sido, una locura marcial mucho más impactante y entretenida.

NOTA: 3

Comentarios