LA IMPORTANCIA DE LOS LIBROS EN EL CINE ASIÁTICO Y MARCIAL


Hoy es 23 de abril, el Día del Libro, pero no voy a hablar de mis libros, aunque sí de la importancia que han tenido tanto en mi trayectoria como en la difusión del cine asiático y marcial tantas obras. Al margen del placer que provoca comprar, abrir y leer cualquier libro, cuando el mismo trata temas que amamos, ese placer aumenta exponencialmente y cuando eres de una generación que creció con los videoclubs, sin internet y con muy pocos libros que hablasen de cine asiático y marcial, e incluso revistas, sólo con Dojo y Bruce Lee, y alguna honrosa excepción, que apareciesen publicaciones que aumentasen nuestra información, nuestra pasión e incluso el hambre de saber más y más, contribuyeron a que pudiésemos profundizar en todos estos temas. También es evidente el orgullo personal que siento al poder aportar mi granito de arena al tema con mis libros, artículos y colaboraciones varias, formando parte de esta comunidad dedicada al cine asiático en general (ya sea marcial o no) donde podemos debatir, conversar y debatir, exponiendo nuestros puntos de vista que, en mi caso, llevan a dos objetivos, seguir aprendiendo y compartir tanto con los expertos como con los aficionados lo que personalmente aprendo y descubro. Y todo esto tiene su fiel reflejo en los libros.

Cuando comencé con el fanzine Ronin, en diciembre de 1999, respondía a la necesidad de cubrir ese hueco sobre el cine asiático, relegado a los artículos sobre cine marcial de Pedro Conde en Dojo y en su hermana, la revista Bruce Lee, ampliado a algunas otras revistas de artes marciales así como artículos en revistas de cine como Acción, con Miguel Juán Payán a la cabeza y pocas muestras más. Por todo ello decidí crear el fanzine, que fue creciendo número a número. Pero en 1997 me compré el primer libro sobre el cine de Hong Kong que conocí, Honor, Plomo y Sangre, mismo año en el que salía Made in Hong Kong, de Domingo López y que compraría años después. Dos obras que cubrían ese hueco hablando de la historia y de tantas y tantas películas que habíamos visto en los videoclubs, aunque no identificáramos estrellas, directores o títulos. ¿A cuánta gente le pasó lo mismo que a mí? A muchísima. Si en mi caso fue un aliciente para comenzar mi modesta revista, hecha con fotocopias, para muchas otras personas les hizo nacer ese gusanillo para adentrarse en este fascinante mundo. Y tras estos libros fueron naciendo muchos otros que abarcaban diferentes temas: Yakuza Cinema. Crisantemos y Dragones de los hermanos Aguilar, John Woo y el cine de acción de Hong Kong de Pedro Berruezo, Johnnie To. Redefiniendo el cine de autor, de varios autores editado por CineAsia y el Festival de Sitges, Takashi Miike. La provocación que llegó de Oriente, coordinado por Ángel Sala y Desirée de Fez, Lucha de Gigantes, de Juan Luis Sánchez y Luis Miguel Carmona sobre Godzilla, Cine de Samuráis. Bushido y Chanbara en la Gran Pantalla de Juan Manuel Corral, Asia Noir. Serie Negra al estilo oriental de Roberto cueto y Jesús Palacios, La Leyenda del Luchador Borracho, sobre Jackie Chan de Gerardo Santos… y muchos más. Antes de todo esto es cierto que había libros que hablaban sobre cine japonés, cine de autor y grandes nombres, pero respondían más a un tipo de cine habitual en los festivales más prestigiosos dejando fuera otros géneros, estrellas y directores que no ganaban premios internacionales. Gracias a todos estos libros, ayudaban a que tuviésemos acceso a otro tipo de cine ignorado (y a veces denostado) por la crítica profesional. Esto no significa que esas obras sobre Kurosawa o sobre cine clásico sean inferiores o deban ser criticadas, al contrario, son obras necesarias e indispensables para poder conocer la Historia del Cine Asiático (así, en mayúsculas) y al unir todo esto, es fácil construir esa historia, pero sin dejar nada ni a nadie fuera. En muchas ocasiones las editoriales y las tiradas de algunos de los libros mencionados (y quiero dejar claro que hay muchos más que no he indicado, como los que salen en festivales como Sitges o Nits de Cinema Oriental de Vic) son pequeñas, lejos de convertirse en bestsellers pero que se han vendido bien gracias a eso mismo, siendo obras muy concretas para los fans de cada género, actor, actriz o director y demostrando cierto respeto, por así decir, por todos ellos.


Por otro lado, es evidente que de entre todos los libros publicados, no todos son buenos, con errores, ahora evidentes, pero recordemos que algunos de ellos salieron en épocas donde internet no es lo que es ahora, y a veces documentarse sobre ciertos temas era harto complicado, llegándose a encontrar mucha desinformación. Todo esto ayudó y ayuda a conocer otra historia, la del propio cine asiático en España e incluso ayudó a que apareciesen nuevas y mejores obras que corrigiesen los errores vertidos en sus páginas. No obstante, en este siglo XXI siguen saliendo libros con errores, muchas veces respondiendo a una explotación de ciertos temas que se ponen de moda y con ansias de hacer caja. Pero al igual que los autores nos documentamos y contrastamos la información que aparece en nuestros libros, el lector debe hacer lo mismo ya que podría afirmar que todos y cada uno de los libros que salen tienen información buena, aunque sea poca, por lo que al leer lo que sea en uno de ellos, y luego leer en otros, e incluso en revistas o webs, esos datos contrarios pero verídicos, nos ayuda a ampliar nuestros conocimientos. Uno de los problemas que provocan estos errores de documentación suele ser que el autor es ajeno al cine asiático, firmando obras de encargo dirigidas a un público general, pero en la actualidad, la mayor parte de escritores suelen tener unos vínculos muy fuertes con el tema del que nos habla. Personalmente (bueno, todo este texto son opiniones personales) creo que es necesario que los autores escriban sobre temas que les apasionen o al menos relacionados con los mismos. Es decir, si te encanta Bruce Lee y el cine de artes marciales y te encargan escribir sobre el cine de la Shaw Brothers, puedes tener menos información de la Shaw, pero gustarte igualmente, por lo que terminarás, o deberías, informándote sobre el tema para escribir el artículo o el libro. Pero si sólo te gusta el cine de Kim Ki-duk y escribes sobre Jackie Chan, puede conllevar errores. Esto no significa que no se pueda escribir sobre temas ajenos, pero sí necesita una investigación más profunda, acudir a las fuentes y tener el mismo cuidado para crear un libro por encargo que uno más personal. Tengamos en cuenta que cada libro tiene unas intenciones determinadas, y pongo un ejemplo del que debatí en el grupo de Facebook Locos por el Cine de Acción de Dragonz para explicarme. El documental Iron Fists and Kung Fu Kicks (2019) nos presenta una serie de datos, películas y nombres del cine de Kung Fu y su repercusión en Occidente, pero no aporta nada nuevo a los que llevamos toda la vida viendo, leyendo y estudiando el subgénero, por lo que, si escribo una crítica sobre el mismo, tengo que tener en cuenta que es un acercamiento básico a este tipo de cine, y no ponerlo a parir por ser básico. Está claro que no es un documental dirigido al público más viejuno, si no a las nuevas generaciones que descubrieron a Jackie Chan en Hora Punta (1998) Y es lo mismo que ocurre con algunos libros.

Dicho todo esto, es necesario que sigamos acercándonos a todo libro que aparezca sobre el cine asiático y/o marcial, no sólo para apoyar a los autores, entre los que me encuentro, sino para seguir aprendiendo y descubriendo y, de esta forma, agradecer a todos los que han venido antes por su trabajo, sean o no buenos libros, ya que al final, incluso si están llenos de errores, provocan en el lector más ganas de seguir investigando, de encontrar esos datos reales para que sigamos aprendiendo sobre este cine asiático y marcial que a tantos nos apasiona, y qué mejor que dedicarles en el día de hoy a todos ellos esta pequeña y modesta entrada en el blog. ¡Feliz Día del Libro!

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